¿En qué clase de dios cree o en qué tipo de valores se basa alguien que, de la manera más egoísta imaginable, defiende a capa y espada desde la comodidad de sus circunstancias ajenas al tema, el hecho de que un niño o niña siga viviendo en una institución de abandonados por las personas o por la suerte, en vez de llegar a un hogar que lo espera con el amor y las capacidades para acogerlo y ayudarle a construir un presente y un futuro?
Qué puede pasar por la cabeza –y por el corazón– de los aficionados a opinar basados en lo que les gusta imaginarse qué es el mundo, tan lejos de la realidad de la que hablan. El cómodo universo de las ideas, lejano del de las vivencias y los dolores de los protagonistas. Si tan solo tomáramos nuestra interpretación del mundo para vivir la propia vida, pero no para decirles a los demás cómo tienen que vivir la suya –y mucho menos para destruirla desde la distancia…
Pero es que estamos en un país en el que el poder, el simple hecho de llevarse el punto, vale más que lo más básico en el sentido humano para que todos, no solo algunos, sino todos, encontremos formas de vivir mejor. Los ejemplos abundan: en el referendo por “papá y mamá”, sus impulsores dijeron que aceptarían cualquier resultado, pero apenas vieron que se había hundido, anunciaron que recurrirían a la desconocida figura de la apelación en el Congreso para seguir luchando por su triunfo, para no tragarse una derrota, qué importan los niños que no tienen hogar, qué más da gastarse la plata de este país urgido de tanto en un referendo ya rechazado y echar a la basura los avances de un estado laico que hoy reconoce la igualdad a la hora de adoptar, y qué importa ir preguntando por ahí si queremos o no seguir respetando nuestros derechos fundamentales. Por qué tener en cuenta a los otros si no soy yo el que quiere adoptar ni es mi hijo el que no tiene hogar.
Si pensáramos con el pedacito humano que el universo nos regaló a cada uno –si supiéramos lo que es ponerse en los zapatos del otro–, todo sería más sencillo: un niño –¡un niño!– se levanta todos los días de la vida en un cuarto ajeno, rodeado de extraños para quienes él es uno más, no el mundo entero, rodeado de una tristeza sutilmente tocada por la esperanza –que puede convertirse en desesperanza en cualquier instante– pensando si ese será el día en que alguna familia como esas a las que están acostumbrados los demás por fin llegará por él, lo abrazará cada día, lo amará para siempre y lo hará sentirse niño por primera vez.
¿Entonces yo, desde mi pequeño mundo y sin mirar a ese niño a los ojos ni haberme levantado cada día como él, decido que no tenga familia, que se siga despertando en la misma soledad, porque creo que el dios que me he imaginado dice tal y tal cosa? ¿En serio?
Pasar de ser un número a ser el mundo para alguien: eso es un hogar.
Entonces estar a favor de los niños es impedir que una familia «no deseable» los adopte? Qué ridiculez, qué falta de conocimiento, que falta de tolerancia, qué falta de cultura, qué egoísmo! Quién les dijo que un niño con una familia «no deseable» se va a volver homosexual, va a ser un delincuente o violador y con traumas?? Ya hay estudios que afirman lo contrario. Es mejor una pareja de homosexuales que quiera adoptar un niño y criarlo (así biológicamente no puedan y se deban resignar), a una pareja «deseable» que críe otra persona intolerante que no aporta nada a la sociedad.
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hablan de millones de personas que apoyan el estupido plebiscito, pero me imagino que son persona que firmaron eso sin ni siquiera tener un centimo de conocimiento, como todo en este pais que votamos por cualquier cosa sin siquiera saber que es, o contrariamente estamos atrazados cinco siglos
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Nadie que crea en Dios y valores de moral, esta en contra de la adopción, como tal. Lo que si es claro es que quien crea en Dios y tenga valores de moral…no puede aceptar que parejas gays adopten.
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Bueno, fue una iniciativa apoyada por millones de ciudadanos. ¿Acaso las leyes no buscan escenarios deseables aunque estos no lleguen a cumplirse en su totalidad?. Si quienes apoyan la adopción de niños por hombres y mujeres que han constituido parejas con personas de su mismo sexo declaran que lo hacen a favor de los niños, por qué no puede creerse que quienes no lo apoyamos lo hacemos también en favor de los niños. por qué no hacemos un intento para sentar nuestra posición sin necesidad de acusar de malintencionado al contrario. Somos mas los que vemos a una familia originada en la unión de un hombre y una mujer como el modelo de familia deseable, y que hayan miles o quizás millones de mujeres que crían solas a sus hijos por el abandono de padres irresponsables no es justificación para decir que entonces ahora cualquier cosa es una familia. Tampoco lo es que en muchos hogares los niños sufran maltrato. Si la institución de la familia sufre una crisis de valores la solución no puede ser entonces abrirnos a todas las posibilidades, no. Por el contrario hacer todo lo posible para rescatarla. Las humanos venimos de un hombre y una mujer. Eso está mas allá de toda discusión, entonces si alguien decide vivir su vida en pareja con alguien de su mismo sexo la consecuencia obvia por su elección es que no podrá procrear hijos.Insisto que es por su elección entonces confórmese con eso.
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