Nuestra justicia es evasiva. Todos se sienten con la capacidad de huir. Y es que está visto que en nuestro país la justicia y todo lo que ella signifique, es susceptible de ser refutada, manoseada, burlada, desairada, deshonrada, avergonzada, por todos, incluso por quienes la representan, porque hay que decirlo: una cosa es la justicia y otra son los jueces.
Por razones que uno no logra entender, hay gente que le gusta ser árbitro de fútbol. Y así les va, porque como somos un país de vivos, nuestros jugadores son mañosos y marrulleros: fingen faltas que no existen, escupen por la espalda, pegan por detrás y por delante, sonríen en la cara y maldicen solapados, se zambullen en el área. Y el árbitro, el juez de marras, cae redondito porque aparte de masoquistas,muchos se pasan de inocentes y de tontos porque les falta la malicia que a los veintidós que corren con él, les sobra. Y por eso, las que terminan pagando el pato son sus mamás. Pero también está el caso extremo. Mal pagos, como son en comparación con los jugadores, muchos caen en la trampa del dinero fácil y por eso se inventan penaltis, expulsan figuras, alargan partidos y aunque se vistan de colores, su procedimiento es como los uniformes de antes: negros.
Y qué decir de la justicia, esa que nos afecta la vida diaria, que nos amedrenta e intimida porque nada llena más de pánico que una citación a un juzgado. No nos digamos mentiras, en otros países decir justicia es decir autoridad. En nuestro caso ocurre lo contrario porque jueces y juzgados – no todos- se encargan de envilecerla a diario. Los primeros, porque muchos son venales y usan la ley como un instrumento de poder ( desde el fiscal más encopetado hasta un juez municipal) y los segundos, porque se sienten tentados a enfrentarla, a burlarla, a evadirla, a cuestionarla (desde el expresidente pasando por el Alcalde, el exministro, el excomisionado, la exdirectora, la excontralora, el corrupto de cuello blanco, hasta el ladronzuelo de baratijas y el manoseador de Transmilenio). Todos se sienten maltratados y faltos de garantías y por eso huyen.
En resumen,estamos llenos de leyes. Lo que nos falta es mucha justicia…
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