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unnamedPor: Sebastián Villate

Alguna vez se han preguntado ¿cómo habría sido afrontar la pandemia del covid-19 durante una guerra interna?

La crisis en los hospitales sería mayor; la disponibilidad de camillas se reduciría; el pico de infección por covid-19 aumentaría por la permanencia de más personas en los hospitales incrementando el número de contagiados, por ende, el número de muertos; y, por último, sería un festín político para aquellos populistas de izquierda y de derecha. A esto habría que adicionarle los atentados a las que el campo y las ciudades estarían expuestas: bombas a los oleoductos, cortes de luz por bombas en torres primarias, secuestros, extorsiones, entre muchos otros.

No solo existiría miedo a salir a la calle por un posible contagio, sino también por una guerra interna que perjudicaría desde el campo hasta las ciudades. Nadie estaría exento de sufrir el flagelo de la guerra, aunque esta tuviera más impacto en la Colombia profunda, la Colombia olvidada, el campo.

Estas son solo algunas de las situaciones a las que nos enfrentaríamos como país si no se hubiese firmado el Acuerdo de Paz con la Guerrilla FARC-EP.

La historia nos demuestra, de nuevo, que el Acuerdo de Paz fue una de las mejores decisiones del Gobierno Santos. Nos reafirma que fue una decisión tomada pensando en el futuro y no en un Nobel de Paz, como muchos dicen. Nos demuestra que es mejor vivir en paz que en una guerra constante que, además, vulnera derechos fundamentales de todos los ciudadanos.

Tuvimos que aceptar muchos sapos y sufrir algunos traspiés, que con seguridad seguirán ocurriendo (esto es un aprendizaje constante), pero como sociedad debemos estar unidos para superarlos. Es el momento de aplaudir lo bueno y criticar lo malo.

Es hora de re-direccionar los recursos y apostarle a un servicio de salud integral para los ciudadanos; apostarle a otorgar mejores garantías laborales a los empleados de dicho sector; pensar en salvar las vidas de los colombianos sin arriesgar las de los médicos y enfermeras. Es el momento de generar un impacto positivo en el sistema de salud, ahora más que nunca se necesita.

Adenda: La consigna de “para la paz todo, para la guerra nada” debería reformularse en tiempo de pandemia y ser “para la salud todo, para la inequidad nada”. No es justo que hasta para morir exista una brecha de desigualdad e inequidad.

Redes Sociales: @SebasVillateB

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