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Qué palabrota es ‘homenaje’: rendir respeto a alguien. Ser humano no es un respeto. Es una realidad. Incluso para Hugo Chávez. Incluso para los que odiamos.

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Aman gritar que todo análisis de alguien que odiamos es «un homenaje«; uno sin justificación, claro. 

No lo dudan un segundo.

Tras el fracaso del estreno por RCN de la serie El Comandante, el debate mediático se armóbueno, quedó más que claro cómo funciona la incapacidad de hacerse preguntas: en Colombia llaman a la producción de Sony un «homenaje» o una «apología del delito» (término del que los comentaristas ya habían abusado cuando El patrón del mal estaba en auge); en Venezuela, por su parte, la serie es «una tergiversación» de la vida de Chávez.

¿Qué veo yo de estas reacciones? Los televidentes no quieren ver historias complejas en la pantalla. No les interesa y no quieren decirlo tal cual. Veo que, desde la butaca de sus casas, quieren emocionarse sin preguntarse por lo que sienten. Veo que les encanta juzgar lo que hay en la tele sin juzgarse a ellos mismos.

Y ahora sí que se armó la fija: ya que hay fecha de estreno en Colombia de la que sería la competencia directa de la serie sobre Hugo Chávez, Sobreviviendo a Pablo Escobar, Alias J.J., la dimensión del debate sobre «los homenajes» aumentó y seguirá en auge. Ayer (viernes 4 de febrero), en W Radio, varios oyentes argumentaron en vivo -y en comentarios web- que no iban a ver ninguna de las dos series porque ni a Chávez ni a ‘Popeye’ se les debía hacer un «tributo» en una serie de televisión. Yo oía cómo decían, apasionados, que no hay que hacerles «monumentos» a estas personas con producciones de este estilo. Ah, sí: pocas veces aclaraban si habían visto El Comandante o no en primer lugar.

Los televidentes no quieren ver historias complejas en la pantalla. No les interesa y no quieren decirlo tal cual.

Primera sorpresa: que equiparen una producción televisiva con un acto de respeto. ¿Acaso pensamos que la cultura debe honrar aquello que amamos como sociedad y rechazar exclusivamente lo que no queremos ver? Eso es, ¡ah sí!, «comodidad»; y créanme: no necesitamos tanto de eso en este momento.

Segunda sorpresa: los televidentes tienen clarísimo que un ME GUSTA o NO ME GUSTA no basta para reaccionar. Sus pasiones se dejan ver pero, aún con eso, solo miran hasta donde quieren ver. No dudan de na-da.

Y eso que de Alias J.J. se sabe que se estableció el mismo precepto de producción que para El Comandante: «se mostrará un lado humano del protagonista, o sea que no se tomará partido por él». La inseguridad de verse incómodos no los deja escuchar esta propuesta. Así se ignora deliberadamente un factor: un producto cultural, tal como una serie de televisión, un libro o una obra de teatro, no es un homenaje automáticamente. No es lo mismo respetar a un personaje que tratar de mostrar sus facetas humanas. Facetas, etapas y momentos por los que toda nuestra especie pasa: amoríos, infancia, adolescencia, desencuentros. ¡Dudas!

Las pasiones (de los televidentes) se dejan ver pero, aún con ese conocimiento, solo miran hasta donde quieren ver. No dudan de nada.

Por eso, al tildar como parte de una apología del delito o de un homenaje injusto lo que se está negando es la humanidad de Hugo Chávez y la de ‘Popeye’. Qué suerte que haya hechos que no se pueden refutar, como la importancia del expresidente venezolano en el imaginario de cada uno de los latinoamericanos. Perdón, pero esto es de una trascendencia equiparable a la repercusión que tiene de Pablo Escobar en la mente colombiana.

Más allá de buenos o malos ratings, admitamos que los asesinos, los violadores, políticos y dictadores son tan humanos como nosotros. ¿Da miedo? Sí. Sin embargo, si creemos en que nacemos como humanos con derechos solo por existir, hay que dejar de lado las pasiones deshumanizantes (al menos por una hora frente al televisor). Si no, escriban lo que piensan de verdad sin maquillaje:

«Todos los humanos somos iguales, pero algunos somos más iguales que otros».

Maru Lombardo

@puntoyseacabo

P.D: Échenle un vistazo a este texto sobre las diferencias entre El Comandante de RCN y el de TNT. Falta ver si Caracol, efectivamente, va a mostrar a un ser humano o las dotes de un sicario.

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