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Sin importar las razones, es una vergüenza que la Dimayor dedique solo dos meses del año al fútbol femenino.

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La Dimayor ha vuelto a indignar al fútbol colombiano. Por fin anunció este martes el cronograma de la liga femenina. ¿Cuál es el problema? La competencia durará dos meses. Si le añadimos el tiempo de pretemporada, las jugadoras y cuerpo encargado de los equipos femeninos estarán, como máximo, activos durante tres meses. Si bien existen obstáculos como el machismo que brota de la cultura futbolera y una pandemia que afecta al espectáculo deportivo, es responsabilidad de la Dimayor que el sector de fútbol femenino cuente con una liga organizada, digna y que impulse el crecimiento del deporte profesional en Colombia.

El nombramiento de Fernando Jaramillo como Presidente de la Dimayor parecía una oportunidad para que el ente entendiera su obligación. El empresario asumió su puesto con la necesidad de mejorar los desastrosos años de Jorge Enrique Vélez como líder de la Dimayor. Sin embargo, frente al fútbol femenino, los resultados de este martes no son más que decepcionantes. 

Jaramillo dio la cara en Blu Radio y dijo que es “una lástima que el fútbol femenino sea la cenicienta”. Más que una lástima, es una vergüenza que, tras cuatro años de la primera liga de mujeres, el discurso sea ese. Me cuesta creer que un torneo de dos meses sea la salida más correcta al problema. Está bien que el presidente reconozca el desastre, pero no por eso deja de ser indignante. Tener una liga femenina de un año, como la masculina, debería ser un principio inamovible, no un objetivo secundario al que se puede o no llegar. Si para eso es necesario reformar toda la distribución de activos en la Dimayor, pues que así sea. La culpa no la tiene exclusivamente Jaramillo, pues él preside a un grupo de dirigentes amarrados a la comodidad de un fútbol mediocre. Dicho eso, el presidente aspiró al puesto consciente de ello.

A propósito de dirigentes, el silencio de la vicepresidenta de la República, Marta Lucía Ramírez, también decepciona. Desde su llegada al cargo en 2018, Ramírez se jacta de ser la abanderada en la lucha por la igualdad de la mujer. Incluso firmó un pacto con la Federación Colombiana de Fútbol y la Dimayor para detener el acoso sexual, el maltrato laboral, y promover la igualdad de género en el fútbol. La Dimayor le está incumpliendo el pacto a plena luz del día a la Vicepresidenta, pues un torneo femenino de mes y medio habla de todo menos de igualdad. Entiendo que el Gobierno tiene temas importantes en su agenda, pero si hace firmar un pacto, debe denunciar cuando este no se cumpla.

En este mar de malas gestiones, solo se salva Ernesto Lucena, Ministro del Deporte, que ha apoyado el fútbol femenino desde que asumió el cargo y destinó todos los fondos que podía para realizar la liga. Es una vergüenza que su aporte se gaste en un torneito. Hasta el Pibe Valderrama y Óscar Córdoba mostraron su inconformidad en redes por el mal trabajo de la Dimayor. A eso vale la pena añadir que, según un informe publicado por Acolfutpro el martes, varios clubes incumplieron los contratos pactados con las jugadoras en el torneo anterior. De verdad, algún día sería bueno comentar algo positivo del fútbol colombiano, pero de poco vale cuando las noticias más destacadas son así de malas.

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