Imagínese por un momento que llega a su oficina y su asistente le recuerda las 22 llamadas de acreedores que quieren hablar con usted. Comienzan a llegar notificaciones de demandas de cobro judicial y la DIAN logra embargar sus cuentas corrientes. Sus proveedores de materias primas comienzan a presionar por pagos de cuentas atrasadas y usted no tiene la liquidez para hacerlo. Sin materia prima no hay producción, sin producción no hay ventas. En este momento ya está viviendo una pesadilla. Una pesadilla empresarial.
Claramente en este punto no hay muchas más alternativas que pedir el ingreso de su empresa a Reorganización Empresarial o Ley 1116. Al menos tendrá la posibilidad de suspender los procesos de cobro judicial y darse un respiro con los pagos a acreedores mientras termina el proceso de reorganización. Sin embargo, entrar a la Ley 1116 le dejará una marca difícil de borrar para acreedores financieros y por tanto limitará gravemente su posibilidad de encontrar nuevo financiamiento.
Un problema por otro
Llegar a este punto es simplemente lamentable. En general los problemas se inician muchos meses antes de sufrir una crisis como la descrita en el primer párrafo de este artículo. Pensamos que podemos corregir el curso de la crisis o simplemente minimizamos el tamaño del problema que se nos viene encima. Cuando ya evidenciamos que el problema lo tenemos encima, entonces nos chocamos con la realidad: arreglar el problema es muchísimo más difícil de lo que inicialmente habíamos imaginado. El tiempo que debemos invertir en solucionar el problema nos va a desviar de nuestro negocio, al menos temporalmente.
Minimizar el daño colateral
En un problema de liquidez debe preguntarse si aún tiene la posibilidad de arreglar el impase directamente con sus acreedores o si ya se encuentra en una etapa terminal, tapado de demandas de cobro judicial y/o embargado por orden de algún tribunal de justicia. Comprender la etapa en la que se encuentra de es vital importancia para aplicar el remedio que corresponda. Claramente si usted fue capaz de advertir tempranamente de las señales de alerta en su negocio (ver: Sintomas de un Negocio en Problemas) entonces encontrará soluciones relativamente sencillas a los problemas de su negocio. En una etapa avanzada, las soluciones pasan a ser bastante más complejas porque el problema comienza a aquejar a un grupo mucho más numeroso de acreedores.
Busque apoyo profesional
Intente no auto-medicarse. Busque a una banca de inversión o empresa consultora que pueda diagnosticar su situación y ayudarlo en poner en marcha un plan de acción que incorpore el apoyo de sus acreedores, y si no hay más remedio, que lo apoye en buscar un buen abogado especialista en temas concursales. Si es posible, ubique una Banca de Inversión que pueda entregarle un servicio de Turnaround que le permita normalizar la operación de su negocio en el menor tiempo posible (ver: Hacer frente a una crisis financiera o Turnaround Management).
A partir de este punto, la pesadilla tendrá sus días contados .
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