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Los contradictores políticos de Claudia López estaban a la espera de que ella se resbalara y lo hizo de la manera más pendeja, violando una norma que ella misma fijó para cumplir con la cuarentena. Mejor servido no pudo estar el plato, y ahora, sin importar qué tan grave haya sido la falta, Claudia López tendrá que lidiar hasta el final de su mandato, y tal vez más allá, con ese mercado que hizo acompañada de su esposa.

Así opinen todos los juristas juntos, así Petro la defienda, ya no la dejarán en paz. Lo más probable es que la Fiscalía le de prioridad a este caso –por encima de cualquier Ñeñe o cualquier Odebrecht–, con tal de lograr que la alcaldesa salga del terreno político y despeje de una vez el camino para llegar a la Presidencia de la República.

Sus enemigos políticos esperan que le vaya mal en la Alcaldía, sin importar que por ello a todos los ciudadanos también nos vaya mal. Lo único que quieren es que ella fracase, poco o mucho, pero que fracase.

Desde que llegó al cargo, la mayoría de las críticas le habían llegado por su manera de ser, pero no por sus actuaciones. Ahora tiene en su hoja de vida un hecho reprochable. Grande o pequeño, no importa, se equivocó y con ello les entregó a sus enemigos un bocado con el que la pueden empapelar en todos los procesos posibles –penales, disciplinarios o económicos–, para hacerle la vida imposible. Y tendrán de donde agarrarse porque, como se dice coloquialmente, Claudia López dio papaya.

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