Por: Cristian Torres Rodríguez
La novia fea es un prototipo que en algunos casos es negada por ciertos personajes que resultan ser voraces y que sin escrúpulos acumulan votos bajo las sábanas. Todos la niegan, nadie se atreve a tomarla de la mano en público y mucho menos a salir a bailar con ella.
Sin embargo, pese a ser rechazada en público, a veces es apetecida en privado. ¡Ella feliz! Y eso demuestra que todo tiene su cliente, a veces se vende más que un tamal en domingo por la mañana.
Ella no es inocente y aunque sabe que carece de atributos, está lista para ser la amante escondida. Una de sus virtudes, es que es comidilla de boca en boca de varios, lo cual le garantiza vigencia entre su clientela, sin embargo parece una prostituta, pues está dispuesta a irse con cualquiera, pero, a quien sea pillado con ella, será castigado por la sociedad, mirado con ojos inquisidores y rechazado para quedarse en el recuerdo de la miseria.
Hoy día ella se contonea con una rosa, dejó de ser la violenta del barrio y busca la reconciliación o aceptación de la sociedad, como cuando se pasa de la vida alegre a la responsabilidad que exige el mundo occidental.
Ya tiene 54 años de dar lora y aunque tantos hoy la nieguen, la han sacado a pasear al Caguán, a Florida y Pradera e incluso a Oslo y La Habana, con el fin de hacer las paces en esa relación tormentosa, no hay sea que sigan naciendo hijos bastardos.
En el ocaso de su vejez, aún tiene admiradores, ni más ni menos que 54.532 por un lado y 32.636 por el otro, pero es tan fea, que parecería que esos casi 80 mil seguidores estuvieran en el closet, tal vez por sus traiciones.
Ahí está a la espera, con el corazón palpitando a media marcha hasta el 27 de mayo, aguardando si su presencia suma a algunos o resta a otros y con zozobra hasta el 17 de junio, donde sabrá si la violencia intrafamiliar le da en la jeta o si por fin, puede ser reconocida como la descarrilada que logró enderezar su camino ad portas de la tercera edad, donde llegará al fin de sus días.
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