Faltan menos de 15 días para que sepamos quién va a reemplazar a Enrique Peñalosa, a quien tal vez la historia lo salve. Mientras eso pasa y aunque suene injusto, muchos terminamos decepcionados con su gestión y otra gran parte de la generación actual de bogotanos, lo aborrece y lo condena por fantoche, por presumido, por sobrado, por incumplido y porque la movilidad que prometió algún día resolver, hoy está peor que nunca.
Todos los actuales candidatos han salido de sus cuevas para cargar niños, proponer puentes sin ríos, leche y miel, gobernar con los mejores, olvidar los rencores pasados, trabajar por la unidad y claro, el Metro. Por encima o por debajo, pero Metro. Y eso está bien, pero en el mejor de los casos, antes de diez años no lo veremos. Mejor dicho, hasta que no se vea el primer colado, no hay que creer en el metro.
Los bogotanos no podemos esperar diez años por una solución
Igual nos han prometido colegios y avenidas, educación pública, universidad gratuita, viaductos y arboledas, calles amplias y asfaltadas, esquema de basuras eficiente, migrantes extranjeros sin necesidad de mendigar, parques sin basuco y marihuana y hasta cero corrupción, porque a la hora de prometer, poco se han medido. Eso, para un ciudadano de a pie que se encuentra a diario con una ciudad en la que el delito nunca duerme, el desbarajuste no descansa y el barullo es incesante, no deja de ser una ilusión.
Pero ¿y mientras tanto qué hacemos? ¿Seguir en el caos diario de TransMilenio con vendedores, maleantes y colados? ¿Arriesgarse en cualquier bus repintado del Sitp? ¿Salir a la calle en la hora pico, para adentrarse al purgatorio o llegar a las puertas del infierno? ¿Seguir viviendo en una ciudad devastada, desolada, angustiada, desconsolada, amargada y, por encima de todo, entristecida? En medio de este despelote necesitamos medidas de choque diferentes al Esmad. Algo pronto, rápido, efectivo y duradero.
La construcción del metro nos anuncia un nuevo infierno
De lo contrario, poco interesará quién quede de alcalde, porque en esta ciudad de renders y proyectos, siempre encontrarán la manera de echarle la culpa a alguien de su propia incompetencia. Tal vez lo mejor sea irnos a la Luna o a Neptuno y volver en diez años cuando todas estas maravillas estén listas, o tal vez confiar en que alguno de estos personajes, por lo menos, nos devuelva la confianza en medio de tanta calle rota…
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Mauricio, muy buen blog, de acuerdo en mucho, creo que la solución primera es el voto en blanco, primero como protesta que Peñalosa nos incumplió con el Metro, debía dejar la primera línea, como lo escribí al iniciar su mandato en mi blog El Observador Pensante (El mandato que dimos a Enrique Peñalosa. Parte I – El Metro) pero también con todo lo demás que hizo, con los comparendos, las velocidades mínimas para poner multas, la valorización que unida con el predial va a ser impagable, etc, pero además por los candidatos en contienda, en donde repitiendo la división de 2011 podemos quedar en malas manos, como lo explico en mi blog Voto en blanco, voto de unión. Votar en blanco es la única opción que veo para mandar un mensaje claro que no vamos aceptar que vuelva a poner conejo con el Metro.
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Increíble la memoria de nuestro pueblo no recordar lo dejado de hacer por los ineptos
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Me parece completamente injusto este artículo. Recordará que recibió una cuidad enanos de los incompetentes del polo es decir 12 años de saqueo e ineficiencia. Felicito al alcalde!
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Que optimista señor Lievano. Diez años para ver el metro terminado Con la experiencia de la ruta del sol, túnel de la línea, puentes que se caen, vía al llano, reficar, ect ect. Se podrán calcular 50 años. Un verdadero castigo vivir en Bogota, un calvario.
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