Una sencilla operación para cambiar el sistema de cobro telefónico de impulso a minuto se ha convertido en una circo donde las operadoras de telefonía local dan muestras de ineptitud o, al menos, intentos de manipular las tarifas.
En muchas empresas de telecomunicaciones se sigue pensando, equivocadamente, que su negocio está en vender líneas o tiempo cuando está demostrado que lo que tienen que hacer es proveer acceso a una red que es global, de todos y, por tanto, de nadie.
Las operadoras son, si acaso lo hacen bien, administradoras de fragmentos de la vasta red cuyo valor NO proviene de cables subterráneos o submarinos, equipos en centrales o platos receptores de señales satelitales (de hecho, esos cacharros son superados a diario por equipos más livianos, potentes, robustos y veloces).
La red es valiosa (Mucho, Muy), porque conecta a todo el mundo instantáneamente. Pero para que las operadoras (o mejor, los operadores de las operadoras) logren entender eso, tiene que dejar atrás su tacañería mental y su afecto por las cosas mediocres. (Cosa difícil, si advertimos la influencia de políticos, politiqueros y politicastros en las empresas de telecomunicaciones nacionales).
Vi hace unos momentos por City-Tv a los jerarcas «comerciales» de la operadora bogotana de telefonía local tratando de responder las quejas de varios clientes sobre las fallas en la facturación. En pocas y nítidas frases un traseunte, recibo en mano, demostró que con los planes de cobro por minutos propuestos, terminará pagando por minuto el equivalente a casi tres veces entre pioneros de ¡Ola!
Al aire, uno de los jerarcas alegó que el cliente estaba equivocado pues -aunque se basaba en una carta enviada por la misma empresa-, sus términos ya no tenían validez. Enseguida proclamó, henchido con esa rimbombancia propia de los burócratas amantes de si mismos, que los planes anunciados recientemente… ¡¡¡ acababan de ser modificados!!!
¿Ineptitud o manipulación de precios? Hasta el 1 de octubre las operadoras tenían plazo para reportar los planes de cobro por minuto a la CRT y el mes completo para formular las propuestas a sus clientes.
Los plazos, como suele suceder en estos plácidos tiempos de Lochas y Lochos, usuarias y usuarios , se extienndennnnn________________ _ ___ hasta más no poder, para que luego, cuando la luz, las cámaras y la acción brillen en la escena (y los clientes, aturdidos por la pésima «comunicación» y las cuentas entreveradas, comienzan a alzar la voz), el torpe funcionario o la insípida funcionaria (o ambos, en parejita), improvisen el anuncio de unas cifras equivocadas. ¡Cambio a comerciales!
En conclusión ni ineptitud ni manipulación sino todo lo contrario: ambas en altas dosis como en el pan y circo pero con payasos en lugar de pan, haciendo el papel de depredadores de la economía o ¿Es al revés? ¿Bestias haciendo de payasos?
Y a todas éstas ¿Dónde está la CRT y su función de controlar y monitorear las tarifas? ¿Y la revisión de tarifas fijo a celular?
Apostillas
- Con el ojo puesto en el regulador y no en el mercado (que es donde debe mirar), las operadoras seguirán tropezando como el enano con los enormes zapatos.
- Pero además, el regulador en vez de observa lo que hacen las operadoras, distrae al público, como el payaso al que un colega hace muecas a las espaldas, antes de mojarlo con gotas de papel recortado.
- Lo mismo pasa en la otras pistas, aunque allí los personajes son venidos a más y, dicen los expertos, las bolas coloradas en la nariz son de marca y los pantalones a rayas de legítima importación.
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