El juego de las estadísticas en Latinoamérica
Hace apenas 2 semanas el gobierno argentino por fin aceptó que manipulaba de manera desastrosa las estadísticas económicas del país. El Fondo Monetario Internacional tuvo que amenazar con sanciones sino comenzaba a producir datos económicos serios y acertados. Nicolás Maduro lanza estadísticas que pretenden indicar la maravillosa situación económica y política de su país, aunque sus ciudadanos no pueden obtener los productos básicos para subsistir en muchas zonas de la nación y la violencia y el estancamiento económico se ciernen sobre el pueblo venezolano, y peor aún, sanciona y expulsa los medios que se atreven a revelar la realidad.
Estos ejemplos son los más catastróficos, pero de manera general los latinoamericanos sentimos que nuestros gobiernos de alguna manera manipulan la información para mostrar una situación distinta a la realidad. Encuestas electorales en Colombia tratan de ignorar la importancia que el voto en blanco está tomando en la contienda electoral de este año. El gobierno ecuatoriano con sus leyes de control sobre la libertad de prensa, está buscando coartar, o por lo menos limitar la cantidad de información que se divulga en el país.
Las consecuencias de esta práctica son muy simples y muy delicadas: Latinoamérica vive en un estado ficticio, y en mayor o menor grado dependiendo del nivel de manipulación de la información, de irrealismo. Frente a la comunidad internacional esto hace que la confianza en nuestros países se disminuya, y con la falta de confianza llega la falta de inversión. Los países que atraen la inversión en el mundo lo hacen o porque el peso de sus economías es tan grande que así las estadísticas económicas no sean confiables las ventajas son inmensas, como la China, o porque los datos y la información son precisas, confiables e independientes. Nadie se imagina a Estados Unidos, Canadá o la mayoría de las naciones europeas manipulando cifras de inflación o crecimiento económico o desempleo. Las políticas estatales, los planes de desarrollo, de inversión y de endeudamiento dependen de la claridad y certeza de los datos económicos. Argentina ha pagado el precio de esa irresponsabilidad con la falta de acceso a la banca internacional y la disminución dramática de la inversión extranjera.
Las naciones con una actitud más seria frente a este tema como Chile, Colombia, Panamá o Uruguay tienen una buena reputación por sus políticas económicas serias, estables y abiertas a la inversión. Estas naciones sin embargo tienen un camino que recorrer en estadísticas sociales, políticas y ambientales, que son tan importantes y que determinan como los planes de desarrollo deben enfocarse internamente. El continente debe aprender que esconder la realidad puede traer beneficios a corto plazo, pero un daño duradero y en muchos casos difícil de revertir.
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