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Se les cumplió el sueño a las y los ‘beliebers’ en Colombia. Tener a su ídolo Justino Vives alias ‘Justin Bieber’ en El Campín cantando sus mejores éxitos. El ‘pelao’ vende y los encanta. Es famoso, millonario y un polluelo con toda la vida por delante. Para los gustos los colores y todo hasta ahí muy bien.
Como muchas celebridades mundiales también está rodeado de escándalos. Y en casi todos, sus fanáticos y fanáticas se los perdonan por su condición de divo. Es que uno de niño y adolescente siempre fue loco seguidor y enceguecido de algo, de alguien. Todos pasamos por esa etapa de obnubilación infantil.
Lo que no entiendo, en serio, es cómo viene Justin Bieber a pintar grafitis –si es que así se les puede llamar a tremendos mamarrachos que hizo- en las calles de Bogotá, y la policía lo escolta. País de “Ahí estamos pintados”.
Está bien que se reúna con sus ‘beliebers’, canten, lloren y pataleen. Pero cuando a este personaje le da por hacer lo que se da la gana – las repúblicas bananeras son su especialidad porque las autoridades lo ven como un dios del Olimpo- es cuando comienzan los problemas. La escena de Bieber y sus amigos rayando paredes en bienes públicos, con patrullas de policía protegiéndolos, en detrimento de los demás ciudadanos del común que transitaban por la avenida y tuvieron que desviarse para no interrumpir a la estrella, es para sentarse a llorar. Vaya un campesino y párese en plena vía a protestar por algo que considere injusto en su sociedad. Le mandan al ESMAD. Y no precisamente a que lo proteja. Todo ciudadano que visite un país debe mostrar respeto por sus leyes y cumplirlas. ¿Estoy pidiendo mucho?
¿O ustedes imaginan a Diomedes Díaz, J Balvin o Giovanni Ayala rayando y pintando las paredes de una avenida principal en Canadá? Seguro la policía los escolta y cantan con Ayala ¡Así es que se pinta, HP!
Justin Bieber además de pintar paredes también le pintó la cara a las autoridades. ¡Qué pena! Cuentan que ya Elvis Crespo contactó a Bieber para cantar a dúo, en homenaje a la policía, su gran éxito Píntame la carita. Justin Bieber feat Crespo ¡Píntameeeeeeeeeeeeeee…!
¿Qué sigue?
Si a Bieber le hubiera dado por manejar borracho y en contravía ¿Llaman al exconcejal de Chía Carlos Martinez a que hagan piques? Este sería uno de sus mensajes en Twitter:
@justinbieber: Loving Colombia. Country where I can drive drunk in wrong way and nothing happens. Yeyyyy!!!!
¿Y si quisiera pensionarse en Colombia? ¿Contactan al magistrado Villarraga para que le consiga puesto por dos meses en el Consejo Superior de la Judicatura y que eleve su pensión en un 300%?
O tal vez si quisiera invertir en tierras en Colombia, ¿Que lo asesore la familia Dávila Abondano?
O de pronto ser presidente. ¿Llamamos a Uribe para que modifique un ‘articulito’ que permita a un extranjero serlo? Me quedo con Pekerman.
País de “se le tiene”.
¿Por qué Bieber u otros no rayan las paredes de su casa si les parece que eso es arte y libertad de expresión?
Estoy de acuerdo en que haya espacios de expresión para que grafiteros desarrollen su arte. Que estén avalados por las autoridades locales y nacionales. Que trabajen en equipo en aras de la sana convivencia, el respeto por la ley y por los demás. Lo otro es vandalismo. Y hay una delgadísima línea entre uno y otro término, que fácilmente se traspasa y nada pasa. Como en muchas situaciones donde la ley es ambigua. Grafitis sí, vandalismo, no.
Bastante tenemos con algunos divos de la política, la farándula, el deporte y otros escenarios nacionales que creen que aquí no hay ley para ellos, como para permitir que otros pocos extranjeros lo hagan.
En muchos hogares se están gestando muchos Justin Bieber quienes crecen pensando que la libertad está por encima de las leyes, y en especial, de los derechos de los demás.
Dear Justin, please, show some respect.
¡Qué lejos estamos!
Sobre el autor de este blog:
LuisÉ Quintero
En Twitter @donluiseduardo
En Facebook http://www.facebook.com/donluiseduardoquintero
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