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Por: Libardo Aldana

La historia nos ha demostrado que los conflictos van evolucionando con en el tiempo. En las primeras guerras los antepasados luchaban con palos, piedras y, sobre todo, con fuerza física, todo por el control del territorio, la economía y por expandir imperios.

Posterior a la expansión del hombre por el planeta, las formas de lucha cambiaron gracias a su ingenio y, claro está, la innovación jugó también un papel fundamental. Es así como se inventaron las armas con el fin de igualar y superar la fuerza física. Es por esta razón, que, durante la Primera y Segunda Guerra Mundial, las batallas que se libraron fueron con potentes arsenales bélicos, en donde incluimos fusiles de largo alcance, aviones con potencial de destrucción y, lo más significativo, la bomba nuclear que dejó muertos, colapso en la economía y nuevos ordenes mundiales.

En la actual coyuntura de covid-19 encontramos una gran similitud de situaciones para poder afirmar que estamos en una guerra. Como les explique antes, el ser humano es evolutivo, pero al parecer la ambición e instinto humano no lo es, los Estados quieren expandirse y fortalecer su economía, dirigir el orden mundial, como pasaba en las guerras de nuestros antepasados, en donde se luchaba cuerpo a cuerpo por mantener o expandir territorios.

La primera similitud para afirmar que es una guerra son las personas que mueren. En la Segunda Guerra Mundial el número de personas que murieron se estimó entre 50 y 60 millones. Ahora bien, según reportes de la Organización Mundial de la Salud, las personas que han muerto por covid-19 son 2 millones y medio, hasta la fecha esta cifra incluye a todos los países.

La segunda similitud es el colapso de la economía. Según el diario Forbes, el único país que aumentó su PIB en el año 2020 fue China, el resto de los países han sufrido consecuencias económicas negativas por el covid, ya conocemos el caso de Latinoamérica, Europa y Estados Unidos.

La tercera similitud es el cambio y nacimiento de nuevos ordenes mundiales. Para nadie es un secreto que la pandemia cambió muchos estilos de vida. Pero, sobre todo, marcó la manera de hacer política. Un ejemplo para este argumento es que, por primera vez en la historia, un presidente de Estados Unidos perdió su reelección. Los demócratas en cabeza de Biden ganaron el cargo más importante en el mundo, pues en sus debates predominó el tema del covid-19 como punto principal. Como consecuencia, Trump perdió su cargo.

La cuarta similitud es la lucha de todos los países por ser protagonistas en el conflicto; la mayoría de los estados, que son hegemonías mundiales, están en la lucha por generar una vacuna contra este virus. Tenemos a Rusia, China, Estados Unidos y otros países relevantes dentro del sistema internacional que trabajan día a día por mostrar al mundo que ellos tienen la tecnología para poder vencer este enemigo mundial.

La quinta y última similitud es la de un ganador. Pues bien, algunos líderes mundiales acusan a China de crear este virus. Ha sido un país con cifras bajas de muertos por esta enfermedad, su economía se mantuvo y, aunque no se sabe con exactitud si las cifras son verdaderas o no, este país se muestra fuerte para afrontar este enemigo invisible. Por otro lado, empresas europeas y americanas quiebran a raíz de esta situación, se ha aumentado el desempleo y, según estudios, se ha perdido más de dos décadas en la lucha contra la pobreza.

La única diferencia entre las anteriores guerras y el 2020 es que las armas cambiaron, ya no son balas, es un virus que nadie ve, que no tiene fronteras y que se trasmite por saliva. Sea como sea la población mundial está luchando contra un enemigo invisible y silencioso, que enferma y mata a personas sin importar nacionalidad o condición social, igual que en conflictos anteriores.

Twitter . @AldanaLibardo

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