¿Cuándo saldremos de la maldición de los recursos naturales? Necesitamos gente como Orlando Rincón

En contraste, países sin recursos naturales tienen que inventarse sus ventajas comparativas. Corea es un ejemplo. Sin ninguno de los productos naturales propios de América Latina (petróleo, cobre, café, banano, carbón) ni los polvillos ilegales que les encantan a algunos consumidores gringos y europeos, les tocó inventarse cómo competir. Por eso invirtieron en educación y hoy son grandes exportadores de productos y servicios de alta tecnología, incluyendo aquellos de la información y las comunicaciones. Le meten a investigación y desarrollo cerca del 3% del producto interno bruto. Innovan y nos venden sus innovaciones.

El registro de las transacciones del país con el resto del mundo aparece en la balanza de pagos. Cada dólar que entra,  por ejemplo cuando entran remesas enviadas por compatriotas que viven en Queens, o por exportación de café, o por cualquier otro concepto, se registra con signo positivo. Y al revés. Si compramos maquinaria, o pagamos intereses de la deuda, salen dólares. Abra usted la balanza de pagos de Colombia y encontrará dos grandes cuentas. La corriente y la de capital. En la corriente se registran las entradas y salidas de dólares por varios conceptos. Uno de ellos es el de las exportaciones e importaciones de bienes.

Hoy, en nuestro comercio exterior, como decía Jaime Garzón, pasa lo mismo que antes. Seguimos dependiendo de la exportación de recursos naturales. Mirando la información del Banco de la República, uno se asombra de que más del 50% del valor de las exportaciones sigue estando asociado, como hace décadas,  a productos tradicionales y, dentro de ellos, a recursos naturales.

Entre petróleo, café, carbón y níquel está la mayor parte del valor exportado. Nos alegramos también de que compatriotas que se fueron, justamente por no encontrar futuro, nos remitan remesas, que ya superan las exportaciones de café. Claro, cuando hay recesión afuera, los precios de los recursos naturales se van al suelo… y las remesas también.

Distinto cuento sería que  a nuestra naturaleza la potenciáramos con la investigación y desarrollo, la biotecnología… Contamos con la tasa de desempleo más alta de América Latina (después de Rep. Dominicana). El 58% de la mano de obra es informal. A los políticos les importa poco el cuento.

Lo anterior para decir que, sin embargo, hay orgullos. Pocos pero los hay. Líderes que, sin apoyo, han montado proyectos de vida y contribuido a que otros, humildes y sin oportunidades, lo hagan.

Uno de ellos, que ha creado empleo, ofrecido oportunidades a jóvenes de toda Colombia  a través del proyecto ParqueSoft, es Orlando Rincón. La base: el conocimiento como alternativa a la violencia. La innovación, la creatividad, la ciencia y tecnología, son sus claves. Software y no recursos naturales. Es decir, tecnologías de la información y las comunicaciones, intensivas en conocimiento. ¡Y se exportan! Poco, pero se exportan.

Necesitamos más Orlandos para cambiar un modelo económico de país que sigue sustentado en recursos naturales, en el que jóvenes se engañan con frecuencia con las actividades del narco y la violencia, la esperanza del enriquecimiento rápido, o si no, sucumben anclados en el desempleo y la ausencia de oportunidades. Y para conectar con el comienzo de estas líneas, los necesitamos para la creación de nuevas y legitimas ventajas comparativas que saquen a Colombia de la dependencia de los recursos naturales y su crónico desempleo.