Vuelve (con las mismas) el Festival Folclórico del Pacífico en Buenaventura
Luego de dos años de no hacerse, la Administración de Eliécer Arboleda rescata el evento por excelencia de los bonaverenses. ¿Podrá ahora superar sus sempiternos problemas? El Comité Amigos del Festival debería continuar sus acciones.
Por Jorge Idárraga, fotógrafo y periodista. Especial para Color de Colombia.
De los inconvenientes del año pasado, cuando los músicos de Buenaventura decidieron no asistir a Petronio, se pasó rápidamente a la colaboración abierta este año, lanzando el XXXI Festival Folclórico del Pacífico en el mismo evento que se realizaban las zonales eliminatorias de Petronio. Así sucedió este viernes 17 de junio en el Bulevar de la ciudad-puerto.
Y no podía ser de otra manera. No da mayores créditos ponerse a pelear con el gigante Festival caleño. Es más inteligente ponerse a trabajar por el fortalecimiento y proyección de nuestro propio Festival Folclórico. En eso acierta Alexander Delgado, su director.
La pregunta es: ¿qué tanto repetiremos este año los vicios crónicos del Festival?
Organizado siempre a las volandas, sin una conceptualización rigurosa, es un evento sin carácter y más bien anfibio, entre feria y muestra folclórica; pueblerino y completamente desconocido en el interior del país; con un reinado insulso; sin una organización permanente, es intermitente y dependiente de la voluntad y los avatares políticos del alcalde quien, con su dedo poderoso señala cada vez un director al tiempo que paga un favor político. Parece que este año no avanzaremos mucho.
Locura es hacer siempre lo mismo y esperar resultados diferentes, reza el dicho.
Incluso algunos detalles que parecían superados, regresan: ¿ustedes se imaginan el afiche de la Feria de Cali de este año con el eslogan de gobierno del alcalde Armitage, “Cali progresa contigo”? No sólo sería algo considerado de mal gusto, sino que sería visto como un acto politiquero indelicado con la cultura. Sería todo un escándalo, y lo mandarían a retirar.
Recuerdo mis peleas con un director que me exigía que pusiera su nombre y el del alcalde en el afiche. Otro alcalde me ordenó poner la foto de su hijo. Señores: primero es el respeto.
Una lectura de la programación del Festival Folclórico de este año resalta lo siguiente: i) se hace coincidir el Festival Folclórico con las Fiestas Patronales; ii) se le sigue apostando al concepto de feria, donde al lado de la muestra folclórica hay otras músicas y otro montón de cosas, hasta un reinado infantil; iii) la gran novedad es el concurso de danza folclórica por parejas; iv) vuelven los días por colonias; v) aparecen unos bohíos para emprendimiento de los peluqueros, constructores de instrumentos, comunidad LGBTI e indígenas; vi) desaparece de un plumazo la tradición de 30 años de llamar a la tarima del folclor “Tarima del Chontaduro” y ahora se llama “Tarima de la Marimba de Chonta”.
Este año hay preocupaciones adicionales. Algunos pensamos que era mejor no hacer el Festival en 2016; que si bien era importante convocarlo y nombrar un director, era menester pensarlo primero muy bien, hacerle una reingeniería acorde con nuestra nueva condición de Distrito y el interés creciente por impulsar la ciudad en una perspectiva de posconflicto, y que ante los problemas presupuestales de la ciudad, y de espacio público, lo razonable era hacerlo en 2017.
Un sector importante piensa que ante la ausencia de programas de impacto que nos ayuden a superar los problemas evidentes de cultura ciudadana que tenemos, y que dieron al trate este año con la procesión de San Buenaventura, el espacio del Bulevar será maltratado. Amanecerá el 19 de julio y veremos.
La polémica entre los puristas del Festival Folclórico y los que les gusta tipo feria, sigue viva. En el primero de los coloquios de ciudad sobre cultura convocados por el Comité Amigos del Festival Folclórico, en el que se habló sobre su rescate, diagnóstico y perspectiva, se escuchó al final que no cogiéramos lucha, que ese Festival siempre había sido una feria.
De tal modo que más bien contemplemos la idea de ahondar en este concepto, en un evento grande, muy bien organizado y de proyección nacional, donde sin ningún pudor mostremos la Buenaventura polifacética de hoy, una ciudad donde no sólo hay currulao sino músicas urbanas jóvenes, que siempre ha sido amante de la salsa y los ritmos antillanos, que tiene unas colonias paisas asentadas, además de empresarios y comerciantes de todo el país; un evento que le proponga a Colombia un Reinado Nacional del Currulao, en el que traigamos cachacas, antioqueñas, tolimenses, santandereanas y costeñas a bailar nuestro aire típico. En fin, un Festival de Colonias que figure por fin en el circuito nacional de los grandes eventos.
Porque hoy por hoy nuestro evento folclórico puro por excelencia, con 17 versiones continuas realizadas y por tanto con una tradición establecida y un concepto claro es Cantores de Río. Habría que amplificarlo, sin que pierda nunca su aire íntimo, que es lo que lo diferencia de Petronio, y garantizar siempre que vamos en busca de los cantores y cultores más recónditos de la tradición del Pacífico. A mí me suena.
Sería importante que terminada la primera fase de los coloquios de ciudad sobre cultura, convocados por el Comité Amigos del Festival Folclórico del Pacífico (una iniciativa temporal de los ciudadanos y del sector privado), se realizaran nuevas acciones. Se había propuesto una segunda fase de acompañamiento (que no fue posible) y evaluación (que se puede hacer) de la versión XXXI del Festival. Es fundamental que el Festival tenga dolientes críticos y que la Administración Distrital los escuche.
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