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Lo más probable es que Pékerman abandone la Selección Colombia y, a pesar de sus errores, deja un legado importante en nuestro fútbol.

Mientras escribo estas líneas, no puedo confirmar si José Pékerman abandonará el cargo de seleccionador nacional. El ambiente invita a pensar que así será. Según varios medios, la Federación Colombiana de Fútbol y el argentino están lejos de un acuerdo y el entorno ya piensa en estrategas como Juan Carlos Osorio, Roberto Martínez e incluso Guus Hiddink. Además, para los amistosos de septiembre, el entrenador de Colombia será Arturo Reyes. Río que suena, piedras lleva. En todo caso, se quede o no Don José, vale la pena repasar lo que hizo por la Selección y aplaudir su gestión.

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Hoy estamos acostumbrados a sonar en los periódicos internacionales. No era así cuando Pékerman llegó a la Selección. Colombia venía de 3 procesos mundialistas fracasados y acababa de relevar a Leonel Álvarez del cargo, que en los partidos anteriores había discutido con Radamel Falcao, a tal punto que El Tigre abandonó la la última concentración con este seleccionador por culpa de una supuesta lesión. Después de los últimos partidos con Álvarez, parecía que había una buena generación de jugadores a la que nadie sabía cómo poner a jugar.

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De repente, en esa desazón, llegó Pékerman. Frente a un hinchada acostumbrada a alentar con un pesimismo escondido y unos jugadores de mentalidad pequeña, José se estrenó con una gran victoria contra a México en 2012. El equipo gustó y Falcao, ese gran delantero que en el país cuestionaban por no rendir como en su club, se vio cómodo y anotó el primer gol de aquel 2-0. Luego vino la victoria agónica contra Perú en Lima y el nacimiento de James Rodríguez, al que Pékerman cuidó y cultivó desde aquel gol en tierra Inca. También vino el 4-0 a Uruguay en Barranquilla, gracias al cual todos creímos por primera vez en 15 años que Colombia podía jugar a algo. Todos, incluídos los jugadores, cambiamos el chip, pensamos en grande y adoptamos al argentino como uno más.

Así llegó Colombia a Brasil. Ni siquiera la lesión de Falcao evitó que la Selección hiciera su mejor Mundial y fuera el país número 5 entre 32. El equipo de Pékerman se quedó en cuartos contra el anfitrión, pero cualquier aficionado al fútbol sabe que el partido fue igualado y que Colombia estuvo a puertas de la semifinal. Tras eso vino una época dura de renovación y dos Copas América, una en la que Colombia no jugó a nada y otra en la que consiguió el tercer puesto. Entre esas, el equipo también jugó las Eliminatorias a Rusia 2018 y sufrió más de lo que la afición, ahora más exigente, esperaba.

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El Mundial de este año tuvo sus altibajos deportivos y administrativos. Pékerman tiene un grado de responsabilidad en eso, pero incluso así volvió a quedar primero del grupo y no pasó a cuartos de final por el azar de los penales. El objetivo, para muchos, era llegar otra vez a esa instancia y cierto sector de la afición quedó con un mal sabor de boca. Por esa razón, la figura de José quedó en duda, como es natural en este deporte. Después de todo, los primeros años de Pékerman fueron mejores que los últimos.

Pero no por eso decepcionó. José llegó con el compromiso de llevar a Colombia a un Mundial y lo logró en dos ocasiones. Además, después de un torneo nefasto como aquella Copa América de 2007, sacó un tercer puesto en la misma competencia nueve años después. La realidad muestra que Pékerman, si se va, deja una Selección Colombia mucho mejor de aquella que cogió. Hoy es tiempo de seguir avanzando y quizá el agotamiento del proceso hace que él no sea el indicado. Sin embargo, si pensamos (y exigimos) ganar un Copa América de nuevo o llegar a semifinales de un Mundial es porque él nos llevó hasta ahí. Gracias por eso Profe.

 

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