Luego del debate y los enfrentamientos que surgieron la semana pasada con la restricción para los motociclistas de circular en Bogotá con un pasajero o parrillero, tres cosas quedaron sobre la mesa: primero, que habrá zonas de restricción y no será en toda la ciudad. Segundo, que la medida es inicialmente temporal (tres meses) y tercero que la ciudad se quedó en el debate del parrillero, ignorando que el tema va más allá: las motos son un problema de salud pública.
La accidentalidad en moto ha pasado de ser un problema de movilidad, a ser un problema de salud pública.
Un problema, si se tiene en cuenta las cifras de mortalidad y accidentalidad de los motociclistas. Nada más en Colombia, el ministerio de salud menciona la muerte de 3.200 personas en promedio, lo que se traduce en que casi 9 motociclistas mueren a diario en el país. Sin contar a los lesionados, que sobrepasan la cifra de 20.000.
Un problema inclusive para la Organización Mundial de la Salud (OMS). Los accidentes de tránsito representan más de 1,2 millones de fallecimientos a nivel mundial y alrededor de 50 millones de personas lesionadas a las que hay que sumarle, el número de días perdidos, los costos y la pérdida de funcionalidad con la que luego se tienen que enfrentar a la sociedad.
En otras palabras, la accidentalidad en moto ha pasado de ser un problema de movilidad, a ser un problema de salud donde se involucran motociclistas y peatones. La Secretaria Distrital de Movilidad, ha dicho que para 2016 murieron 585 personas por siniestros viales, entre ellas, 282 peatones y 175 motociclistas. Una realidad que no se puede tapar con un dedo y donde que la respuesta de Bogotá se ha caracterizado por ser tardía, fragmentada e insuficiente.
Tardía, porque solo hasta el 2017, Bogotá adoptó la “Visión Cero” como política pública (algo de lo que estaba en mora) para reducir en un 35 por ciento en 10 años los muertos y heridos en accidentes de tránsito, fragmentada porque los capitalinos se quedaron en el debate del parillero sin comprender que el problema de estos vehículos va más allá de ubicar a un menor o mayor de 14 años en el asiento de atrás, en el cilindraje que sea.
E insuficiente, porque ante el panorama de la ciudad y la premisa de que “la vida de los bogotanos es prioridad”, la administración debería ser más ambiciosa a la hora de abordar esta problemática, no solo desde la óptica de la criminalidad (que fue la idea con la que vendieron la propuesta del parrillero), sino desde una mirada holística que genere otro tipo de propuestas que sean capaces de atacar varios frentes.
Esta experiencia que empieza Bogotá con el parrillero, ya Cali la tiene hace 15 años y con tanto tiempo la ciudad aún registra picos altos de inseguridad.
Hace mucha falta la regulación del Estado y los aportes de la sociedad en un tema de interés público y de orden nacional donde solo en Colombia, la Federación de Aseguradores Colombianos (Fasecolda) mencionó para 2014, el pago aproximado de $1,1 billones en gastos médicos por asuntos relacionados con accidentes de moto y también, dijo que el 83% de víctimas atendidas con cargo al SOAT en el país para ese mismo año, corresponde a personas que presentaron accidentes en estos vehículos.
Cien por ciento de acuerdo, en Cali esa politica lleva bastante tiempo y no ha servido para nada por sus cifras de criminalidad, el enfoque es diferente, Volvolosas, en compromiso con su programa bandera, Transmilenio hasta en la sopa! ha creado un mosntruo de mil cabezas desde hace 15 años, un sistema pecueco de tres pesos que quiere emular un sistema metro, que cobra lo mismo pero que no ofrece ni la calidad, ni el confort, ni la rapidez, por lo tanto el que hayan aumentado en mas de un 500 por ciento el numero de motos desde que colapsara el sistema del Doptor encontraremos que ademas de ser un problema de salud publica es tambien un sintoma de una enfermedad llamada Ausencia de Transporte Masivo de Calidad. Pero esto no es sorpresa. Es un ataque a las finanzas del asalariado de calle en favor de los operadores privados del SITP y de Transmilenio que con los contratos leoninos que ha firmado el distrito obligan a tomar medidas de ese calibre para obligar a la gente a subirse a este mediocre sistema de transporte. resultado, veremos mas motos, mas accidentes, mas anarquia, etc, si no se toman medidas de fondo, es decir, el diseño de un verdadero sistema de transporte integrado, metros, metro ligero, tranvia, sitp, trasnmilenio, cables, ciclorutas, etc, y no la mediocridad que mostro Volvolosas en el Foro de las Ciudades, una linea de metro de mediocre y 50 de transmilenio para el año 2050, criminal!
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Triste que vendan la idea de que el parrillero es sinónimo de atracos y viendo los últimos 3 casos vírales de atracos como la señora de los Rosales, el chico del Uber y el estudiante de la bici no utilizaron la modalidad del «parrillero».
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Hay alguna propuesta concreta o es solo un lamento izmierdoso ?
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No estoy de acuerdo.
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Toda esta propaganda acerca de las motos si bien tiene un componente de realidad también tiene uno de ficción por medio del cual se están justificando las escandalosas tarifas de revisión tecnicomecanica y del SOAT. Estos dos conceptos dejaron de ser un instrumento de protección a las victimas de accidente para convertirse en un super-negocio para las aseguradoras. Un análisis financiero prueba con cifras que la rentabilidad supera el 85% bruto, es decir, de cada millón que produce el negocio solo menos de 150 mil pesos llega a las victimas.
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