Trae a las estrellas de la Media Maratón de Bogotá y dirige el equipo Atletas con Porvenir.
Por Esaúd Urrutia Noel, director de la revista Ébano Latinoamérica. Publicado en junio 2013
Luis Felipe Posso es un ciudadano universal. En los últimos 25 años ha recorrido los cinco continentes, en una frenética actividad profesional que lo ha llevado a convertirse en uno de los más importantes empresarios del deporte internacional.
Bien sea como mánager de futbolistas y atletas de élite o como asesor de las más importantes carreras atléticas del mundo.
Pero más allá de los éxitos empresariales, los reconocimientos internacionales y los triunfos de los deportistas representados por su firma, esa trashumancia le ha permitido validar, en el terreno, las clases de geografía y de historia universal, que seguía con verdadera pasión durante su época de estudiante de bachillerato en la Escuela Normal de Varones de Quibdó, en el Pacífico colombiano.
Todo comenzó en 1981, cuando Luis Felipe Posso terminó sus estudios de secundaria. Como atleta de fondo, que competía por la región del Valle del Cauca, en Colombia, había ganado una beca para un viaje a Florida, Estados Unidos.
Quedó impactado con el estilo de vida americano y se prometió volver tan pronto como pudiera. Regresó dos años después, a Nueva York, con la ilusión de progresar. Tenía 20 años.
A la mañana siguiente de su llegada a la Capital del Mundo comenzó a trabajar pintando apartamentos. Treinta días después inició sus estudios de inglés y comenzó a competir en las carreras atléticas de la ciudad y del estado de Nueva York.
El año 1983 fue muy importante para los atletas latinos en Estados Unidos, especialmente para los mexicanos y algunos colombianos que comenzaron a competir en las más importantes carreras de este país. En ese contexto, Luis Felipe Posso pensó que podía ser útil para sus colegas de América Latina, a quienes servía como traductor, otras veces como guía y hasta anfitrión en su pequeño apartamento.
«La idea era que pudieran aprovechar al máximo el fin de semana. Por ello les ayudaba a organizar su participación en distintas carreras», recuerda Posso.
En 1987, Luis Felipe Posso hospedó en su apartamento a tres reconocidos atletas colombianos: Silvio Salazar, Pedro Elías Ortiz y Carlos Roa, a quienes, además, les organizó su participación en un circuito de carreras por Estados Unidos.
Al término de una gira, Silvio Marino Salazar, el atleta tumaqueño que tanto renombre le dio a Colombia en competencias internacionales, le ofreció a Posso pagarle un porcentaje por su trabajo, tal como hacía con su mánager. Aunque no aceptó en ese momento, la idea le sonó.
«Pensé mucho sobre el asunto. Y cuando me volví a encontrar con los mexicanos, les dije que ya era mánager y que cobraba el 10%. Ellos aceptaron de inmediato y así fue como nací a esta vida en el atletismo», recuerda Luis Felipe Posso.
Por ese entonces, Posso estudiaba Administración de Empresas en la Universidad de Nueva York, y ya tenía una pequeña compañía de pintura. Había escogido esa carrera porque se veía, en el futuro, como propietario de una gran firma de pinturas, con muchos camiones por toda la ciudad.
Pero el destino le tenía deparado otros retos, desde el mismo instante en que empezó a tomar créditos de otra carrera universitaria: Administración Deportiva y Eventos Especiales.
«Comencé a mirar muchas cosas relacionadas con lo que estaba haciendo y entonces me expandí más. Y empecé a conseguir atletas no sólo de América Latina, sino de todo el mundo. Hasta que en el año de 1989 decidí dedicarme únicamente a esto».
Ese mismo año, para huir del intenso frío de Nueva York, Posso se radicó en Tampa, Florida, donde su trabajo se incrementó. Cada fin de semana iba a las diferentes carreras en las que encontraba atletas de países lejanos, despistados, que no entendían el idioma o el sistema de las carreras de calle en Estados Unidos.
Todos tenían las mismas preguntas: ¿cómo se cobra? ¿Cuánto se cobra? ¿Cómo conseguir la invitación para otras carreras? «En esa época -agrega Luis Felipe- era muy complicado. Había muchas regulaciones para que un atleta se convirtiera en profesional, por lo que requerían de una asesoría especializada. Hoy es mucho más fácil».
Pero para ese entonces, ya Luis Felipe había afinado el olfato para los grandes deportistas. Se les presentaba, ofrecía sus servicios y luego formalizaba la relación. Checos, polacos, brasileros, mexicanos y africanos comenzaron a llegar a su empresa, al punto que en 1992 Posso Sports, su compañía, tenía el mayor número de atletas de fondo y de países de todo el mundo.
Tres años atrás había fichado, entre otras luminarias, al mexicano Dionisio Cerón, dos veces declarado el mejor maratonista del mundo y ganador del maratón de Londres por tres años seguidos. De México también representó a Salvador García, Andrés Espinoza y Andriana Fernández, también triunfadores en Nueva York. A ellos se sumó lo más granado del atletismo de Kenia, Etiopía, Tanzania, Eritrea, Zimbawe y Marruecos, entre otros.
Sin duda, 1992 ha sido uno de los mejores años de este empresario colombiano. En los Juegos Olímpicos de Barcelona, sus atletas ganaron dos medallas de oro en el maratón: Hwang Young-Cho, de Corea del Sur, y Valentina Yegorova, de Rusia. Esos triunfos catapultaron la carrera de Luis Felipe Posso y lo valorizaron profesionalmente.
Su nombre empezó a sonar muy fuerte en Asia, hasta que tomó el mercado de este continente. Su compañía ha asesorado carreras por todo Japón, fue pionera en la organización de las dos carreras internacionales de Corea, en donde, hasta su llegada, sólo había competencias locales.
Las más importantes carreras de China, así como el maratón de Sidney, en Australia, también contaron con la asesoría de Luis Felipe Posso y su firma.
Una puerta al mundo
En el año 1989, cuando se abre la Cortina de Hierro, Rusia contaba con muchos de los mejores corredores del mundo, pero estaban amarrados por la Federación de Atletismo de este país. Al mismo tiempo, los atletas surafricanos no podían competir en torneos internacionales, pues estaban vetados por la situación política del país, donde imperaba un régimen de apartheid que segregaba a la población negra.
Luis Felipe tenía la esperanza de que, con los cambios políticos de Rusia y los nuevos vientos que soplaban en Suráfrica, su empresa podría dar un gran salto y consolidarse como la número uno del atletismo.
En 1991 cuando, en efecto, Suráfrica se abre al mundo. Posso Sports llevó a Estados Unidos a los mejores atletas de ese país. Al mismo tiempo, convenció a la Federación Rusa que le dejara preparar a todo el equipo de fondo en Estados Unidos.
«Nosotros cubriríamos todos los costos, pero ellos debían competir en todas las carreras que mi firma organizara. Los primeros ingresos serían para cubrir los costos. El resto, para los deportistas y para la Federación. Esa fue muy propuesta».
Hubo resistencia, pues lo que Posso proponía era un cambio sustancial en la relación de los atletas rusos con la Federación, pues hasta ese momento ellos no percibían dinero. Deportistas y entrenadores respaldaron la propuesta de Posso y, finalmente, la Federación Rusa, que estaba quebrada, accedió a llevar todo su equipo a Florida y ponerlo bajo las órdenes de Posso Sports.
«Me traje más de 30 atletas y entrenadores de Rusia a Florida. De ese grupo, varias damas y un varón dominarían las competencias de fondo en el mundo durante los siguientes diez años», recuerda Luis Felipe con satisfacción.
Después de 1991, los atletas rusos se convirtieron en profesionales. Ya sin la tutoría de la Federación podían decidir libremente dónde y cuando competir. Posso era su mánager
Lo mismo sucedió con los atletas surafricanos. Algunos de ellos compitieron en Estados Unidos y de ese grupo salió un campeón olímpico, Josiah Thugwane, en Atlanta
En Colombia, Luis Felipe asesora la Media Maratón de Bogotá y ayudó a la de Medellín y la de Cali. A todas las hizo internacionales. De un viaje suyo a la capital del Valle, en 1990, surgió la carrera Río Cali, que tuvo mucho renombre hasta hace algunos años.
Un nuevo reto
Despues de los Juegos Olímpicos de Atlanta, en 1996, Luis Felipe Posso decidió incursionar en el fútbol. No veía nada nuevo para hacer en el atletismo, pues ya había fichado a los mejores atletas y había manejado eventos en todo el mundo.
Compró la franquicia de Los Ciclones de Tampa Bay, un equipo profesional en Estados Unidos, la cual tuvo por cuatro años. Ese equipo fue el primer club internacional de Mario Yepes, capitán de la Selección Colombia de Fútbol.
«Yo vi jugar a Yepes en la Sarmiento Lora, cuando el futbolista tenía sólo 18 años. Me gustó y se lo recomendé al técnico de mi club. Desde entonces me di cuenta de que tenía la capacidad para ver las condiciones de un futbolista. Hoy sé qué tipo de jugador necesitan, por ejemplo, los equipos en Europa; qué características debe tener un jugador para triunfar en España, Francia o Inglaterra».
Para ese aprendizaje, Posso ha tenido que asistir a muchos torneos por el mundo, especialmente los de categorías menores, como el de Toulon, Francia; a los campeonatos mundiales sub 17 y sub 20; a los torneos suramericanos. «Esta disciplina me ha permitido aprender a mirar los estilos y las características de los jugadores en cada posición».
Los frutos no se hicieron esperar. Con su trabajo, Posso Sports ha potenciado a muchos jugadores, entre ellos Carlos Alberto Sánchez, el volante de la Selección Colombia. La transferencia de Juan Pablo Pino al Mónaco ha sido la más importante, en términos económicos, de un jugador desde Colombia a Europa. Las otras grandes transferencias de colombianos a Europa han sido desde Argentina.
A partir de 2001, Posso fue a Panamá y comenzó a movilizar jugadores de ese país por todo el mundo. Colombia, que jamás había mirado el fútbol panameño con interés, se convirtió en uno de los primeros destinos de estos profesionales, que luego irían a otros países de América Latina y Europa.
El Presente
Luis Felipe Posso acaba de cumplir 50 años. Con muchas metas logradas, buena parte de su tiempo lo dedica a su fundación (Future Champions, en Estados Unidos, y Campeones del Futuro, en Colombia).
Esta fundación es la patrocinadora de Ciclones Cali, la mejor escuela de fútbol en el Valle del Cauca, y Ciclones Cartagena, en el Caribe colombiano. Campeones del Futuro también trabaja en la conformación de la escuela Ciclones de Atletismo, que en las próximas semanas abrirá sus puertas en Cali.
«Tengo muchos planes para Colombia y para África, donde una fundación como la nuestra puede ayudar mucho. Uno de mis atletas, Isaac Macharia, de Kenia, quien ha ganado la Media Maratón de Bogotá en cuatro oportunidades, me pidió ayuda para empezar una fundación el año pasado. Tuve la oportunidad de ir al África y ver los grandes avances. Entre otras, la organización construyó una escuela de bachillerato donde los niños cuentan con uniformes impecables y alimentación gratis. Esto es un ejemplo de lo mucho que podemos hacer».
Fue precisamente en el aeropuerto de Nairobi, Kenia, donde la revista Ébano encontró a Luis Felipe Posso, para hablar de su carrera profesional, de su vida y de sus proyecciones.
Ese día, en la mañana, había estado en Eldoret, la tercera ciudad de Kenia, después de Nairobi y Mombasa, viendo el entrenamiento de un grupo de atletas y ya se aprestaba para viajar a Estados Unidos.
«Este país ha cambiado mucho -asegura Posso, con emoción-. Ha tenido mucha inversión de la China. De hecho, hay más de 30 mil ciudadanos de este país construyendo trenes, carreteras, centros comerciales y hospitales en Kenia… Este país se está convirtiendo en el centro comercial de África».
En efecto, desde Kenia, por carretera, cada vez se exportan más productos a Uganda, Tanzania, Burundi y a otros países vecinos. Lo mismo sucede desde el aeropuerto de Mombasa, que también es centro de distribución para el resto del continente africano.
«En Kenia hay unas 32 tribus y, aunque hubo violencia entre las dos mayoritarias, en las últimas elecciones la participación ciudadana superó el 90%, lo que arroja luces de esperanza para el futuro de este país».
Luego de tantos lustros de trabajo en el continente africano, Posso ha fortalecido su relación con la tierra de sus ancestros. Por ello habla con tanto fervor de países como Kenia y quiere enfatizar el trabajo de su fundación en África, lo mismo que en América Latina, especialmente en Colombia y Panamá.
Hijo de Francis Posso, fallecido en mayo pasado, y de María del Carmen Pino, Luis Felipe creció bajo la influencia de su abuelo, de quien no sólo heredó el nombre que lleva, sino el empuje y la perseverancia que lo han llevado a convertirse en el empresario exitoso que es hoy.
Casado en segundas nupcias con Eliana, es el padre de Cassandra, Lisa Marie y Luis Felipe Jr., a quienes considera el mayor tesoro de su vida. Lector incansable, siempre lleva la Biblia consigo. Se declara adicto a las biografías y, aunque es salsero por convicción, disfruta mucho la música del dominicano Juan Luis Guerra.
Entre sus mejores amigos cuenta al neozelandés Derek Froude, un atleta a quien representó por varios años y quien luego de su retiro viajó a Estados Unidos, donde Posso lo hizo su socio comercial y vicepresidente de la compañía.
En Colombia lo acompañan Aníbal Quiroz, como gerente, y Herney Gómez, expreparador físico del Deportivo Cali, como director deportivo de Ciclones Colombia.
El cuartel general de la firma está en Tampa. Y aunque cerró su oficina en Tokio, se mantienen atentos al mercado asiático. «Tenemos gente en Nairobi, Kenia, y desde nuestras instalaciones en Praga manejamos lo de Europa y los trámites de visado, así como buena parte de lo que requieren nuestros deportistas africanos».
Las nuevas tecnologías han reducido el mundo -admite Posso-. Por esa razón, la mayor parte de su trabajo se hace desde Tampa, Florida. No obstante, él sigue recorriendo los cinco continentes, tal como lo soñaba en su época de estudiante, en busca de los campeones del futuro.
La Fundación Color de Colombia fue creada en 2006. Nuestra misión es promover el progreso, el reconocimiento y la integración de la población negra o afro en la sociedad y el desarrollo sostenible. *No estamos repitiendo el discurso convencional sobre la cuestión afro ni haciendo lo mismo.
Lorenzo Morales, ‘Moralito’, hace 10 años partió de la vida y se recuerda la canción ‘La gota fría’, donde Emiliano Zuleta Baquero le había llamado la atención en 1938 por haberse ido cuando la luna estaba concluyendo su jornada. #EfeméridesAfrocolombianas
La Fundación de la Sociedad Portuaria Buenaventura (FSPB) entregará un innovador centro de servicios sociales, que se apalanca en la educación como eje del desarrollo humano sostenible para Buenaventura y el Pacífico.
Tres estudiantes del Cauca y Valle buscarán mercados para pequeños productores de café, aguacate y coco de la región. Les falta 40 % de financiación. Son alumnos de Universidad Icesi, Javeriana Cali y Nacional, sede Palmira. Puede donar directamente a sus cuentas.
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