Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.

No podía ser de otra forma. Somos un país bipolar que celebra por igual el 12 de octubre que llegaron y el 7 de agosto que  se fueron. Para bien o para mal, algún vestigio de sangre española corre por nuestras venas y como sea que hubiera sido, por esas cosas de la vida y de la televisión satelital, los que nos gusta el fútbol terminamos siendo hinchas del Real Madrid o del Barcelona. Pero seamos realistas. Tal vez  muy pocos o  tal vez ninguno  lo hicimos pensando en catalán  o  porque entendamos la real diferencia entre Madrid y Barcelona, ni menos por  creer que somos “culés” o por “merengues”. Lo hacemos por razones menos espirituales y más prosaicas como el poder asimilarlos a Santa Fe o Millonarios, al Cali o al América o al Huila. Tal vez otros lo hicieron simplemente porque allí jugaba Ronaldinho Gaucho, Maradona  o  Ronaldo o más recientemente  Messi o Cristiano.

Con la mano en el corazón y para decir la verdad, para comprar camisetas chinas en Sanandresito, no existen  razones de peso sino más bien cuestiones de moda, porque  una cosa es ser hincha y otra ser un simple militante. Ser hincha es una forma de ser, se nace con eso,como se nace con un lunar en una nalga y se muere con eso, como se muere con  un lunar en una nalga. Un hincha no se tuerce. Un hincha no se hace, eso es un cuento chimbo, eso lo tenemos claro. Para ser hincha no se necesita ni pintarse la cara, ni patear a los vecinos. Para ser hincha basta enamorarse de un color, endurecer la piel en la derrota y afilar la lengua y el sarcasmo en la victoria.  Lo que sucede es que a los hinchas se nos ha asimilado con los vándalos tirapiedras que hacen estragos en los estadios. No. Los hinchas somos los que lloramos en silencio cuando el equipo pierde, o celebramos taciturnos las victorias en el minuto  noventa. En cambio, los militantes son esos a los que simplemente les gusta el fútbol sin importar quién o qué. Seres asexuados que  como en la política colombiana les  es indiferente ser liberal o conservador o del Polo y por eso votan por personas y no por ideas.

Por eso, me atrevo a decir que la mayoría de colombianos que nos gusta el Madrid o el Barcelona ( porque hasta ahora no he visto al primero con la camiseta  del Getafe) somos  simples militantes. Sin embargo y como no podía ser de otra forma, la vida nos ha puesto una prueba divergente, sobretodo para los que se dicen hinchas del Barcelona ( para mi, simples militantes). Hace un par de días en el lobby del Bernabeu, James ( nuestro James porque todos de una forma u otra lo sentimos como nuestro: las mamás porque lo quieren para sus hijas o para ellas mismas, las hijas porque lo quieren para llenarlo de besitos y los papás porque se lo aguantarían como  yerno) pronunció el discurso del Rey: “Hala Madrid”. Y creó un lío, porque algo va de la llegada de Edwin Congo a la de  James Rodríguez, mas cuando aún seguimos surfeando alegres en esa inmensa ola generada por la Selección en el Mundial.

En esas cortas palabras – porque James entendió que la brevedad era el mejor remedio para su tartamudez, como hizo el rey Jorge VI a instancias de su instructor Lionel Logue – le  dibujó a los colombianos militantes del Barcelona, el gran interrogante: ¿Y ahora qué van a hacer cuando llegue el día del partido?. ¿Le harán fuerza a Messi y su corte o se voltearan soterradamente  como hacemos acá cuando Uribe refunda un partido o Mockus se cobija bajo la sombra de la ASI o del partido Verde?. Al fin y al cabo, si la política es dinámica, el fútbol puede también serlo.

Es un verdadero dilema porque ya es tarde para decir que no les gusta el Barcelona y que prefieren al Madrid y más tarde aún para desmontarse de ese amor declarado por el niño maravilla. Pero siempre habrá forma de voltearse. Tal vez Roy tenga la fórmula y siempre habrá una camiseta china que nos sirva.

Habló el rey y generó un problema…

@malievan

Compartir post