Para comprobar el atraso del
Estado en materia tecnológica basta con observar el paisaje de cualquier despacho público: montañas de legajos, arboledas de sellos idénticos a los de la Colonia, una isla de computadores polvorientos de los que se sospecha -si funcionan-, que conservan intacta la primera versión de Wordstar.
Mentalidad burocrática, cizañera y perdedora
Sin embargo, lo más grave no son
los equipos vetustos sino la mentalidad burocrática, cizañera y perdedora, típica del servicio en
todas sus escalas empezando por las máximas posiciones, que suficientes demostraciones de incapacidad para afrontar los cambios tecnológicos dan a diario y que, en momentos de crisis, suelen ser peores.
De tecnología, los altos jerarcas
saben menos que los chicos (diestros en juegos y en bajar música y videos desde
el café-internet de la esquina, mientras se toman una gaseosa y hacen las
tareas escolares), a pesar de la ostentación que hacen de Smartphone que
escasamente saben leer.
Sus decisiones se apoyan -en
esto como en la mayoría de los temas-, en la ignorancia y el capricho con
disfraz de integridad: la influencia y no la efectividad, manda la parada. El
empaque sobre la eficiencia. Marcas poderosas se imponen mediante hábiles
relaciones públicas, licitaciones amañadas y tácticas FUD contra ofertas de
servicios y desarrollos mucho más funcionales, económicos y avanzados.
Omitir el deber de cambiar
Pero, observarán los lectores
atentos, si los proveedores son firmas prestigiosas, ¿Porqué ese paisaje anacrónico
en las oficinas de gobierno? La misma pregunta se hará quien confronte el monto
de las inversiones públicas en modernización tecnológica y los resultados, en
términos de servicio al público, que brindan las mismas entidades.
Trámites eternos e irracionales.
Elevados costos de transacción que terminan por encarecer las actividades,
malgastar los recursos públicos y desesperar a los parroquianos. Inutilidad de
herramientas que podrían aliviar las operaciones y desconocimiento absoluto de
los principios básicos de la gestión. Todo eso causado por el analfabetismo
digital de esa dirigencia aldeana y desconfiada que se deja descrestar con una
invitación y omite el deber de cambiar.
Amigo. Antes de seguir haciendo su habitual análisis acerca de cómo van las tecnologías de la información debería analizar su actitud provinciana frente a otros temas. Ser reaccionario con el argumento por el mundo me hizo así: «·$%&&///(()U)()( no siempre es la mejor respuesta. No vivimos en Suiza, pero como usted y yo lo sabemos, Suiza tampoco es el paraiso en el que los carros blindados de los bancos no son blindados y que el 99.9 por ciento de los ricos son rico de verdá, verdá . Y muchos menos decir que las tecnologías de la información y comunicación son la respuesta de tanta pobreza, entre otras la mental! Desde donde nace el sol hasta donde se acuesta también se cuecen habas.
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Que aprovechen los vetustos burócratas los pocos años que les quedan por que esos chinos que hoy manejan un DVD a los 3 años, y programan a los 6, que tienen el computador como juguete no van a soportar un país manejado por analfabetos tecnológicos. Abran paso que llega el Homo Superior.
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