Hace muchos años, en algunas casas bogotanas, era muy común que en la mesa de centro de la sala hubiera una porcelana llamada “La trampa”, que era un grupo de jugadores de cartas que se pasaban por debajo de la mesa los ases y las reinas. El tiempo pasó y de eso ya no queda nada y los nietos que la recibieron como herencia de la abuela hoy no saben dónde ponerla, por lo fea y lo que estorba. Igual nos está pasando con nuestros ex presidentes.
Nos quedan cinco: Gaviria, Samper, Pastrana, Uribe y Santos y, en verdad, nos tienen mamados. Todos. Opinan de lo divino y lo humano. De la economía, de la salud, de la justicia, de la política, de la pobreza, de las relaciones exteriores. Si por ellos fuera, hasta deberían consultarles la alineación de la selección Colombia.
Nos quedan cinco: Gaviria, Samper, Pastrana, Uribe y Santos y, en verdad, nos tienen mamados.
Entre todos suman 28 años en el poder presidencial, sin contar con que algunos fueron concejales, congresistas, alcaldes y gobernadores y hoy, con la calle rebotada, pontifican y aseveran soluciones, como si la cosa no fuera con ellos, como si la pobreza en que vivimos y nuestras arcas desangradas no fueran producto de su insensatez e ineptitud, de su torpeza e impericia, por decir lo menos.
No se hacen cargo de nada. Cada uno inventó o potenció un mito al cual echarle la culpa de todo lo que no hicieron: Pablo Escobar, las Farc, Venezuela, el Eln, el Castrochavismo, Santos, Petro. Y así.
Ellos no asumen nada y, según sus palabras, la culpa siempre es de otros.
Se les llena la boca pidiendo cuentas, señalando herederos, tirando piedras. Hablan de lo que deben hacer otros países, de quien sí y quien no. Viajan y tienen escoltas y no conocen el decoro del retiro.
¿Por qué no se van? ¿Por qué no descansan y se gozan a sus nietos?¿Por qué no disfrutan del dinero que hicieron a lo largo de la vida, que con seguridad no es poco? ¿Por qué no abren una fundación, escriben sus memorias o hacen una película autobiográfica en Netflix?
En verdad, no se sacrifiquen más por el país, ya llegó la hora del descanso. Como con la porcelana de “La trampa”, no sabemos dónde ponerlos por lo feos y sobre todo, por lo que estorban. Lo peor de todo es que en un año Iván Duque también será un ex presidente…
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