Por: Daniel Fernando Mejía Lozano
Cuando el precandidato presidencial del Partido Verde inició su campaña manifestó: “Ni Duque, ni Petro”; haciendo percibir un mensaje que proyectaba una campaña interesante, por la coyuntura actual del país.
Sin embargo, en el debate más reciente de la Revista Semana, sin que se lo preguntarán, Carlos Amaya manifestó dos veces su deseo de votar por Petro.
Si bien las coaliciones son un respiro para el país, también servirán para conocer verdaderamente a los candidatos. Carlos Amaya, siendo el candidato más joven a la Presidencia, piensa como viejo, utiliza el amarre de votos y la maquinaria como su única herramienta para lograr sus objetivos. Por lo menos eso es lo que expresan sus copartidarios verdes en Bogotá, como Diego Cancino, en medio de su descontento.
El logo del Partido Verde es el más grande en la Coalición de la Esperanza en el tarjetón, y eso no es una casualidad, se debe a que el partido del girasol es el que tiene más credenciales, estructura y poder junto a los otros partidos. No obstante, su candidato aún está lejos de quedarse con la candidatura, pues en las últimas encuestas Fajardo siempre está por delante de Amaya.
La división de los verdes se dio cuando Camilo Romero expresó su decisión de unirse al pacto histórico y Carlos Amaya a la Coalición de la Esperanza; aunque Amaya desea votar por Petro, curiosamente sus aliados están a la derecha.
El hecho de pensar como un candidato viejo siendo tan joven lo lleva a aplicar todas las prácticas políticas tradicionales que hoy las nuevas generaciones rechazan. De otra parte, al interior del Partido Verde ya existe un gran descontento por la manera como este ha afectado la colectividad en busca de una candidatura, así lo manifestó el concejal de Bogotá, Diego Cancino, en una entrevista virtual para Semanario Internacional.
La debilidad ideológica de los candidatos hace que el electorado se confunda y desdibujan los partidos políticos. También hace evidente la falta de madurez política y la ambición desmedida de poder en la cultura del todo vale.
Esta semana, Francia Márquez se retiró del Pacto Histórico, precisamente rechazando este tipo de prácticas por parte de Gustavo Petro.
El fenómeno de Gabriel Boric en Chile está muy lejano al de Amaya en Colombia. Si bien ambos son líderes estudiantiles y jóvenes, el primero es de una izquierda europea, el segundo no se sabe cuál es su ideología y hace política con todas las prácticas tradicionales que hoy los colombianos no quieren perpetuar.
La única ideología, del boyacense. Por Idiosincracia, y como dicen ellos, «Muliando, pa «estar llenitos».». Lo demás es ahondar y decir que su principal cualidad, como boyacense; deshonestidad y actuar, de pura envidia (complejo de inferioridad).
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Amaya de líder estudiantil y defensor de la universidad publica, paso a politizar la UPTC y sumirla en el desdeño económico y administrativo.
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El problema de Amaya no es solo que no tiene ideología, sino que es tan o más corrupto y descarado
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