Mi única experticia en sistemas de transporte público es la que me dan más de cuarenta años como usuario de trolies, buses, busetas, colectivos, taxis, y por supuesto,Transmilenio y Sitp. entre otros.
En resumen no sé nada de métricas, tarjetas parametrizadas, líneas troncales, horas valle y horas pico, losas, relleno fluido. No tengo la más remota idea de ese tema. Lo que si sé es de la incomodidad , la suciedad y el despelote que siempre ha acompañado al transporte público. Los trolies eran una magnifica propuesta que viajaban por la carreta 17 de Bogotá, Lamentablemente era más el tiempo que los conductores pasaban arreglando “ las tirantas” del bus, que la distancia que recorrían. Los buses destartalados, que otrora respondían a unos colores básicos que de alguna forma ayudaban a los usuarios a distinguirlos para sacarles la mano en cualquier esquina, fueron por obra y gracia de algún genio de la burocracia distrital, pintados de naranja ( tal como hoy hacen con muchos del Sistema SITP), como si ese retoque estético solucionara los problemas mecánicos. Otro genio creyó que la solución vendría de la mano de las busetas. Es decir, mayor número de vehículos en la vía, transportando menos gente, con el agravante de que solamente poseían una entrada. Muchos fueron las víctimas de esas bombas ambulantes. Algún burócrata más, pensó que una tarifa diferenciada era la puerta abierta al cielo. Aparecieron los llamados buses ejecutivos que al poco tiempo y por la voracidad de los transportadores, en poco tiempo se quedaron con la tarifa y nos dejaron la aglomeración. Y qué decir de los colectivos. A qué persona en sus cabales se le puede ocurrir que en una mini van, más mini que van, podrían caber más de 10 personas y mucho menos que alguien pudiera viajar de pie!!!.
Y hasta que por fin apareció Transmilenio de la mano de Peñalosa que implementó en innovó sobre la idea que ya funcionaba en la ciudad de Curitiba en Brasil,. Y todo cambió. Nos dio a los bogotanos una razón para estar orgullosos y ser felices.
Pues bien,la semana pasada hubo una interesante discusión bloguera entre los que estaban mamados de Bogotá y los que no tanto. Y creo que ambos tienen razón. Por eso tengo el presentimiento que el principio de solución a los líos de Bogotá puede ser la recuperación de Transmilenio. No nos digamos mentiras: Bogotá siempre ha sido insegura. Bogotá siempre ha tenido huecos. Bogotá siempre ha tenido problemas con las basuras. En Bogotá no es la primera vez que tenemos malos alcaldes ni pésimos concejales. Bogotá siempre ha tenido buses repletos porque ese es el modelo que le llena los bolsillos a los dueños de las empresas transportadoras que desde siempre han mangoneado a través del pago de las campañas de los malos alcaldes y los malos concejales. Pero cuando Transmilenio funcionó adecuadamente, la ciudad se transformó. O por lo menos nos comimos el cuento y alcanzamos la tranquilidad.
Pero pasó el tiempo y el sistema se deterioró. Nos dijeron los expertos que TM era victima de su propio éxito. Y no hicieron nada. Malconstruyeron unas estaciones, unos portales y unas troncales, extendieron los contratos, intentaron incluso con biarticulados pero el sistema colapsó. Y por eso así nos va como ciudad. Y nos llenamos de funcionarios expertos en disculpas: A la primera protesta, aparece el alcalde o gerente de turno a decir que se traerán más buses. Y traen tres o cuatro. Llevamos una eternidad esperando que unifiquen unas tarjetas. Pero no. Prefirieron la solución chambona de habilitar dos tipos de torniquetes. Creímos que la forma de atacar a los morbosos eran los vagones exclusivos para mujeres ( que ya ni siquiera funcionan, como creo que nunca funcionaron) o el escuadrón “cazaabusadores», que a la fecha ha capturado a 31. Pañitos de agua tibia. Todos los buses tienen un bombillo amarillo que avisa el sobrecupo. Un saludo a la bandera. Nos llenamos de vendedores , músicos de medio pelo, ciegos que ven, harekrishnas de dos pesos y mientras tanto, la policía durmiendo en su ineficiencia .( El diario El Tiempo trae un informe que dice que la Estación del Ricaurte es el caos en su máxima expresión, a lo que el comandante de la policía del Sistema, el coronel Palomino, con la voz tan aflautada como la de su hermano “ su amigo en el camino”, dice que están pensando implementar un proyecto de cultura ciudadana. Y qué tal Coronel Palomino, si tan sólo hace cumplir la ley como es su deber?) Y no nos echemos cuentos. La cultura ciudadana funcionó mientras estuvo Mockus. El resto fue un remedo. Un mal remedo y por eso nosotros también somos los culpables.Por espectadores pasivos o por participar de ese festival de la viveza.
No habrá alguien en esta ciudad capaz de salvar a Transmilenio? No será que en esos portales llenos de áreas sin usar se pueden habilitar espacios para que los artistas se bajen de los articulados y muestren su arte de una manera digna y remunerada? No será posible que se habiliten espacios comerciales formales que paguen impuestos y desestimulen la alharaca de manís y colombinas en las rutas? No habrá alguien capaz de repensar el sistema?. ¡No más excusas!…
@malievan
Excelente su escrito. Lastima que a nadie le importe el ciudadano de a pie y todo se vaya en «fueques»………..
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