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Este escrito no lo hago con rabia o fastidio; es más bien tristeza el sentimiento que me embarga cuando leo a muchos actores radicalizados totalmente con el tema político en Colombia. De antemano sabemos que los artistas en nuestro país son mayoritariamente mamertos, pero lo que no está bien es que, lucrándose de grandes medios de comunicación como Caracol o RCN televisión, vengan ahora a dárselas de rebeldes antisistema. Seguramente todas las comodidades y lujos que disfrutan actualmente son producto de su talentoso trabajo realizado en los canales privados del país. Se lo merecen porque son muy buenos y han alcanzado fama internacional, pero son esos empresarios que ahora critican los que les dieron la mano y creyeron en sus capacidades, cuando tal vez no eran tan conocidos.

Hablo de un sentimiento de tristeza porque son varios a los que admiro, y que por mi anterior trabajo de taxista pude conocer personalmente. ¿Quién niega que Andrés Parra es el mejor actor de Colombia? Yo tengo foto con él, me parece brillante, conozco a Dianita su esposa, me parecía un bacán (aunque ahora, precisamente por el tema político diga en redes que soy un personaje nefasto) y siempre separaré una cosa de la otra. Porque la capacidad actoral que tiene Andrés no está en discusión, pero si es muy bajo que en Twitter ataque a los de su gremio, como sucedió con Jorge Cárdenas, solamente porque no piensa como él.

Pasa también con el talentoso Robinson Díaz, que ha hecho papeles espectaculares en Vecinos, La mujer del Presidente, El cartel de los sapos y en películas como Bolívar soy yo, La pena máxima y Te busco. Este último más radical y grosero en redes que el mismo Parra. Ni hablar de la actitud de la niña Mencha, que ahora anuncia su admiración y se alía con Gustavo Petro, un tipo que se levantó en armas contra el estado y que siempre será un peligro para este país.

Otro caso es el de la actriz y cantante Diana Ángel; ¡no se imaginan la dulzura de persona que es esa niña! No puedo decir que soy su amigo, porque solo tuve la oportunidad de charlar con ella un par de veces, pero su trato hacia mí siempre fue cariñoso y sobre todo respetuoso. Aún nos seguimos en redes, pero me duele cada vez que sale a decir una barbaridad sobre temas políticos. Y se lo he expresado, porque me angustia que le den tan duro por sus opiniones políticas sin conocer al ser humano.

Los grandes artistas colombianos deberían ser un poco más coherentes con su discurso; ellos, sin darse cuenta, están renegando contra el capitalismo que les dio la fama y les permite en la actualidad llevar una vida más cómoda y tranquila. Tienen todo el derecho a pensar diferente, pero no por un odio visceral a los líderes de la derecha en Colombia pueden estar dándoles el aval a comunistas y terroristas con su discurso trasnochado que ha fracasado en todos los países en donde se ha implantado este sistema. Ustedes, como líderes de opinión, deberían ser más responsables con el futuro de la nación.

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