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«De haber una tribu, esta debería llamarse ‘humanidad’». Recriminó el trato a las mujeres, el matrimonio de niñas, la violencia sexual y la mutilación genital. “Esto los mantiene en el atraso”, sostuvo el mandatario.

Lucas PeñaPor Lucas Peña Lopera, estudiante de maestría de Conflict, Security & Development  de University of Bradford, Reino Unido. Especial para Color de Colombia.

Me interesé en la visita del presidente Obama a Kenia por dos razones. La principal, porque justo el domingo que pronunció su discurso yo tenía programado volar a Nairobi, y curiosamente mi aerolínea decidió cambiar mis planes de viaje; así que llegué un día después de lo planeado. Quise saber por qué.

Aparte de eso, hubo otra razón verdaderamente importante: la primera visita de un presidente de los Estados Unidos a Kenia. También fue la primera visita de Barack como presidente luego de que su abuela Habiba Akumu le dijera al entonces estudiante de Harvard que debía volver a la tierra de su padre, y que en virtud de lo inteligente que era debía aprender a hablar en swahili con ella.

Obama sits alongside his step-grandmother, Mama Sarah and half-sister Auma during a family gathering at his hotel in Nairobi. Photograph: Saul Loeb/AFP/Getty Images

Cumplió con regresar a Kenia, aunque aceptó ante 4.500 personas en el estadio Safaricom Arena que no solo nunca aprendió swahili sino que tampoco estudió lúo, lengua de la cuarta tribu más importante de este país, a la que los Obama pertenecen.

La delegación de Obama paralizó el tráfico aéreo del Kenia durante tres días. Llegó el sábado 25 en la noche, pronunció su discurso el 26 y partió para Addis Ababa, capital de Etiopía, el lunes 27 para pronunciar un discurso en la sede de la organización de países del continente, la Unión Africana.

Durante estos tres días, me dijo un joven keniata, los Estados Unidos asumieron el poder en Kenia.

Para otra joven, por el contrario estas medidas eran naturales dado que se trató de brindar seguridad al hombre más importante del mundo. Esta joven agregó que luego de la despedida de Obama, la inseguridad en el país se iba a incrementar, temiendo un ataque armado de organizaciones extremistas musulmanas que tienen sus redes en la costa sobre el Índico y el vecino país de Somalia al norte.

Seguridad es el gran tema político hoy en Kenia, pero el gobierno (y los comerciantes de armas y equipos militares) toman ventaja de esto. Claro, recientemente han ocurrido atroces operativos terroristas como el de la universidad en Garissa en abril o el del centro comercial West Gate hace tres años, en los cuales, juntos, Al Shabab segó la vida de al menos 215 personas.

Pero por otra parte, hay una incomparable demanda de seguridad por parte de los generadores de opinión y del propio gobierno, que ha empezado a calar en la percepción de la gente y le ha permitido a Uhnru Kenyatta expandir su presupuesto para seguridad en el Congreso de manera plausible.

Obama dijo que la prioridad de su visita era el combate del terrorismo y que continuaría trabajando con el gobierno keniata.

La cooperación militar de los Estados Unidos en Kenia para combatir Al Shabab en Somalia es de 85 millones de dólares para el año fiscal actual, la mitad de lo cual se destina a la fuerza de ocupación en el sur de Somalia operativizada en el mantenimiento de paz de la Unión Africana- AMISOM.

También tocó Obama el tema del tribalismo y las redes de patronazgo que se tejen a lo largo de la filiación étnica. En Kenia hay 42 tribus más o menos definidas territorialmente, aunque los kikuyo, kalenjines, luhya y lúo tienen presencia en todo el país.

Es tan importante la pertenencia a alguna tribu que al hablar por algunos minutos con un keniata no tarda en mencionar cuál es la suya. Dijo el presidente de los Estados Unidos que de haber una tribu, esta debía llamarse ‘humanidad’.

Los analistas de conflictos por su parte, creen que la violencia letal entre las tribus más grandes, los kukuyo y los kalenjines, que irrumpió durante las elecciones presidenciales de diciembre de 2007, y que dejó 3.000 muertos en sólo un mes, puede replicarse en cualquier momento. Esto depende en buena medida de la decisión de los líderes políticos, entre ellos el presidente y el jefe de la oposición, que están coaligados con jefes políticos de los lúo, luhya y kamba, entre otros.

Y no sólo se involucró el primer presidente keniano-americano en la política dura de Kenia sino que recriminó el trato a las mujeres, el matrimonio de niñas, la violencia sexual y la mutilación genital. “Esto los mantiene en el atraso”, sostuvo.

Finalmente, con su buen bentido del humor, Obama dijo que la primera vez que aterrizó en el aeropuerto Jomo Kenyatta de Nairobi en 1987, sus maletas fueron perdidas por la aerolínea. “Eso ya no me pasa cuando viajo en el Airforce One. Siempre que viajo en el Airforce One me llegan las maletas”, bromeó.

Lo que no dijo es que para que su Airforce One aterrice y despegue, ningún otro avión puede usar el espacio aéreo aún cuando esté en tierra, lo que le significó tres días de parálisis de operaciones a Kenia el pasado fin de semana. Y  a mí, que llegara un día después de lo planeado.

Mombasa

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