Ante la pregunta elemental de para qué matarnos los colombianos, surgen respuestas sin sentido que pretenden justificar la acción perpetua de la confrontación. Estratégicamente puede ser una opción taquillera que sirve para aferrarse al poder, pero históricamente la respuesta pasará como la alternativa de guerra que tiene como único libreto: la oposición a la paz. A los opositores de la paz hay que insistirles que la meta no son las próximas elecciones, sino las próximas generaciones.
Después del gesto histórico del pasado 23 de junio de 2016 donde se anunció el fin de un conflicto armado que dejó más de doscientos veinte mil muertos y más de cinco millones de desplazados, se vienen preguntas como: ¿Qué va a pasar si la Corte Constitucional no aprueba el plebiscito como mecanismo de refrendación?, ¿Qué sucederá con las condenas vigentes en la justicia ordinaria para los actores del conflicto por graves violaciones de derechos humanos? O ¿Qué garantías tendrá el proceso en las regiones donde triunfan los opositores de la paz?
Con el fin del conflicto existirá un antes y un después en la manera de repensar el país. El objetivo es romper con ciclos fatales de violencia colectiva que nos han doblegado ante espirales históricos de muerte y lucha armada. Doscientos veinte mil muertos es como llenar tres veces el estadio metropolitano de Barranquilla y matar a todos los que caben ahí. Más de cinco millones de desplazados por la violencia es como obligar a todos los habitantes de Medellín y Cali a abandonar su ciudad. Lo inconcebible es que algunos siguen bravos porque se busca detener semejante éxodo y genocidio.
La “mal apodada” resistencia civil a la colombiana manchó la génesis de la auténtica resistencia pacífica ante la opresión liderada por el mismo Gandhi o Martin Luther King. Pero en Colombia la resistencia se hace desde el resentimiento para oponerse a la paz, se dice que es pacífica pero se alimenta del odio y se invita a que se firme para continuar con la violencia. De forma increíble, todo al revés.
La impunidad existe desde hace años en Colombia y es apenas lógico pensar que en este proceso de paz no habrá justicia absoluta. Ni con dinero, verdad y garantías de no repetición se podrá recuperar lo perdido. Son las mismas víctimas las que piden acabar con el conflicto, son los mismos campesinos y soldados pobres los que no desean sumar un muerto más. Puede que la justicia transicional no resuelva todos los problemas que deja la guerra, pero seguramente hará mucho más que la justicia ordinaria.
Con la Ley de Justicia y Paz para desmovilizar al paramilitarismo colombiano, surgieron penas condenatorias en Colombia y en el exterior. Se acudió a la extradición, a penas de máximo ocho años por delitos graves, se metió gente a la cárcel, cayeron algunos políticos, otros se exiliaron y al final la violencia continuó desde las bandas criminales -bacrim-, desde la libertad de algunos líderes y desde el rebautizamiento del paramilitarismo. ¿Sirvió de algo?
Los acuerdos de paz, son solo eso: acuerdos. La paz es un proceso de construcción permanente que no llegará con una firma. Los problemas y las soluciones para Colombia empiezan en el campo y los atraviesan la desigualdad y la corrupción. El conflicto es una consecuencia de ello. El acuerdo es tan solo el inicio de una nueva historia libre de guerra donde todos tenemos que participar desde la libertad de nuestra forma de pensar.
A finales del año dos mil, el profesor Pedro Valenzuela en una clase de resolución de conflictos nos puso como ejercicio unir nueve puntos (que formaban un cuadrado) con cuatro líneas rectas. Nadie resolvió el problema porque todos buscábamos la respuesta uniendo líneas dentro del cuadrado. El profesor nos estaba diciendo que la mejor forma de resolver los conflictos es rompiendo con los esquemas y saliéndonos del cuadro.
Tal vez, el profesor nos estaba dando puntadas sobre la justicia transicional y nosotros estábamos descubriendo el retraso que le generan las mentes cuadradas a los procesos de paz.
El historico acuerdo con el M-19 no freno esa barbarie y menos la corrupcion, fue todo lo contrario, la estimulo. Por favor no hablemos de paz, hablemos de fin de conflicto con la legitimacion de un cartel, ya que muchos no se acogerán y otros se crearán y la paz habrá fracasado. Será que este holocausto contra nuestra institucionalidad? Traerá paz, siendo un acto legislativo que ni siquiera el pueblo en ejercicio de su poder constituyente primario en el futuro podrá modificar.
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Ahora pase por su platica a palacio, por este blog.
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putos;uribestias
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La paz no se dá en la misma forma como se resuelve un problema matemático o un ejercicio geométrico, no es como soplar y hacer botellas, ni con solo firmar, la paz puede obtenerse de muchas formas, que no son fáciles pero sí variadas, mediante diálogos como el actual, o guerras, como en otras épocas en que él que se imponía ese era el que hacía la paz, pero existe otra forma de hacer la paz y es la que proviene de Dios.
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Según el parroquiano como existe impunidad, en el proceso de paz cabe la injusticia y pensar lo contrario es odio y tener mente cuadrada. La paz hay que construirla atacando la corrupción, la desigualdad social y la injusticia, imponiendo orden y creando fuentes de trabajo. No con esquemas sacados del sombrero por los profesores que sean.
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Desafortunadamente las FARC no son democraticas, se comportaran como tales mientras llegan al Poder luego vendran los juicios revolucionarios, las Purgas y la represion y finalmente la Dictadura Socialista de la HEGMONIA NACIONAL POPULAR omo sucedio en venezuela (averigue que es esto, ilustrese e informese). en un pais corrupto electoralmente las farc tienen suficinete Dinero para comprar los votos necesarios. O usted es un periodista mermelado o es un ingenuo total por no decir un Idhioohta Util
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Un análisis muy ajustado a la realidad.
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En su perfil del blog no dice una palabra de su relación con el gobierno Santos. Usted ha trabajado y sigue trabajando para el presidente.
En este blog en particular usted utiliza la táctica santista de satanizar a aquellos que consideramos que éste proceso ha sido muy mal llevado, diciendo que somos personas que preferimos la violencia. Por eso llevan el plebiscito a una pregunta simple, quiere la paz, sí o no?. Las farc han sido por muchos años un grupo delincuencial, que no creen en la democracia y quienes no se arrepienten de nada. Entonces por qué igualarlos al estado?. No es cierto que ellos existan por la desigualdad y la corrupción, ellos las han alimentado. Digame un solo peso de la inmensa fortuna de las farc que haya servido en alguna zona del país para disminuir la desigualdad?.
Entonces por qué no liberamos a todos los asesinos y delicuentes de Colombia pues la mayoría se criaron en un ambiente de desigualdad.
Es falso además que en Colombia tengamos una guerra civil. Las farc, el eln, las bacrim, los paras y demás grupos, no representan a ningún colombiano. Son grandes bandas criminales y punto.
Y por último, es un chiste que usted hable de corrupción trabajando para un gobierno corrupto que para mantenerse ha comprado politícos y prensa y que para ser reelecto debió venderse a Ñoños y demás personajes siniestros.
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Larry (o danielslt@yahoo.es): Dependo de mis ideas, e hice parte del equipo por la paz de Colombia y apoyé la reelección de Santos en España. En el apartado «biografía» de javierurrea.com encuentra más información.
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Señor Urrea, es usted un blogger independiente? ha tenido o tiene alguna relación con el gobierno Santos? ha participado en sus campañas?
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gracias por este tipo de análisis muy buen blog, y la tan manida idea de que es que quieren paz sin impunidad esta mandada a recojer, nada es perfecto, tenemos mas problemas pero por algo debemos empezar y desarmar a uno de los actores del conflicto es un muy buen comienzo, el resto es desarmar los corazones y aunque tengamos ideas opuestas las miremos con respeto, que tengamos responsabilidad para sacar a delante al país y sus ciudadanos con solidaridad llegaremos lejos esta paz es la cuota inicial
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No es cierto que quienes no estamos de acuerdo con el proceso de mas queremos continuar la violencia. Lo que pasa es que la forma con se maneja éste es injusta y ademas tampoco es cierto que en colombia las victimas esten pidiendo el perdon. Porque todos los colombianos hemos sido victimas del violento pensamiento de las farc. Muy triste que usted señor urrea justifique todos esos crimenes para imponer la impunidad de quienes han causado tanto horror y peor aun argumenta que como en nuestro pais siempre ha habido impunidad entonces otra mas no importa. Le cuento yo voto por el NO PORQUE QUIERO LA PAZ.
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