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Cosas increíbles suceden cada vez que usted usa Google o cualquier otro motor de búsqueda (que en todo caso probablemente es Google). Primero, usted encuentra lo que busca.

Si bien es cierto que usted podría tener una idea de qué es “data”, “big data”, y saber que los gigantes tecnológicos le sacan jugo, y mucho dinero, a su información; hay algo que debería preguntarse.

En el marco del capitalismo nada es gratis. La mayoría de servicios en línea se pagan con información, y toda la información que usted intercambia por hacer uso de esos servicios en línea se guarda y se analiza. ¿Qué tanta información tienen? Toda la que los usuarios voluntariamente les provean. La recolección y análisis de esos datos dan resultados asombrosos. No sólo son capaces de delinear una figura muy precisa de lo que usted es, sino que también tienen la capacidad de pronosticar. Por ejemplo, los servidores pueden predecir si se usted va a enfermar de cáncer de páncreas o por cuál candidato votará en las próximas elecciones. Es decir, son capaces de hacer conjeturas sobre el futuro global y su futuro individual con una precisión imbatible.

La columna vertebral de este truque y sus consecuencias es la relación que se forja entre el usuario y el servidor. El usuario, digámosle Persona, no sólo busca “cómo hacer lentejas”, “cómo arreglar celular” o «dónde comer hoy», sino que también entabla una relación íntima con el motor de búsqueda o la compañía de servicios, digámosle Servidor.

Para Persona es más fácil preguntarle a Servidor sobre incontinencia o disfunción eréctil que comentarle el problema a un amigo o a un colega de trabajo, porque Servidor da resultados, no juzga, ni se burla ni lo expone. Por lo tanto, Persona se entrega sin reparos a la relación privada que entabla con Servidor, que es público, y que puede dar tantas buenas respuestas debido precisamente a su naturaleza pública.

Persona puede declararse a toda voz heterosexual, patalear, ir a protestas en contra, a favor, pero por las tardes puede dedicarse a tomar tinto y a buscar pornografía o chats de citas de índole homosexual. Y Servidor lo sabe. Servidor sabe si Persona quiere “falsear impuestos”, “robarle al vecino”, conocer los“síntomas de tal enfermedad” o, incluso, encontrar nuevas estrategias para «colarse en transmilenio”. Servidor sabe si ha sido infiel. Servidor sabe si sufre de una enfermedad mental. Servidor sabe.

Y aquí una pregunta. ¿Cuál cree usted que es la búsqueda más frecuente entre personas desempleadas? Si pensó en “ofertas de empleo” no ha entendido todavía cómo funciona Servidor y por supueto está equivocado. En un episodio de un podcast, no necesariamente imprescindible, aunque interesante; Stephens-Davidowitz, antiguo trabajado de Google, dio una respuesta: un viejo juego, Solitario. Y pornografía. Los desempleados son los principales consumidores de pornografía.

Las personas mienten en entrevistas, en conversaciones, en encuestas, le mienten a los amigos y a las parejas, se mienten a sí mismos. ¿Pero mentirle a Servidor? Eso es improbable. No tiene sentido. Porque Servidor no es otra Persona; es un recurso sin cara, sin emociones, que no cuestiona de forma directa y que es, en principio, pasivo. Servidor necesita que Persona lo busque primero para desatar su arsenal.

No había existido una relación tan sincera y sin intermediaciones como la que existe ahora entre Persona y Servidor (quizás se asemeje un poco a la relación de Persona con su diario), aunque no funcione así en vía contraria. Persona acude a Servidor cuando necesita responder a preguntas que le atañen profundamente, que no le dejan dormir y que no puede elaborar en voz alta.

La información proveída, por supuesto, se vende a otro tipo de empresas cuya meta es, en su mayoría, hacer que Persona compre o quiera o piense algo específico. Pero también puede caer en manos aun más malignas. Qué sucede con la información analizada o el gran debate sobre la privacidad no son el tema de este artículo, sin embargo.

Lo que quiero resaltar aquí es un tipo de relación que es recíproca a diferentes niveles. Se da y se recibe y por eso se mantiene, pero lo que se da es diferente de lo que se recibe. Persona busca la relación por necesidad o incluso por aburrimiento, y recibe información variada, a la medida de sus necesidades, y sin juicios de valor aparentes. Servidor ofrece aquella información y recibe un mapa completo de lo que es Persona. Recibe a Persona sin máscaras, sin mentiras y sin intermediarios; la más privada, la más íntima.

Aun más inquietante es que, si partimos del hecho de que Persona se miente a sí mismo activamente, pero que no le miente a Servidor, se podría conjeturar que Servidor está más allá de la verdad de en la que Persona habita, en otro nivel de conocimiento, aunque quizás escueto, más esquelético.

Ahora bien, de este tema emergen también muchas otras preguntas. Una que me ha dado vueltas últimamente es, si Servidor sabe por ejemplo que Persona podría padecer de una enfermedad crónica en un par de meses, ¿debería decírselo? ¿Sería esta una forma de crear una relación activa de dos vías?

En este tema hay todavía mucho por discutir. Pero por hoy, aquí termina.

@LinaMSanchezB1

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