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Fue un espectáculo de diplomacia entre impresionante y desconcertante. Los latinoamericanos estábamos todos a la expectativa de lo que iba a ocurrir en la reunión del grupo de rio. Lo que estaba pasando hasta casi el final del encuentro era lo esperado. Ecuador y Nicaragua en sus ataques directos y destructivos contra Álvaro Uribe y el presidente Colombiano defendiéndose como pudo, sin dejar de lanzar uno que otro dardo, además de la presentación al mundo de las escalofriantes pruebas sobre la, en el mejor de los casos indiferencia y en el peor de los casos complicidad, de los gobiernos de nuestros vecinos con las FARC.
Sin embargo ya se veía venir algo que nadie esperaba. Inicialmente durante el día Hugo Chávez cambió su tono agresivo por uno conciliador, a diferencia de sus aliados, posiblemente al ver que la estrategia de atacar a Colombia se le estaba convirtiendo en un problema interno casi inmanejable. Y al final de la tarde pasó lo impensable. La “reconciliación”. El mundo entero observó a Álvaro Uribe tragarse su orgullo y como todo un estadista, abrazar y dar la mano a quienes una hora antes lo trataban de mafioso, asesino y terrorista, a título personal. Ante la mirada perpleja de Chávez, quien inmediatamente se fue a seguirlo, y el total desconcierto y por decir lo menos, desprecio por lo que ocurría de Correa, Álvaro Uribe le dio una lección al mundo de cómo un jefe de estado antepone los intereses nacionales y los de su pueblo, a los personales y los de su gobierno en particular. Colombia entera observó perpleja, entre la tristeza y la admiración, esas imágenes de nuestro presidente corriendo por la sala de conferencias a “hacer las paces” con los lideres que habían ordenado romper relaciones con Colombia y que lo habian declarado el “estado terrorista de América”.
A pesar de no estar de acuerdo, muchos Colombianos reconocemos que los intereses nacionales están con mantener relaciones lo más estables posibles con nuestros vecinos. Si en materia de seguridad nacional tener relaciones con Ecuador y Venezuela no es lo más recomendable, económicamente nuestro país y los pueblos hermanos, la gente, sufrirían grandes pérdidas que obviamente iban a afectar el bienestar de cientos de miles de personas. Por ello el proceso de reconciliación que se inició en Santo Domingo es un resultado muy positivo para los países envueltos en este complejo asunto
Ahora, como lo he escrito antes sobre el tema, Lo verdaderamente valioso de todo este episodio fue lo que se descubrió relacionado con los nexos entre las FARC y los gobiernos vecinos. La estrategia de Colombia ante esas revelaciones debe ser similar a la estrategia implementada por nuestros vecinos durante la crisis, y con el mismo objetivo. Colombia debe fortalecer de manera dramática su presencia en las fronteras, con Ecuador y Venezuela especialmente, pero en general todas nuestras fronteras. Lo que este hecho ha mostrado es que si protegemos decididamente nuestras fronteras, los líderes e insurgentes terroristas que busquen refugio en los países vecinos pues se pueden quedar en ellos, pero a Colombia no volverán a entrar a delinquir; y aquellos que  están dentro de Colombia tendrán que enfrentar el peso de la ley y la contundencia de nuestras fuerzas armadas. No podemos definitivamente asumir que contamos con la colaboración de nuestros vecinos porque los hechos claramente indican lo contrario.
Esta estrategia de igual manera protegerá a nuestros vecinos y su integridad territorial, eliminando con ello el argumento de que no limitan con Colombia, sino con las FARC. Y no se trata de poner un soldado cada 10 metros, o llenar de tanques la Frontera, Se trata de tecnología, de saber en cada metro de tierra que tenemos de frontera, quien está en el, quien lo está pasando, porque razón y para ello es necesario contar con alta tecnología de detección y fuerzas de protección de fronteras que puedan actuar rápidamente en nuestro propio territorio. Estados Unidos está implementando algo así, el llamado muro virtual, en una frontera tan extensa como la que tiene con México y los resultados han sido dramáticamente positivos, ayudando así a controlar la migración ilegal y la posible entrada de terroristas al país.
De este episodio aprendimos que la guerra contra el terrorismo tiene un verdadero carácter global. La internacionalización de la lucha colombiana contra el terror de las FARC se dio de la manera más inesperada posible. La comunidad latinoamericana reacciono justamente frente a la incursión ilegal de Colombia en territorio Ecuatoriano, Ahora, pedidas las disculpas y hechas las promesas de no hacerlo nuevamente, Colombia debe reaccionar de igual manera y convertirse en una verdadera fortaleza que no permita que el terrorismo y aquellos que lo patrocinan continúen tratando de desestabilizar la democracia e instituciones de nuestro país, y peor aún, de sacrificar las vidas y la tranquilidad de miles de Colombianos que sufren las consecuencias de lo que estos grupos y quienes los apoyan hacen cada día.
El mundo conoce ahora la realidad de nuestra lucha y nuestros vecinos han sido puestos en evidencia. Compromisos se han hecho en ambos lados para investigar las denuncias y corroborar las evidencias. Es ahora nuestra responsabilidad y la de nuestro estado cumplir nuestro compromiso del acuerdo y protegernos en caso de que nuestros vecinos no cumplan el suyo. Nuestras fronteras son evidentemente nuestro elemento más vulnerable y la política de seguridad democrática debe enfocarse en fortalecerlas, vigilarlas y convertirlas en lo que deben ser, el puente entre Colombia y nuestra región por donde la economía, la cultura y la vida continúen fluyendo. Lo que hay que hacer es cerrar ese puente desde nuestro territorio, para la muerte, el terrorismo y la intimidación.

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