Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.

Hace cuatro años que ningún equipo colombiano llega a cuartos de final en la Copa Libertadores. Los malos negocios de la Dimayor se pagan en lo deportivo.

Sígame en Twitter: @avargasdeporte

Tras perder por 3-1 contra la suplente de Flamengo y quedar eliminado de la Copa Libertadores, el entrenador del Junior Luis Amaranto Perea soltó una perla en la rueda de prensa: “Nuestra liga no es tan fuerte y nos cuesta competir”. Razón no le falta. Los equipos colombianos tuvieron un rendimiento pobre en el torneo más importante del continente y ninguno pasó a octavos de final. Preocupa el nivel del fútbol local, que solo destaca por su drama político, sus clubes quebrados y sus jugadores sin sueldo.

Como otros seis países, Colombia tenía cuatro cupos para la Libertadores 2020. Solo Brasil, con ocho boletos, Argentina, con seis, y Ecuador, con cinco, tuvieron más equipos en el torneo. Al acabar la fase de grupos, Chile, Perú y Colombia se quedaron sin participantes. Los nuestros se fueron de la siguiente manera: Deportes Tolima perdió contra Internacional de Brasil en la fase previa a los grupos, Independiente Medellín y América de Cali quedaron en el último lugar de su grupo, mientras que Junior acabó tercero del suyo e irá, como Tolima, a la Copa Sudamericana. Hasta luego y hasta el año que viene.

El problema es que este resultado no es una anomalía del 2020. El año pasado tampoco hubo colombianos en los octavos de final de la Libertadores. En 2017 tampoco tuvimos participantes en esa instancia. Solo en 2018, un tímido Atlético Nacional asomó como único representante del país en esa fase y perdió contra Atlético Tucumán.

Toca remontarse a 2016, cuando Nacional ganó el torneo para ver a un equipo colombiano superar los octavos de final. Para ese entonces, el país venía en una racha interesante. Santa Fe había conseguido llegar a semifinales en 2013, Nacional a cuartos en 2014 y de nuevo Santa Fe, también a cuartos, en 2015. Solo había un equipo colombiano en un mar de argentinos, brasileños y alguna sorpresa más, pero plantaba cara y ponía su candidatura al título en la mesa.

Ya son varios años sin ver a un club de nuestro país codearse mano a mano con los equipos fuertes del continente. No es ajeno el dato de que en 2018, Jorge Enrique Vélez asumió como Presidente de la Dimayor con la propuesta de llevar el fútbol colombiano a la televisión internacional, negocio que nunca despegó y dejó más de una cuenta descuadrada. Tras un pobre ejercicio y varias promesas incumplidas, los clubes lo relevaron (no sin antes darle una absurda indemnización) y votaron a Fernando Jaramillo como sucesor.

El abogado y empresario, con buen pasado en Bavaria, recibió un fútbol con varios equipos en crisis económica, una liga femenina que camina de milagro y muchos jugadores sin cobrar sueldos. Aunque la pandemia del covid-19 influyó en estos temas, lo cierto es que las tres situaciones ya existían antes. En octubre de 2019, los futbolistas del Cúcuta Deportivo denunciaron retrasos en el pago de su sueldo, Santa Fe ingresó al régimen de reorganización de la Superintendencia de Sociedades en noviembre de 2019, y en febrero de 2020 no había fechas para el torneo femenino.

Recoges lo que siembras, dice el refrán. El mal rendimiento internacional que destaca Perea es consecuencia del deficiente manejo de los negocios por parte de la Dimayor. Si los responsables de manejar el dinero no lo cuidan ni lo usan con inteligencia, no podemos esperar un buen resultado deportivo cuando nos enfrentemos a equipos que tienen un modelo más serio de negocio. Ahora solo falta que, con cinco equipos en la Copa Sudamericana, también nos pinten la cara. Ojalá escuchen las palabras de Amaranto Perea.

Compartir post