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 A diferencia de Zidane, Heynkes ha sabido meter en su juego a James, quien ha demostrado que sí sabe adaptarse a lo nuevo.

En el partido contra el Paris Saint Germain vi un James Rodríguez que no encontraba desde el Mundial. El 11 del Bayern se adueñó del campo completamente y marcó el ritmo de su equipo. Tanto su asistencia como los pases que dio fueron operaciones quirúrgicas y precisas. ¡Qué miedo defender un centro de James!, de seguro pensaban los defensas del PSG. Pero esto no sólo se debe al astro colombiano: Jupp Heynkes, el DT del Bayern, ha sido crucial para recuperar al capitán de la Selección Colombia.

Vale la pena decirlo ahora: en el Real Madrid de Zinedine Zidane, James jugaba bien cuando tenía la oportunidad e incluso marcaba goles, pero no se sentía cómodo con su posición, además del perjuicio que le causaba la falta de continuidad. El francés ha basado su éxito en el trabajo psicológico y físico, no en el táctico. Los esquemas de Zidane, aunque efectivos, son quizá demasiado básicos para un mediocampista como James. En un sistema así, los mediocampistas están limitados a iniciar la jugada y a pasar el balón de una banda a la otra, pero son los delanteros o los laterales quienes marcan el ritmo y usualmente hacen el pase final o el centro de la muerte. El colombiano estaba restringido a una labor (contra la que se rebelaba cada vez que jugaba) de hacer el primer pase, cuando él sirve, entre otras funciones, para hacer el último. James se parece al jugador que fue Zidane, pero eso no ayudó al DT a entender la tarea ofensiva del colombiano.

Algo de razón tenía el francés, pues para consolidarse en el Bayern,  James ha tenido que aprender a ser más creador que finalizador y a defender como lo hacen en el Madrid Toni Kroos y Luka Modrić. Eso sí, existe una diferencia entre las tareas que tiene el colombiano en el Bayern y las que tenía en España. Cuando el club bávaro tiene la pelota, James es liberado y juega donde quiere, rotando permanentemente su posición con el resto de delanteros y medios. Lo que a Zidane le desesperaba del colombiano es justo lo que Heynkes, y su esquema, le piden. James aparece por la media luna, por el círculo central, por las bandas e incluso metido en el área. Eso le permite al 11 tener más opciones, escoger la que considere más oportuna y, claro, ejecutarla como él sabe. Y algo más: marcar goles.

Quizá esa capacidad que apenas adquiere (la de defender sin perder explosividad) explica su mal paso por el Madrid. Pero también, que lo haya logrado tras 6 meses en un equipo, un país y una liga totalmente nuevos para él muestra que Zidane se rindió muy rápido. Finalmente, como hemos dicho varios y en muchas ocasiones, lo que necesitaba James era jugar de modo continuo para entender qué dificultades tenía y adaptarse para superarlas. Tal vez el modelo del francés nunca le hubiera permitido jugar a placer, o de pronto es un juego que no está hecho para él, pero Zinedine falló en su tarea de insistir, de adaptar la táctica a su plantilla, lo que demuestra cuál es la debilidad de este Madrid y que se ha visto reflejada con el mal estado físico de los jugadores esta temporada.

Volviendo a James, la historia es bonita. Es una felicidad verlo jugar así antes del Mundial, pues Colombia sufrió su mal momento en el Real durante las eliminatorias. José Pékerman tiene tiempo de sobra para analizar esta nueva versión del 10, que ahora es 11 (no solo en dorsal, sino en calidad) y plantear una táctica en la que James pueda participar más del juego defensivo, sabiendo que no perderá su efectividad ofensiva. Eso ayudará a la Selección a ser más sólida y a que Abel Aguilar y Carlos Sánchez no terminen grandes partidos tirados en el piso como sucedió en el Metropolitano contra Brasil. Quedan siete meses para la cita y las noticias en el entorno James son cada vez mejores. Qué delicia.

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