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Cerca de la mitad de los ingresos operacionales de
Telefónica en 2011
provienen de América Latina. Y una proporción similar de las
utilidades. Con los aportes de la región, la multinacional de origen español
pudo compensar la caída que le produjo la crisis económica en Europa.

El crecimiento de la participación latinoamericana en
Telefónica se ha intensificado en el último lustro. En 2006 extraía de las
subsidiarias del Nuevo Continente el 34% de sus ingresos operacionales y el 31%
de las utilidades. En ambos rubros crece a razón de dos puntos por año.

Paga la que peca
por la paga

En esa perspectiva, son incalculables las ganancias
que Telefónica ha acumulado en los 13 países latinoamericanos donde tiene
presencia, además de Puerto Rico y el mercado «latino» del sur de los Estados
Unidos; desde 1987 cuando ingresó a la CTC chilena de la que tomó el control
total tres años después.

Ese mismo año, en 1990, Telefónica se tomó por apenas
U$ 220 millones a ENTEL de Argentina en una escandalosa negociación con el gobierno de Menem que condujo la célebre
María Julia Alsogaray, quien en 2004 fue finalmente condenada por las riquezas
obtenidas ilícitamente de manos españolas.

Ningún representante de la firma hispana fue jamás
acusado de nada pues, en negocios como el de los versos de Sor Juana Inés de la
Cruz, paga la que peca por la paga y no quien paga por pecar.

Funcionarios ladinos y aceitosos

En 1998 Telefónica se hizo a TELESP de Brasil la que integró
el año pasado con la móvil Vivo en una operación de U$7.500 millones.

Lo que ha pasado con Telefónica en Colombia, luego de
su ingreso a la telefonía fija mediante la adquisición del 50% más 1 acción de Telecom
en 2006, demuestra que los métodos protervos conjugan (eficazmente para los
negociantes españoles) la codicia con la sumisión de sus agentes locales.

No otra cosa podría concluirse al revisar los hechos
desde 2003, cuando el gobierno colombiano desmanteló a Telecom, ocupó
militarmente las instalaciones de la empresa y creó una «nueva» compañía presidida
por el mismo ladino aceitoso que, en cumplimiento de las órdenes emitidas por
la Casa de Nari , coordinó la oscura operación desde el comienzo.

telefónica.jpg

A mediados de 2006 no bien tuvo en sus manos el
control de Coltel gracias a una acción de ventaja sobre los delegados del
estado colombiano, Telefónica ordenó al mismo sumiso empleado adelantar el
trueque de un negocio de capa caída, Telefónica Empresas Colombia (antes Telefónica
Data) por el 2.03% de las acciones de Coltel.
 


El argumento de la historia reciente sigue por los
mismos cauces: la codicia de los funcionarios coloniales, se ceba con la complicidad
de sus dependientes locales dispuestos a lo que sea, con tal de recibir la
aprobación (y el pago correspondiente), de los patrones apremiados por las
dificultades que enfrentan en su terruño.

Por lo menos una
medallita

Desde protervos intermediarios  hasta alabados ministros (uno que otro
formado en los entresijos mismos de Telefónica), pasando por locutores despistados,
analistas torcidos, políticos avarientos y ejecutivos mercenarios… todos a una
de acuerdo con las razones flojas en que se fundamentó la ley que entrega Col$7.5
billones a Telefónica. 

Esta decisión, que en otra parte había rebosado la
paciencia de la opinión pública, aquí se presenta como una magnífica solución a
los retos de la modernización de las telecomunicaciones.

Buena parte de ese mérito corresponde, desde luego, a
quienes, sin solución de continuidad, se convirtieron de funcionarios del
gobierno colombiano en agentes de los intereses de Telefónica haciéndose,
porqué no, merecedores a la nacionalidad española o, por lo menos a una
medallita por los servicios prestados a la economía de su madre patria…y ¡que
compense el aceite consumido en la maquinaria local¡

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