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Son los
héroes de hoy y del futuro. A expensas de su comodidad personal e incluso de su
vida, luchan por hacer Internet y el mundo algo mejor:
Aaron Swartz, muerto a los 26 años
de edad. Bradley Manning condenado a los 27, Julian Assange y Edward Snowden refugiados.

Enfrentan
dignos, valientes y solidarios, la criminalidad de un poder que -incapaz de
entender los nuevos signos del tiempo-, pretende coaccionar el conocimiento
visionario, las ansías de libertad y el brioso activismo de los rebeldes, los
revolucionarios que en todas las épocas han intentado mover el mundo hacia
mejores rumbos.  

Aaron Swartz : brillo académico

 Caminantes
del mundo, perdimos a uno de nuestros
sabios
. Hackers por derecho, perdimos a uno de los nuestros. Padres todos,
perdimos a un hijo. Lloremos
«: con estas sentidas palabras despidió
Tim Berners Lee a Aaron Swartz en enero de 2013.

Un
verdadero genio, Swartz a los 14 años participó en el diseño de las
especificaciones RSS y entró al consejo directivo de W3C, la instancia que define y valida los estándares de usabilidad y arquitectura de la información en los sistemas de información sobre plataformas Web.

Diseñador
vanguardista de códigos y protocolos de Internet como los que operan Creative
Commons y Open Library e infinidad
de proyectos cuyo propósito era poner a disposición de todo el mundo los
saberes cifrados en las arcas de las vetustas entidades que restringen su
acceso.

Aaron Swartz.jpg

A la
manera de esos paladines medievales que ganan sus combates por el Grial después
de muertos, el MIT admitió a
regañadientes y de forma pusilánime, la necesidad de abrir el acceso a miles de
publicaciones científicas (gran parte financiadas con recursos públicos y de
organismos multilaterales).

Precisamente,
la muerte de Swartz (muchos se
resisten a creer en un simple suicidio pese a sus tendencias depresivas,
agudizadas por la infame persecución de que fue objeto), fue el penúltimo
episodio de la dura batalla que empezó cuando fue acusado de poner en libre
circulación 4 millones de artículos académicos con derechos de autor protegidos.

Sí Señor, soldado de la información

Bradley
Manning
. 25 años. Soldado profesional, estadounidense o americano, para quienes
prefieren la generalización. Acusado de cometer 21 delitos federales. Fue
declarado culpable por divulgar el video «Asesinato colateral», los «Diarios de
la Guerra de Afganistán» y los «Registros de Guerra en Iraq».

Bradley,
Manning. Oficial de inteligencia preso en Quántico afirma que creía
que «si el pueblo tenía acceso a la
información, esto podría provocar un debate sobre la política exterior en Irak
y Afganistán
«
. Algo por el estilo pensaba Antonio Nariño cuando publicó la traducción de los «Derechos del
hombre y el ciudadano»

bradley y assange.jpg

Más grave informar que asesinar

Desee
su asilo en Londres, Julian Assange, director del portal que acogió y difundió
los documentos aportados por Manning asegura que esas publicaciones desataron el
pronunciamiento de la Primavera Árabe en diciembre de 2010 en Túnez.

«No se puede acusar de espionaje a quien
proporciona al público información verdadera
«, dijo Julian Assange al
señalar que la acción del soldado Manning ha permitido al mundo enterarse de
violaciones de los derechos humanos, genocidios y crímenes de guerra
documentados por los propios organismos criminales.

La organización
Reporteros sin Fronteras (RSF) sostiene que el juicio al soldado Manning forma
parte de la feroz cacería que Barack Obama alienta contra los libertarios de la
Web sin considerar de interés público de sus actividades: «¿Es más grave dar a conocer tales actos o
cometerlos
?».

Además
de las protestas generadas al conocerse públicamente esos hechos, los ejemplos
de Swartz, Manning, Assange, Snowden, etc. muestran la urgente necesidad erradicar
la manipulación mediática, garantizar la privacidad de la información privada y
transformar la concepción de democracia restringida que se ha impuesto en todo
el mundo desde los Estados Unidos.  

La
democracia se falsea cuando se impone la creencia de que la seguridad (en
cualquiera de sus formas: nacional, democrática, ciudadana, empresarial,
jurídica, etc.) prevalece sobre las libertades de pensamiento, creación,
expresión e información las que, a la larga, son distintas caras de la libertad
humana.

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