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Son las 3 de la tarde y el matrimonio es a las 4 p.m., estoy sentado, quieto para que no se me arrugue la camisa tratando de respirar normalmente gracias a la corbata mientras miro a Carolina en pijama, apenas maquillándose; no digo nada, para qué entrar en conflicto.

Pienso en otra cosa no quiero alterarme, vamos de fiesta y realmente no vale la pena discutir hoy, así que me lleno de paciencia y me pongo a ver la televisión; al menos hay fútbol y pues ya estoy listo.

No sé cuánto tiempo ha pasado, pero el partido ya se va a acabar, son las 3:45 y el matrimonio es a las 4, inevitablemente llegaremos tarde, Carolina sigue haciéndose no sé qué tipo de moño mientras me atrevo a decirle con cariño que se hace tarde. «Me pongo el vestido y salimos, amor». Me convencen sus palabras. Le creo… Siempre le creo.

Son las 4 de la tarde y ya se arrugó mi camisa, Carolina por fin está arreglada me pregunta si se ve bien y le respondo que se ve linda… Se mira al espejo y decide cambiarse, son las 4:20 ya se va a acabar la misa, le suplico que no se cambie, que se ve hermosa, preciosa, deslumbrante, grandiosa y espectacular.

Ya es tarde, mis palabras no tienen reversa. Carolina se está cambiando y yo solo tengo que tener paciencia, al fin y al cabo fue mi culpa y ya no alcanzamos a llegar a la misa; llegaremos a la fiesta.

Carolina sale vestida de «vino tinto», esta vez ya no me pregunta cómo se ve sin embargo le digo que se ve hermosa, me sonríe y me da un beso que luego limpia con sus dedos. Nunca entenderé para qué hace eso pero me parece cariñoso.

¡Al fin nos vamos! Estamos felices aunque vamos tarde, de verdad no queremos perdernos la fiesta y estamos con nuestra mejor actitud, el sol brilla y nosotros nos sentimos enamorados. Lo sé, hablo por los dos. Pero es que lo veo en su cara.

Llegamos a la fiesta y ella me ayuda a ubicarme, yo busco algo para tomar, es lo que siempre hago, pero ella me detiene y me advierte que tenga cuidado, que no tome mucho, que no coma pasabocas porque me hacen daño y que salude a sus tías amablemente aunque no las soporte. Siempre le hago caso.

Mis amigos me dicen que Carolina me mandonea, que me cohíbe; yo les digo que no, incluso en dos ocasiones he tenido algún conflicto con ellos por sus juicios aunque nunca pasó a mayores.
Carolina no se ha enterado de eso, no considero que sea importarte que lo sepa.

La fiesta está en su punto más alto, Carolina baila con todos, yo la miro, me encanta verla feliz, ella ama bailar y fue así como nos conocimos. Bailando.

De vez en cuando y con ayuda de algún amigo me escapo a tomar un trago; me tomo 4 o 5 tragos y ya estoy entrando en «confianza» mientras veo a lo lejos a Carolina bailando y sonriendo mientras habla con Eduardo. Mi mejor amigo.

Me pasé de tragos, es evidente porque ya tengo una corbata amarrada en mi frente, la felicidad me embarga y me siento afortunado y aunque Carolina se puso brava, se sentó en mis piernas y me besó. Ella me hace muy feliz y no sé qué haría sin ella.

La fiesta está en su apogeo, yo la quiero seguir pero Carolina está cansada y no me dejó ir. Mis amigos se burlan, me dicen que me hacen falta pantalones y que yo puedo decidir. Sin embargo yo me voy con Carolina ante las mofas de mis amigos borrachos.

Llegamos a la casa y Carolina está muy cansada. Y yo muy borracho, pero la pasamos muy bien, hace mucho no íbamos de fiesta y esta ha sido muy buena.

Una copa después nos vamos a dormir, Carolina ya se ha vuelto experta en acostarme y ponerme la pijama, aunque muchas veces no lo hace, cuando quiere jugar. Amo esas noches.

Definitivamente trabajo muy duro para poder hacer muchas cosas más con Carolina, quisiera poder ponerme la pijama yo solo, bailar con ella y entrar caminando tomado de la mano a su lado.

La terapia ha sido dura y espero avanzar pronto y ver resultados. No perdemos la fe. Carolina y yo estamos seguros de que muy pronto esta silla será solo un recuerdo más de nuestra historia.

Gracias por leer esta historia que aunque pareciera triste es muy muy feliz. Sin embargo, lo invito a hacerse la pregunta, ¿cuántas veces hizo juicios durante la lectura?
¿Ahora entiende el mensaje?

Gracias por leer

Por

Pineda

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