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Niños, grandes y viejitos,

Quiero contarles algo que me pasó para que siempre piensen en eso, para que jamás lo olviden, y así puedan hacer felices a otras personas como lo hice yo.

Realmente cuesta mucho menos de lo que pensé hacer sonreír a otra persona, hacer algo para que su día sea feliz o hasta para que toda su familia celebre un regalo que la vida les mandó a través de alguien como yo o como cualquiera de ustedes.

Yo hice algo sin saber muy bien que eso de verdad afectaría la vida de otras personas; lo hice sin esperar que la felicidad que transmitiera a otros se devolviera hasta mí y me hiciera sonreír.

Mi mamá siempre me había dicho que mirara cómo estaba de lleno mi clóset y que organizara todo buscando esas cosas que yo no utilizaba tanto y que a otra gente le podían servir. Ya antes había sacado algunas cosas que le entregaba a mí mamá, pero como nunca veía qué pasaba con ellas, no tenía idea de que el sacarlas de mi vida era solo el principio de una historia muy bonita.

Sin saber nada, pensando más en organizar mis cosas, escogí varias que jamás utilizaba y que ni me acordaba de que tenía…Mi hermana grande también escogió algunas de ella. Nuevamente, las entregamos a mi mamá para que ella las regalara.

Al otro día le abrí la puerta a la señora que nos ayuda en mi casa y ella venía muy bonita con una cartera de flores que era de mi hermana, le salía con su ropa y ella se veía feliz. ¡Estaba estrenando! No me aguanté las ganas y le dije que se veía muy linda, y ella me contó que le había encantado, que le serviría muchísimo y que su hijita estaba absolutamente feliz jugando con unas muñecas y pulseras que yo le había regalado, y vestida con una ropa mía que para ella era lo más lindo que jamás se había puesto.

No supe que decir; sentí muchas ganas de llorar, pero a la vez me llené de felicidad y no paré de sonreír.

Estaba feliz porque había descubierto una forma de hacer felices a otros. Realmente no me costaba mucho. Inmediatamente me fui de nuevo a revisar mis cosas para sacar no solo esas de las que no me acordaba, sino también aquellas que usaba menos que otras. Al fin y al cabo, pensé, ¿realmente necesitaba todo lo que tenía guardado? No.

Escribí esto porque mi corazón está contento y ahora será más activo para jamás retener nada que pueda representar algo para otros.

Solo quería contárselos a todas las personas del mundo para que, si de pronto como yo no sabían cómo cambiarles los días y las emociones a otros, ahora sepan que es muy fácil producir sonrisas a su alrededor y más allá.

Algo que ustedes no usan puede cambiar la vida de alguien que está pidiéndole ayuda a la vida. Para algunos es algo viejo que no se usa, para otros será motivo para estrenar y celebrar.

Con lo que yo aprendí ahora siento que no quiero perder tiempo nunca más mientras pueda ayudar. Cada uno de ustedes puede buscar ya mismo entre sus cosas y repartir felicidad permanentemente.

Esa alegría se devuelve; yo todavía sonrío al pensar en la imagen de esa cartera de flores colgada en el brazo de alguien que la llevaba feliz.

*Basado en una experiencia real de una niña.

 

www.catalinafrancor.com

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