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Después de un Mundial 2018 sin semifinalistas sudamericanos, las selecciones preparan la Copa América con la intención de dejar fantasmas atrás.

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¡Empieza la Copa América! El fútbol sudamericano de selecciones tiene un tono especial que no se conoce en otro lado del mundo. Los entrenadores dicen que dirigir un país de la CONMEBOL es uno de los retos más grandes para un director técnico. Vivimos orgullosos, con toda la razón, porque sabemos que la competencia en el eje sur del nuevo continente es para alquilar balcón. Sin embargo, no podemos negar que el Mundial de Rusia 2018 dejó un trago amargo. No hubo una sola selección sudamericana en las semifinales. Esta Copa América es una oportunidad para todos los participantes de recuperar buenas sensaciones.

Brasil lidera la lista. La eterna favorita ha decepcionado en las últimas tres ediciones. Siempre cuenta con una plantilla de ensueño, pero no juega la final desde 2007. Desde la traumática eliminación de su Mundial en 2014, cuando perdió 1-7 contra Alemania, la Canarinha busca salir de una época amarga con un título en casa. Las estadísticas le acompañan: Brasil siempre ha ganado la Copa América cuando ha sido local (1919, 1922, 1949, 1989). Es la oportunidad ideal para consagrar a una generación que ha sufrido más que disfrutado la camiseta nacional, pero otra decepción de local podría empeorar aún más el tema. Sin Neymar, lesionado, Brasil quiere hacer respetar la casa.

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Argentina no se queda atrás. La Asociación de Fútbol Argentino (AFA) apenas se ha mantenido en pie los últimos años. A pesar de eso, una generación dorada de futbolistas ha jugado cuatro finales de Copa América y una de Mundial, con tan mala suerte que las ha perdido todas. El mejor jugador del mundo, Lionel Messi, no se rinde y juega otra Copa, pero sabe que va a Brasil en un nuevo proyecto, con jugadores jóvenes que necesitan probarse en partidos de alta presión. Argentina no viene a ganar la copa y el que así lo piense se engaña. El torneo le sirve a la albiceleste como ejercicio de preparación para las Eliminatorias y para la Copa América del próximo año que, por ahora, oficiará como local junto a Colombia.

Nuestra Selección también aspira a una nueva ilusión. José Pékerman revivió el alma al equipo y le dio un espíritu nunca antes visto, pero la Selección se vio sin ideas en Rusia e hizo un Mundial apenas correcto. Colombia aspira en Brasil a aprovechar la mejor generación de jugadores que ha tenido el país y sacarle el jugo con un técnico como Carlos Queiroz que, si bien es nuevo, tiene prestigio mundial. Llegar a semifinal sería hacer un buen torneo, pero traer la Copa no es una tarea imposible. Este grupo de jugadores se lo merece. Eso sí, el objetivo principal es que la plantilla se adapte al nuevo entrenador y que compita conforme al gran nivel que tiene.

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Otras selecciones, como Chile y Paraguay, necesitan volver a un buen nivel tras no participar del Mundial pasado. Ecuador y Venezuela quieren aprovechar una camada de grandes juveniles para competir de igual a igual. Bolivia quiere saber cómo está de cara a la Eliminatorias. Perú por fin tiene un gran proyecto y quiere seguir creciendo con él. Uruguay, la que es para mí gran favorita junto con la local, llega a Brasil para ganar y acabar un proceso de década y media con Óscar Tabárez que pintaba para más en el Mundial pasado. Inicia el torneo de países más igualado de todos, el más viejo fuera de los Juegos Olímpicos y lo hace en un contexto en el que el fútbol sudamericano más necesita nuevos proyectos estables si quiere competir en el siguiente Mundial por la copa.

 

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