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Acusado de autor intelectual de atentado, este Ph.D. en Neurología recibe el apoyo de la comunidad. El periódico de esa ciudad lo defiende. Carta desde la cárcel.

¡Héctor es inocente! Prueben lo contrario.

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Por Fernando Pinzón Pérez. Publicado en TumacoPopolo, edición de octubre/09.

Unos días atrás, antes de aquella malhadada madrugada del pasado 17 de octubre, Héctor Antonio Angulo (foto grande a la izquierda), rector del Técnico Industrial de Tumaco durante casi veinte años, sentado en una de las bancas de concreto cerca de su oficina, meditaba sobre su cercano retiro laboral después de 35 años de ejercicio en el magisterio y con 60 años de edad cumplidos al pie de la letra.

«Toda una vida desasnando compatriotas», -le dije- entre risotadas y él, con el semblante sereno, respondió: «García Márquez es el maestro de maestros». Entonces dejamos deslizar un sueño compartido: obtener la pensión para dedicarse a leer y escribir de tiempo completo.

Una casita a la orilla del mar y una hamaca, para que más. Ah…la fémina.

Ahora eran casi las siete de esa mañana de sábado con cara de escualo. Ahí estaba yo, anonadado, no lo puedo negar. Como náufrago solitario a treinta  o cuarenta metros de la entrada del colegio ITIN, en la isla del Morro.

El operativo policial se había detenido y la voz insistente, martillaba mi apellido. Me acerqué, extrañado, a la camioneta policial; detrás marchaba un camión, también vestido de verde.

En la cabina, en el puesto trasero, apretujado entre los agentes del orden, extraordinariamente armados porque soplan huracanados vientos de guerra, asombrado de encontrarse así mismo en aquella asfixiante situación, el incrédulo educador de toda una vida, el único Ph.D sobreviviente en el Pacífico Sur, Héctor Antonio Angulo Angulo, como si le hablara a un auditorio imparcial me dijo: «me sacaron de mi casa y mire como me llevan, acusado dizque de haber cometido homicidio agravado».

El comandante del operativo dio la perentoria orden de reiniciar la marcha y se dirigieron a la isla de Tumaco, en busca del cuartel de la Policía.

Media hora después, gracias a la oportuna diligencia jurídica del director de TumacoPopolo, sabía con precisión que se daba inicio a un nuevo capítulo en esta manglaria de nuestros sueños  y desvelos permanentes.

Ahora sé, que no es ficción, que en esta Colombia de aficionados al fútbol, como hace poco lo manifestara el novelista Fernando Vallejo, y en este Tumaco de adictos a los juegos de azar, lo importante no es ser inocente, sino poder demostrarlo.

O dicho mejor a lo presidente Uribe: «usted es culpable mientras no demuestre lo contrario». Yo no sé, en estos momentos, si la justicia al final brille para Héctor Antonio.

No me pidan asepsia para contar esta historia, cuando todos y todas saben que en este caso obramos en causa propia.

No en vano compartimos trabajo, ilusiones y esperanzas de ayudar a construir por lo menos un entorno social mejor, con mi amigo y compañero de labores Héctor Antonio.

Por ahora termino aquí, expresando por escrito algo que ya manifesté en el recinto de nuestra institución educativa: pueda que lo actuado por la justicia y la policía haya sido legal, pero la verdad es que fue y será INJUSTO.

A un hombre cuyo único patrimonio son las ideas humanistas, no se le debe tratar como al peor de los forajidos de la patria. Los bandidos, el pueblo sabe dónde están, y el pueblo también sabe que HECTOR ES INOCENTE. Vive Dios.

La acusación puede verse en este link: http://www.eltiempo.com/colombia/justicia/rector-de-colegio-habria-pagado-por-atentado-a-secretaria-de-educacion-de-tumaco_6397167-1

Dolor y felicidad en la cárcel

Penitenciaria Carcelaria, Tumaco, Bucheli, 20 de octubre de 2009

Carlos Rúa, amigo, hermano y compañero de este gran batallar.

(…) Por concepto y orden de una fiscalía y un juzgado, estoy privado de la libertad, expresión común, como el término preso, cuando un ser humano está en la cárcel.

He aprendido en este corto tiempo que me han privado de la libertad de caminar libremente, saludar con la humildad, sencillez, valoración, respeto y cariño a todos y cada una de las personas que encontraba. (…)

De otra libertad que me han privado es de la de expresarme ante el fiscal y el juez de garantía que manejan y orientan la injusticia de mi caso, para demostrar ante toda la comunidad educativa de Tumaco, ante el pueblo tumaqueño (…) que soy inocente y que es imposible que Héctor Antonio Angulo Angulo pueda cometer semejante barbarie antisocial de la que me acusan y sindican.

Me han privado de la libertad de conversar, de reunirme, a veces molestar, a veces reír con empleados, estudiantes, profesores, coordinadores y amigos que de una u otra manera asistían al Instituto Técnico Industrial.

Me han privado de la libertad de encontrarme en la calle o reuniones con los colegas rectores y coordinadores, quienes en un buen número, estaban pendientes de mi legada tarde, de lo que yo fuera a expresar y a veces tomarme como referente de algún chiste como para ambientar el desarrollo de la reunión, desde luego con total respeto, muestra de la amistad, aprecio, valoración y cordialidad existente entre todos nosotros. (…)

Me han privado de la libertad de ir a las casas de familiares y amigos a escuchar regaños, consejos, reír un poco, sentirse en familia y comer algo apetitoso y nutritivo, con técnica casera… casera y natural.

(…)  He tenido la gran felicidad de la visita de los docentes, estudiantes, familiares y amigos pero imagínate, hijas y madre que me han hecho inundar los ojos de lágrima por el apoyo moral, anímico, valorativo y humano que me demuestran.

Otra felicidad que me embarga son las manifestaciones de distinto tipo, marchas humanas, de estudiantes, docentes, empleados, padres de familia, comunidad en general, comunicados radiales, televisivos, escritos, entrevistas, ruedas de prensa y otra serie de acciones por la defensa de la institucionalidad del ITIN y de este ser humano que todo lo que ha hecho es luchar constantemente por que todos podamos vivir en un macro o micromundo en paz, en alegría, conocimiento de unos con otros, amistad, amor, humildad, trabajo y productividad. (…)

Con la humildad, la amistad y el amor hacia los demás que me caracteriza, me despido con un estrechón de mano y abrazo de hermano, con todas las personas, organizaciones gremiales, sociales y comunitarias, con las instituciones del estado y privadas, con la esperanza en Dios, Jesús de Nazaret, la Virgen de las Lajas y en todos ustedes, que pronto, muy pronto, se demostrará que no soy un peligro social y por tanto todos seremos libres.

HÉCTOR ANTONIO ANGULO ANGULO
C.C. No. 5.270.889 DE EL CHARCO

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