«La esperanza es el único bien común a
todos los hombres; los que todo lo han perdido la poseen aún» Tales de Mileto
El siglo XXI ha traído para el
mundo entero, revoluciones, conflictos, crisis por el calentamiento global,
problemas económico – financieros, y una gran perdida de valores y principios
que desvelan y destapan nuestra gran cruda realidad enmarcada en el sentimiento
salvaje, déspota y cruel del ser humano.
Hemos atravesado una década de muchos contrastes que dejan entrever que para ser un humano mas, basta con practicar y volver como costumbre lo profano y lo que atente contra la dignidad del ser humano, todo por las ansias de dinero, fama y poder.
Para algunos será Dios, para otros el destino, la suerte o algún ente sobrenatural, pero sea cual sea nuestra razón de existir y ser humano en este mundo, nos conlleva a pensar que el hombre sin lugar a dudas se ha convertido en victima de su propio invento.
¿El hambre, el odio, la venganza, la guerra, la intolerancia, la desigualdad, la inequidad, la injusticia, la desunión, el irrespeto y el salvajismo son acaso prácticas y conductas impuestas por Dios o por algún un ente sobrenatural o tal vez cosas de la suerte y el destino?
Pues no lo creo, es el hombre el que con sus conductas ha construido y edificado sobre todo lo anterior sus ansias de poder y destrucción tratando de evadir y por tanto eliminar al que le surge como contraproducente o se convierte en oposición a mis principios.
Es en cado uno de nosotros como seres humanos en donde empieza el cambio y la transformación, es a partir de mis conductas y practicas diarias en donde empiezo a forjar mis esperanzas y aporto a construir un «mundo mejor» (para los que todavía sueñan y se esfuerzan por algo mejor, pero parece que estamos condenados a estar cada día peor y por tanto a terminar envueltos en medio de la frustración y el fracaso).
Las epidemias, los conflictos bélicos, la crisis económica y ambiental, la perdida de valores, la crisis nuclear, ahora con motivo de lo de Japón, y un sin numero de problemas que representan la cuenta de cobro de lo hecho por el hombre a través de muchos años.
Yo, al igual que muchos tengo esperanza, pero más que eso concibo y me resigno a vivir en base a una feliz desesperanza, para no terminar como muchos otros, frustrado y resignado, duro y tal vez desafortunado.
Soñar, imaginar, tener metas u objetivos y construir esperanza es lo que nos da esencia de seres humanos, destinados, ante todo, a construir y edificar la vida del presente y no evocados a ser prisioneros del pasado.
La esperanza se concibe y se construye, cuando se aprende que no hay un mañana, sino un presente que hizo parte en el pasado del futuro y que es lo que realmente somos en un tiempo exacto y determinado y no lo que creemos que va suceder y por tanto nunca puede llegar a ser.
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