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¿Quién puede olvidar al noble R4 que con su espacio y cómodas suspensiones llevó a pasear a tantos colombianos? ¿Y qué hay del novedoso 18 que aunque afirmaba 220 en su velocímetro, llegaba hasta 150, pero luego se reivindicaría con los 200 por hora del 2 litros?

La compañía francesa está cumpliendo 50 años de labores en nuestra Colombia. La planta de Envigado es muy importante, un icono  que pertenece al rombo ubicado en los carros de cientos de colombianos testigos de la evolución general del automóvil por el lado de los franceses. Sus productos, adaptados para acelerar muy bien en terrenos bastante por encima del nivel del mar por las siempre atinadas relaciones de caja que otras automotrices no acertaban, eran más rápidos que lo que sugería el tamaño de los motores.

La introducción de este post coincide con lo publicado ayer por el director de Motor, José Clopatofsky, contando sus vivencias con el amigo fiel de 850 centímetros. Tengo en la memoria un R4 de 1981 perteneciente a un querido primo que con unos años de uso ya tenía un motor 1400 con eje de levas de altas rpm, barra entre las 2 puntas del chasís para no dejarlas abrir, el famoso carburador Weber (creo 40), y frenos de disco.

La primera vez que me sacó ‘a toda’ por la autopista a escuchar un concierto de motor Renault en altas revoluciones, creció mi cariño por ese auto. Ante tantos cambios, el clutch llegó oliendo a quemado cuando paramos en nuestro destino. No era común que un 1400 de Renault girara más allá de 5000 revoluciones, habíamos ido mucho más allá…..

Lo mejor fue cuando me prestó semejante bólido  un día de mi cumpleaños, y muy contento me fui a exprimirlo con toda, logrando sobrevivir……pero no el buen auto que un día, al amanecer, lo estacionó una grúa frente a mi casa porque un familiar de mi primo al que se lo había prestado, se volcó en una curva cercana a mi hogar. Afortunadamente no pasó de ser un susto, pero el incidente se reflejado en cuantiosa pérdida total.

En desorden cronológico recuerdo la primera vez que vi un 18 en 1981 en el concesionario Autoniza. Se veía muy avanzado y bonito, su velocímetro indicaba hasta 220 lo que me hizo pensar en que era muy rápido, sin saber que su modesta maquinaria 1400 de 64 caballos escasamente lo llevaría hasta 150.

En 1984 apareció el motor 2 litros que lo acercaría mucho a esa cifra empujando a la misma carrocería pero con copas distintivas, emblemas alusivos, y la calcomanía en los costados inferiores de las puertas. El tapizado era gris oscuro y creo que hasta ese momento y por años (después en un BMW 2500), fue lo más rápido en que anduve. La máquina sonaba espectacular con ese sonido grave que delataba acelerador a fondo en bajas, y las frecuencias agudas en altas. Llegaba a 180/185 en velocidad, y mucha gente contaba de 190 o más…..

El R21, su reemplazo, fue un salto gigantesco en términos de amplitud, comodidad de sillas, líneas contemporáneas, terminados  y confort general. Como decimos ahora, se sentía y veía como de »gama alta». Infortunadamente su calidad siempre dejó mucho que desear cuando se pensó que los problemas eran solo en Colombia, pero en realidad eran de concepción, con poca durabilidad en ejes, dirección, fallas del aire acondicionado y hasta estructurales que contribuyeron en el desajuste de la cabina.

¿Y que tal el R9? Conviví buen tiempo con el de un amigo, era un GTX hermoso de 1988, rojo brillante, lo cuidaba mucho, y los rines momo casi blancos con forma de estrella realzaban su pinta. Ese motor era muy elástico. Empujaba  -como buen Renault de la época con torque en bajas rpm-,  desde 2000 rpm hasta supuestamente las 5750 de su línea roja, pero su piloto  varias veces en primera y segunda, lo hizo girar adentro de la »zona peligrosa» hasta las 7000. Llegaba tan rápido ( seguramente ya estaba en el momento de máximo rendimiento al que llegan todos los motores en un momento durante su vida útil), que no parecía el bloque de Renault con eje de levas en el bloque sino un DOHC.

En comparación con el 18 1400, el 9 lo dejaba atrás por su carburador doble cuerpo que llenaba mejor los cilindros (la diferencia era solo de 64 a 68 caballos y en torque menos de 1 kgm, 10.8 entregaba el 9, pero en la ruta parecía el doble), el encendido electrónico, y  la relación de 4a la agotaba rápido y a 6000 vueltas ya iba a 150 y levantaba los 160 a la altura de Bogotá; el 9 GTX 1400 fue un carro cómodo,amplio, con unos instrumentos muy bonitos; sobreviraba en las curvas más lentas porque al límite de agarre se iba más recto de lo que se ordenaba con el timón.

Ese motor que montaron muchos Renault duraba en promedio 180 – 200.000 km y mucho más según las condiciones; cuando estaban para reparar casi no consumían aceite pero la falta de potencia por desgaste en los anillos de compresión delataban cuando había llegado la hora por el alto porcentaje mostrado en fugas de compresión y bajas lecturas de vacío.

Todas las anécdotas con los Renault recuerdan una época en que, guardadas distancias porque hablamos de hace más o menos 3 décadas, en general se disfrutaba más el automóvil porque la modesta oferta no los hacía tan impersonales. Los prestigiosos »BM» y Mercedes se veían menos y las sorpresas en avances o diseño eran más frecuentes que en la actualidad donde todas tienen de todo y si entre las marcas normales había notables diferencias, se notaban más en comparación con las más finas. Además, con entre 70 y 100 caballos y no más de 5 velocidades, se disfrutaba mucho la conducción viendo el ascenso del tacómetro en cada cambio.

Ahora es frecuente encontrar motores con más de 200 caballos que poco nos sorprenden cuando en tan memorables años el Renault 21 Etoile por su inyección, lanzado en 1990, llegó a los 120, y ya con el 18 de 2 litros disfrutábamos, y eran 100.  Que bueno que Renault en Colombia fuera también conocida más allá de los buenos Logan y Sandero ejecutados con simple técnica, y pidieran la vanguardista ingeniería ofrecida no solo en marcas de prestigio.

Se puede disfrutar en forma de autos como el Mégane IV que incorpora control de crucero activo, y dirección en las 4 ruedas como equipo opcional; el incomprendido Fluence, fiable, amplio y muy bien equipado y, por qué no, el Talismán (reemplazo del Laguna), acompañado en los concesionarios del divertido y poderoso Mégane RS que saca ¡300! caballos de un 1800, ¿por qué no?  Felicitaciones a Renault en Colombia!!!

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