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Se ha preguntado ¿qué sabe usted de redes sociales? Yo estoy seguro que sabe publicar una foto, crear un post en Facebook o Twitter para expresar lo que quiere, pero ¿sabe qué es un «Reel», un «IGTV», un «Tik-tok», «Twitch», o un «Fleet»?

Pues son palabras que hacen parte de un nuevo lenguaje, una nueva forma de comunicación universal que si usted no reconoce ya está perdiendo fluidez digital, y se está quedando atrás en este mundo de las comunicaciones digitales que va a toda velocidad y no da espera de adaptación. Mejor dicho, el que se quedó, se quedó.

Sin embargo, para los jóvenes estas son palabras clave en el día a día aunque algunos padres, en su afán de formar gente de bien, pero analfabetas digitales, no ven con buenos ojos el hecho de que sus hijos se pasen los días pegados a sus teléfonos haciendo lo que consideran «pendejadas sin sentido». Otros, más abiertos de mente, se sumergen en el mundo de las redes y cuando entienden de qué se trata la cosa, han sabido unirse y en muchos casos participan activamente con sus hijos.

Hace unos meses, en plena pandemia, hablé con un amigo que de redes no tiene idea y que a duras penas maneja su Facebook con una foto de perfil, fondo azul con la cara seria y que no ha cambiado simplemente porque no tiene ni idea de cómo cambiarla y pues tampoco le interesa.

El hecho es que me llamó para preguntarme, bastante preocupado, sobre lo que estaba haciendo su hijo de 16 años, el cual solo quería jugar videojuegos, y aunque esa situación de los videojuegos no le preocupaba, sí le asustaba que su hijo mencionara las palabras «En vivo» y le hablara a un computador sin un interlocutor aparente. ¿A quién le habla? Se preguntó varias veces al verlo interactuar con la pantalla, y además lo hacía mientras jugaba.

«A mí sí me pidió autorización para abrir unas cuentas y unas vainas que están a nombre mío, pero yo nunca reviso esos correos hasta hoy y es por eso que lo llamo a usted que sabe», me dijo.

Pues resulta que el joven pasaba sus días haciendo transmisiones en vivo en la red social Twitch, esta red, propiedad de Amazon, está dedicada a los juegos de video, donde los usuarios simplemente juegan su videojuego favorito mientras miles de personas, en vivo, lo ven jugar e interactúan en directo. Las transmisiones pueden durar horas y funciona las 24 horas del día.

Pero eso es solo el comienzo, la red social «monetiza», es decir permite la opción de ganar dinero, a los usuarios que cumplan ciertos requisitos, ese dinero se gana por medio de suscripciones y donaciones por parte de otros usuarios, eso sin contar con el enorme desfile de las marcas de tecnología y videojuegos, quienes tienen el ojo en la mira de los usuarios más activos y que llevan más público a esas transmisiones.

Eso exactamente era lo que estaba viviendo mi amigo y su hijo, pues gracias a su jugar constante el muchachito había acumulado un grupo de varios miles de fanáticos, los cuáles, entre «chiste y chanza», le habían hecho ganar casi 1.300 dólares a través de una cuenta de Pay-pal (un sistema de pagos en línea), y que el papá, mi amigo, había ignorado en los correos por considerarlos una clase de estafa.

Después de explicarle la situación y de verle la cara absolutamente transformada por la novedad, mi amigo simplemente no podía creer que las cosas fueran así.

Hoy por hoy mi amigo, antes ciudadano analfabeta digital, es el representante o «Manager» de su hijo. Ayuda a instalar, a iluminar, a monitorear y a manejar toda la parte legal con las marcas y la parte monetaria.

Ha creado un fondo de ahorro para el futuro y se han hecho un gran equipo con su hijo que sigue haciendo tareas, tendiendo su cama y estudiando con buenas notas porque esa es la única condición para que pueda seguir haciendo transmisiones en vivo.

Este tipo de historias se ven cada día más seguido, y aunque el camino no es fácil y muchos se queman en el intento, lo cierto es que si usted es padre, debe tratar de hablar ese lenguaje, no solo para saber en qué anda su hijo o hija, sino también para hablar el mismo lenguaje y no quedarse atrás en esta vida loca y veloz.
Y quién sabe… De repente le pega y la rompe.

Gracias por leer

Feliz semana.

Por. Pineda

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