Muy bien
lo expresó el fundador de Wikipedia, Jimmy Wales: el proyecto de ley SoPa está tan mal
escrito que cualquier cosa puede pasar a partir de su promulgación.
Deliberada o no, la pésima redacción refleja la profunda
incomprensión de las tecnologías informacionales que caracteriza a casi todos
los mandos gubernamentales sean grandes, medianos o pequeños; nacionales o
locales, urbanos o pueblerinos.
Usos poco ortodoxos
Gracias a la ineptitud reinante en las jerarquías, los universitarios
pudieron avanzar en sus audaces experimentos mediante el intercambio de mensajes
por computador para enterarse dónde se conseguía la mejor marihuana, cuál chica
parecía disponible o a qué hora cerraba el bar de la esquina.
Ignorante de usos tan poco ortodoxos, el Departamento de
Defensa otorgó los recursos indispensable para construir una red informática de
modo que pudiese competir con los soviéticos en la carrera tecnológica.
Si se hubiesen enterado de lo que sucedía a sus espaldas,
los congresistas gringos se habrían opuesto rotundamente al proyecto acusándolo
de los mismos «delitos» que ahora pretenden perseguir con SoPa y PiPa: divulgar
«información deshonesta que genera ganancias» y obligar a suspender todo
tipo de contacto con sitios sospechosos de piratería.
Los principios que gobiernan
En la misma línea, hace menos de un año Sarkozy ante
ejecutivos de Facebook, Google y el mismísimo emperador mediático Rupert
Murdoch (antes del escándalo por chuzadas), afirmó en su gramática enrevesada:
«el universo que ustedes representan no es uno paralelo, libre de las leyes,
moral, y más generalmente de los principios fundamentales que gobiernan la vida
social en los países democráticos«.
Dichos «principios morales democráticos» afrontan, por si solos, la crisis mas fuerte en siglos y expresan la incapacidad de las elites para resolver satisfactoriamente las contradicciones del sistema. Pero, ademas, ante la incapacidad manifiesta
para contrarrestar la circulación libre de información los gobiernos sienten que la
Web desafía el fundamento de su poder: el control de la población.
«Los gobiernos dicen Internet sí, pero para lo que a mí
me sirva, y ponen los mismos casos: pornografía infantil y el terrorismo, como
si fueran problemas de Internet y no de la sociedad» señaló Castells al
advertir que la gente busca en Internet expresarse, organizarse y relacionarse en
libertad.
En la misma línea, Joi Ito presidente de Creative Commons
y director del Media Lab del Instituto de Tecnología de Massachussets reitera que
los gobiernos desconocen y sospechan que algo no bueno para ellos está
ocurriendo en el entorno digital.
Empecinados en no
entender
El miedo, alimentado en esa ignorancia, hace balbucear al
poder, lo lleva a escribir disparates y a producir desmanes inclusive ¡en la
misma Web!
Basta, para no ir más lejos, verificar los dislates en
que incurre el ministerio de las TIC (hoy paradójicamente encabezado por un ex
– empleado antiguo de Telefónica) cuando por una parte proclama la intención de
promover el uso de las tecnologías entre la población pero cobra cuantiosas
sumas por entregar en concesión el espectro radioeléctrico.
El proyecto de la mal llamada «Ley Lleras» (un irrespeto
a la memoria de los ex -presidentes de ese apellido, por cuenta de un Vargas),
la escandalosa entrega y reciente «capitalización» de Telecom, el descuaderne
de ETB promovido por áulicos del grupo Aval como Mockus, Carrizosa Rach-Isla,
Pablo Orozco, Rafael Orduz y el recién renunciado Mario Contreras (entre otros
ya, por iniciativa de la nueva Alcaldía, en retirada), son algunas muestras del empecinamiento de la dirigencia nacional para no entender la
importancia de las tecnologías en el mundo actual.
Por fortuna,
la iniciativa de la gente apropia las tecnologías y las incorpora a la economía
popular, a sus interacciones cotidianas y a su forma de vida con creatividad, visión
innovadora y pujanza.
Únete a la campaña contra SoPa enlazando en:
http://www.avaaz.org/es/save_the_internet_action_center_b/?cl=1516581155&v=12087
Buen articulo
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