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Ni la pandemia decretada por la Organización Mundial de la Salud pudo bajarle el ritmo. Ni la llegada del coronavirus a Colombia, donde ya hay nueve casos, ha podido relegar las noticias, opiniones, memes y estados en las redes sociales. Parece que es un virus, incluso, más resistente al Covid 19 del que cada día sale a la luz una “nueva cepa” del mismo que lo hace propagarse. Cada amanecer aparece un nuevo personaje público de la política o de la sociedad colombiana, afectada: todo apunta a que la ‘Ñeñepolítica’ infecta cada vez a más y más personas.

Fotos de personajes públicos, políticos y sapos de turno, abundan en las redes. Desde el Presidente Duque para abajo, la “infestación” es total y crece como bola de nieve.
José ‘Ñeñe’ Hernández, el ganadero asesinado en Brasil y vinculado por las autoridades colombianas con los carteles del narcotráfico y paramilitarismo y esposo de la ex-reina María Mónica Urbina, se ha vuelto, después de muerto, en el hombre de moda. Y por cuenta de lo que se ha descubierto, todos corren despavoridos a sus redes sociales para tratar de borrar las evidencias que puedan vincularlos con ‘El Ñeñe’ así sea en un inocente encuentro casual.

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Pero cada día se conocen más y más videos e imágenes que dan fuerza a los audios interceptados por las autoridades. Centenares de horas de grabación que arrojan en forma contundente que el ‘Ñeñe’ movilizó una campaña para comprar votos a favor del entonces candidato Iván Duque a través de una asesora de la UTL del Presidente Álvaro Uribe quien “arrojada al fuego” por el exmandatario, renunció a su cargo en medio del escándalo desatado, sumándose así a la lista de funcionarios “sacrificados” por el uribismo en la sucesión de líos y entuertos a través de los años.

‘La Caya’ Daza no es más que otro eslabón en esa cadena de escándalos y su conocimiento del ilícito, es evidente.

Pero como el virus, al ‘Ñeñe’ nadie quiere tenerlo ni conocerlo. Pero es que en este caso de ‘ñeñevirus’, a pesar de que los “pacientes” lo nieguen, las evidencias gráficas determinan sin discusión su grado de infestación. Encuentros ocasionales, lejanos y cercanos del tercer tipo, hacen parte de la galería de registros desparramada por las redes sociales. Desde una feria equina, una parranda vallenata, un recorrido de campaña, hasta la “ultima cena”, han quedado registrados.

El ex-Presidente Uribe, por ejemplo, quien había dicho que “apenas lo conocía”, escribió en su cuenta de Twitter su pesar por el asesinato del ‘Ñeñe’. Sumado a ello, existen innumerables fotos en que muestran a ambos en amigables encuentros.

El Presidente Duque fue, aún, más cercano. “Es como mí hermano”, citan algunos medios que solía decir el ‘Ñeñe’ sobre el mandatario. Hernández estuvo en primera fila en la posesión presidencial y en un video se le ve feliz al lado de la controvertida ministra Alicia Arango, mientras el Presidente Duque y Silvestre Dangond cantan un conocido vallenato.

La polémica por la ‘ñeñepolitica’ revive la ‘ñoñopolitica’. Cuando el cuestionado senador Bernardo Miguel ‘El Ñoño’ Elias (de las más altas votaciones en el país) quedó inmerso en medio de escándalos de corrupción en su departamento y vinculado por millonarias coimas en el caso de Odebrecht. El Ñoño era muy cercano al Gobierno Santos y fue prolífera la ilustración de sus encuentros. Es por eso que en Colombia ya nadie se extraña de las “amistades peligrosas” de nuestros gobernantes. Ya casi que hacen parte del paisaje.

Pero lo llamativo de este caso, es que se configura o tipifica el mismo delito por el que condenaron a quince años de prisión a Aída Merlano: compra de votos. Y más llamativo, que el entonces candidato Duque se mostraba blindado contra cualquier modo de corrupción, (lo que reiteraba con energía en sus discursos) incluyendo la reconocida mermelada que, al parecer, ya se está repartiendo.

Ahora el Presidente está en terrenos movedizos. Con una desaprobación del 71 por ciento; con el dólar más alto en la historia del país; con una tasa de devaluación hace muchos años no vista; con un aumento progresivo del desempleo; con inconformismo social por el asesinato de sus líderes; por el aumento de casi el 6 por ciento en la producción y exportación ilícita de cocaína, la relación de su nombre (así sea indirectamente) en las grabaciones del ‘Ñeñe’ Hernández y los registros gráficos que lo vinculan, le han puesto prácticamente la lápida a un gobierno que, en casi dos años, aún parece no haber arrancado.

Pero más allá de que “solo eran unos voticos en la Guajira”; o que “ese hecho no cambiaba los resultados finales”, lo cierto que la compra de mil votos es igual de punible que la compra de quinientos mil. El delito es el mismo y argumentar lo contrario es otra muestra de insensatez.

Y en medio de todo el revuelo por la ‘ñeñepolitica’ y sus implicaciones, llega la pandemia del coronavirus. Esta última si es, sin duda, una plaga que puede afectar a todos. Que puede infestar por igual a honestos y corruptos y que no come cuentos de memes, estados o cadenas de oraciones. Pero para malestar del Presidente y sus más cercanos colaboradores, ni la pandemia ha logrado difuminar el impacto del descubrimiento de los nexos entre el ‘Ñeñe’ y la campaña presidencial. Contra lo primero -el virus- el mundo ya busca la vacuna. Y en lo segundo -las relaciones peligrosas de los mandatarios con personajes oscuros- no se ha descubierto aún el «ungüento» que repela la corrupción que nos sigue carcomiendo.

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