Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.

Colombia, dentro de sus asuntos relevantes en la formación del talento humano en salud como la promoción, la prevención y la intervención, busca que el profesional en ciencias de la salud tenga una relación estrecha entre la educación que recibe y la orientación que le vaya a dar al sistema de salud, pero ¿bajo qué metodologías de enseñanza se forman estos estudiantes en las aulas?

Las carreras en salud se caracterizan por contemplar dos espacios educativos: el aula, que abarcara en su mayoría el ciclo básico y la parte pre-clínica; y un segundo espacio de enseñanza con énfasis clínico practico. Estos espacios en los que el docente y el estudiante se encuentran desarrollando procesos de enseñanza-aprendizaje están influenciados históricamente por corrientes activas y pasivas que han marcado generaciones con métodos que reflejan comportamientos que cada individuo asume en su etapa de formación.

En el artículo titulado Los pensamientos de los profesores universitarios de ciencias de la salud, Carolina Castellanos, Doctora en Ciencias de la Educación, considera que en la práctica de la enseñanza existen varios tipos de docentes universitarios que orientarán el proceso pedagógico. Inicialmente están los del conocimiento pedagógico, quienes son los que  tendrán ideas claras sobre pedagogía general, currículo, contexto, objetivos, propósitos institucionales y sobre los cuales basarán su enseñanza.

También señala a los docentes que orientan su proceso pedagógico a partir de un conocimiento práctico. Es decir, quienes tendrán un saber menos específico sobre la pedagogía teniendo bases de una interpretación de una realidad educativa determinada. Y finalmente, hace referencia al docente que se ha preparado para educar, pero argumenta que son métodos poco ortodoxos para enseñar, reflexionan sobre los métodos pedagógicos y los contextos, llevándolos a proponer y a innovar en la práctica pedagógica. Son quienes exponen sus propias conclusiones y sobre ellas enseñan.

Y es que todavía en Colombia el personal en salud en formación se enfrenta a estos tres tipos de docencia, sin dejar atrás el imperio de la clase magistral con el uso de diapositivas, la revisión de artículos científicos o videos para la transmisión de conocimientos. Inclusive, investigaciones sobre la enseñanza de la salud pública en el pregrado consideran que existen metodologías en el aula que involucran ejercicios repetitivos y memorización de definiciones, algo que iría en la línea del conocimiento pedagógico que propone Castellanos, donde el docente es visto como capacitador.

Ahora, también es una preocupación de los docentes, porque en las aulas asumen asignaturas como anatomía y fisiología que se dictan en los primeros semestres y en las que existe un número importante de estudiantes (pudiendo superar los 100 alumnos por aula), lo que —por supuesto— dificulta el proceso enseñanza-aprendizaje, ya que el objetivo se centra en cubrir contenidos disciplinares.

Y qué decir de las facultades de salud en las que la contratación se centra en docentes con experiencia en escenarios de promoción, prevención de la enfermedad o la clínica misma, más allá de la experiencia pedagógica. En Brasil, por ejemplo, un estudio realizado con 53 profesores de medicina evidenció que el 68.32% de estos no contaban con formación pedagógica. Esto alimenta la enseñanza academicista, vertical y magistral. Incluso porque los estudiantes se acostumbran a ejercer un rol protagonista en la atención de pacientes, pero la reflexión pedagógica queda relegada.

Colombia no deja atrás el imperio de la clase magistral con el uso de las diapositivas».

No obstante, hay propuestas que se empiezan a conocer en el país para la formación del talento humano en salud. Se están proyectando escenarios para dar sinergia a la docencia con el conocimiento práctico y la innovación en la práctica pedagógica del que habla la Dra. Castellanos y que sin duda involucra la enseñanza de diversas temáticas para profesionales de otras áreas en salud, ya sea con uso de tecnologías, fomento del trabajo en equipo, desarrollo de múltiples inteligencias, cambio de procesos de memorización por comprensión e inclusive la aplicación del conocimiento a través de la investigación.

Programas como el de fonoaudiología en la Universidad del Rosario resaltan la importancia de la docencia con énfasis en la innovación académica, investigación científica y su extensión a la innovación social, precisamente buscando desde la investigación formas en que la academia se acerque a la resolución de problemas reales que lleve a los estudiantes de salud a impactar en la prestación de servicios humanizados en la comunidad para comprender la importancia de “educarse para la vida” y donde el docente se convierte en una facilitador.

También hay propuestas como la de la Fundación Universitaria Juan N Corpas en Bogotá al implementar la Maestría en Educación para la salud cuyo objetivo es formar profesionales en el área de la educación, con énfasis en investigación que al mediano y largo plazo permita que el país cuente con profesores en programas de educación superior dedicados a la formación de licenciados en el campo de la enseñanza de la educación para la salud y docentes en universidades del sector oficial, privado y en centros de educación secundaria en el campo de la formación en educación para la salud. En ultimas, talento humano en salud con experiencia pedagógica, donde el docente sea una guía con un enfoque dialogante.

Colombia tiene el reto con la academia y sectores afines de repensar la formación del talento humano desde los contextos sociales. Por supuesto que se requiere un conjunto de saberes, un campo de conocimiento y prácticas relacionadas con el cuidado, pero los enfoques de formación en las universidades también deben considerar  el favorecimiento de una vida digna que incluya el abordaje de las necesidades básicas insatisfechas, el desarrollo de capacidades, el acceso a bienes sociales y la garantía de los derechos fundamentales que impacte en la creación de políticas públicas para promover el bien común.

Es importante cuestionar los aportes de la academia a la sociedad, considerando la pertinencia del tipo de educación y contenido temático brindado a estos profesionales  para las problemáticas de hoy. Hay una intención desde la academia, pero se requiere un proceso formativo centrado en el aprendizaje del educando con una responsabilidad compartida con su docente y no únicamente centrando en el diseño curricular basado en competencias laborales.

 

Por: Alexáder Tique Aguilar con el apoyo de Andrés Hernández Pantoja (Odontólogo)

En Twitter: @AlexanderTiqueA

Compartir post