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Reproducimos el editorial del semanario Chocó 7 Días, propiedad de chocoanos. Edición 1077, agosto 12 de 2016. 

Más de cien personas muertas en los últimos siete años a consecuencia del mal estado de las trochas que conducen a este departamento, han hecho que el chocoano corriente entienda la importancia de poseer buenas vías e identifique este flagelo como el nervio central de la protesta.

Los trágicos hechos ocurridos recientemente, hacen de las vías el punto más álgido del pliego que se negociará con el gobierno central.

La aventura de entrar y salir del Chocó por carretera no sólo representa un riesgo para la vida de los pasajeros; también es la causa del encarecimiento de los productos de la canasta familiar cada vez que ocurre un taponamiento.

A la par con el mejoramiento de las vías Quibdó-Medellín y Quibdó-Pereira, los chocoanos requerimos el reinicio y terminación del proyecto Ánimas-Nuquí, que nos conducirá por fin al mar Pacífico.

Es urgente, además, la construcción de vías internas que desatasquen la subregión, dando paso a la comercialización de su vasta producción agrícola, y sirvan de lazos de integración entre comunidades hermanas.

La falta de servicios públicos que originó la primera gran protesta en 1967, sigue siendo una dolorosa realidad en Quibdó y en buena parte de la geografía departamental.

La mítica consigna con la cual la ciudadanía exasperada reclamaba Agua y Luz, cobra una inusitada vigencia casi cincuenta años después de aquella gesta popular.

Los registros de los últimos años hablan de decenas de niños muertos por consumir agua contaminada en Lloró, Riosucio y Bojayá.

Los habitantes de Pizarro reportan que el acueducto recientemente construido bajo el programa Todos por el Pacífico, no funciona.

Y como para reírse en nuestra propia cara, esta semana el vicepresidente Germán Vargas Lleras repitió por quinta vez que “el próximo mes” Quibdó tendrá cobertura del 100% en acueducto.

Mientras los quibdoseños esperamos que se construya el acueducto por gravedad pactado en los acuerdos del paro de 2000, Vargas Lleras viene con la misma mentira que ha dicho a lo largo de los dos cuatrienios del presidente Juan Manuel Santos.

En materia de electrificación las cosas no son mejores. La amplia franja de zonas no interconectadas es una de las razones del atraso del departamento.

Once de los treinta municipios están por fuera de la red eléctrica nacional: Acandí, Unguía; los tres municipios del eje del Baudó, Bojayá, Nuquí, Sipí; Litoral del San Juan, Medio Atrato y Juradó padecen la oscuridad de las cavernas en pleno siglo XXI.

Es clave la interconexión eléctrica de estas comunidades si en realidad se piensa en el progreso de la región.

Con tasas de desnutrición y mortalidad infantil que sobrepasan los promedios nacionales, altos índices de mortalidad materna pre y posparto y, en general, deficitaria atención en salud, los chocoanos demandamos el saneamiento fiscal y la recuperación física de hospitales y centros de salud, además de la construcción de un hospital departamental de tercer nivel de complejidad.

La liquidación y posible privatización del San Francisco en nada mejoran el panorama de la red hospitalaria departamental, más bien agudizan la crisis asistencial que nos agobia.

La implementación de programas de empleo y productividad, la defensa territorial de Belén de Bajirá y otros puntos de igual importancia, también hacen parte del decálogo petitorio.

De modo que el pueblo chocoano, como tantas otras veces, reclama al mezquino Estado colombiano, de forma valiente, pacífica y civilizada, una participación digna e igualitaria en la vida nacional.

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