El James moldeado por Jupp Heynckes es más completo y equilibrado que aquel que jugó el Mundial de 2014. Si sigue así, será una bendición para Pékerman.
El fin de semana pasado, Thomas Müller anotó su gol 100 con el Bayern München. Sin embargo, lo más destacado de dicha acción no fue la definición, sino la asistencia magistral de James Rodríguez. Su técnico, Jupp Heynckes, así como sus compañeros Müller y Javi Martinez, han destacado al jugador en numerosas ocasiones por su juego, por su pegada y por la inteligencia con la que maneja los partidos. Si bien es verdad que no genera sorpresa ver al colombiano asistiendo goles, la manera en la que está jugando en el Bayern merece un análisis. James está en un gran momento (incluso mejor que el de su primera temporada con el Real Madrid) y todo es gracias a lo que el equipo alemán le ha ofrecido.
Cuando todos creíamos que la salida del entrenador Carlo Ancelotti sería una tragedia para James, Heynckes tomó el mando y, contrario a lo que varios predecían, confió en el cucuteño para que hiciera de media punta, extremo y organizador del último tercio. Pero, no contento con devolverle el fútbol al goleador del Mundial 2014, Heynckes le enseñó a defender, a pensar más estratégicamente y a gestionar el balón en zonas complicadas del campo como el círculo central. La mejoría tan rápida del 10 de la Selección se explica en la confianza del alemán y en su forma de trabajar. A Jupp lo conocen en el fútbol por exigir disciplina como pocos y por implementar la filosofía de constancia y esfuerzo que tantos resultados ha dado al fútbol alemán. Mientras que en el Real Madrid parecía imposible (yo mismo lo dije en otras columnas) que James pudiera retrasar su juego y ser más equilibrado, en el Bayern ha sido cuestión de un semestre.
Además, aparte de su mejoría posicional, James se ha convertido en una de las mejores zurdas del mundo. Si bien ya tenía una pegada ejemplar en 2014, cuando diseñó su mejor obra en el Maracaná, hoy parece tener un cerebro exclusivo para su pierna izquierda. Sus compañeros (acostumbrados a jugar entre los mejores) no se han cansado de elogiar los centros del colombiano a tal punto que buscan el área cada vez que James recibe en los laterales. Eso sin mencionar el último tiro libre que metió con finura de orfebre. Por la zona de la media luna, en una distancia que da el espacio justo para que la pelota pase la barrera y baje al arco, el 11 del Bayern disparó despacio y colocado, como si de un entrenamiento se tratara, y la ubicó en el ángulo de la barrera en cámara lenta, mientras el arquero volaba sin sentido y veía como la esférica cruzaba la línea de gol. Sorprende saber también que James no anotaba de tiro libre desde la temporada 2015/2016 con el Real Madrid.
La consecuencia directa de ese trabajo ha sido que James juega de forma más inteligente. Siempre ha tenido talento y se ha entrenado duro, pero Jupp ha recogido su potencial y ha sacado la versión más completa del colombiano. Mientras que en los últimos años, el espectador encontraba en James una rabia y una desconcentración mental a la hora de encarar momentos complicados de un partido, hoy vemos a un jugador mucho más maduro, que no solo sabe pegarle a la pelota o posicionarse en ataque, sino sabe cómo explotar su talento y versatilidad según lo que necesite el técnico.
Desde Brasil 2014, James ha pasado por varias facetas deportivas. Ha tocado la élite y el éxito, solo para darse cuenta lo efímero que es. Ha caído en la frustración y en la mala suerte que le ha hecho cuestionarse su presente. Por último, ha renacido en un ambiente más cómodo, pero no menos competitivo. Eso le servirá para afrontar el Mundial de Rusia, no como una estrella naciente, sino como la figura de una Selección necesitada de su nueva faceta. Me pueden las ganas de ver esos centros de James dirigiéndose a la cabeza de Radamel Falcao o de Duván Zapata, pero también de descubrir cómo se adapta Colombia a un 10 mucho más completo a aquel que jugó las últimas dos Copa América y las Eliminatorias. Siempre es pronto para hablar, pero es una alegría verlo jugar así antes de una cita mundialista.
Lean mi última columna en Hablaelbalón: FIFA 18: Los 6 secretos para romperla en Modo Carrera.
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