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Desde pequeño he sido un tipo tímido con todo lo que eso ha implicado: pocas novias (buenas), pocos polvos (buenos), pocos amigos (buenos). Para completar nunca aprendí a bailar, lo que se tradujo en dos pasiones que aún me acompañan en mi soledad: el fútbol y los libros. El primero me dejó dos esguinces de tobillo y muchos goles y los segundos una alegría incontrolable de decir.

Es por eso que hace rato decidí jugar con las palabras, decir sin frases hechas, soñar sin tener alas, sin más expectativas que encontrar gente que me quiera únicamente por lo que soy y por lo que escribo. Dice Eduardo Galeano que para qué escribe uno si no es para juntar sus pedazos Y me ha funcionado: En mis redes sociales son poquitos los que están, pero están, porque creen que tenemos algo de qué hablar. En mis blogs no son muchos los que leen pero siempre hay una palabra de cariño. Y mis libros, no los vendo. Los regalo porque me da la gana, porque me mama lidiar con editores, porque son míos y porque es una forma extraña de alcanzar mi felicidad y sobre todo, de estar vivo. Hoy quiero dejarles algo de lo que escribo a diario:

 

  • Todo sería diferente si hubiéramos escuchado más y adivinado menos.
  • No hay mejor momento para decirse la verdad que al conocerse. Finalmente, no hay nada que perder.
  • Lo peor de perder la calma es buscarla con afán.
  • Ahora que reviso bien mi vida, en verdad me envidio.
  • Uno puede no ser monedita de oro. Lo que no puede es pelar el cobre.
  • Los grandes amores no necesitan tiempo. Lo que necesitan son cojones.
  • Una cosa es que haya prometido amarla toda la vida y otra que ella me lo quiera hacer cumplir.
  • Aún duele la soledad de cuando estabas.
  • Era tan calmado que hasta las ovejas lo contaban.
  • Puedo soportar que seas tan variable, pero ¿por qué en forma tan constante?
  • Era un hombre de palabra. Parecía un motel de pueblo chiquito: de una sola pieza.
  • Era tan transparente que a veces pasaba por invisible.
  • Uno solamente conoce a alguien cuando sabe qué lo hace reír.
  • Ojalá encuentres tu príncipe azul. Yo por mi parte voy a estrenar mi saco rojo.
  • El problema no fue olvidarla. La tragedia fue no haber aprendido a suspirar.
  • A los infieles nada los hace más miserables que el día del padre o el día de la madre.
  • El amor es tan viejo como el viento. Están hechos a la antigua, es decir que si se rompen, se intentan arreglar.
  • Todo acabó cuando él dejó de ser su hazme- reír.
  • Volver a confiar es la manera antigua de sanar.
  • Sin duda, cada día nos queremos más pero con menos frecuencia.
  • No hay amores imposibles. Lo que hay es gente que no entiende.
  • Tal vez el amor no consiste en con quién te quieres acostar, sino en con quién te quieres levantar.
  • El mejor argumento para irse es no tener por qué quedarse.
  • Monotonía es cuando nos sobra tiempo y nos falta espacio.
  • Para ser inolvidable necesito de tu memoria.
  • La soledad es la decisión unilateral de dormir con medias

 

 

Finalmente, quiero invitarlos a descargar gratuitamente mi más reciente libro: “Toda margarita es bipolar”. 

@malievan

www.enmodoquickly.com

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