En el ánimo de comprender este fascinante tema de los OVNIs nos ocupa ingresar en diferentes lugares del conocimiento como seres humanos que vivimos en un mundo vertiginoso con los acontecimientos de los que todos estamos experimentando.
Por ello, uno de los lugares de lectura para nosotros interesante es lo que hace a los casos OVNI. Muy bien registrados en bitácoras realizadas por los investigadores ocupados en viajar a los lugares donde se manifestaban, estos casos nos ponen de cara a hechos que en oportunidades desarrollan la idea de que NO TODO LO QUE SE DESCONOCE está en el ámbito de lo extraterrestre.
Dicho por investigadores que han escapado a las ideas virales expuestas desde el contactismo y algunos lugares de los llamados investigadores del tema OVNI, sectorizándolas en un mundo realmente interpretativo como especulativo.
Quienes nos siguen saben bien que el modo de presentar este tema está lejos de etiquetas, mucho más de los doctorados, modo sistémico, impidiendo la comprensión de la escena completa de quienes somos en el marco de un universo un tanto inmenso aún con todo lo que hemos adelantado conocido y que no conocemos. Lejos de lo desconocido, una gran parte es conocido desde lo institucional resguardado por intereses propios, de quienes en este planeta dirigen nuestros destinos.
Abandonar los supuestos hace que las pruebas en este tema, tan difícil para encontrarlas, alcance nuestro nivel crítico urgente, y no creer todo lo que se nos dice, porque si o porque no. Es evidente que el tema queda tan vulnerable en manos de hombres. Como hombres actuamos en todo nuestro cotidiano como hemos permitido ser educados.
Alcanzo a ustedes algunos casos menos conocidos y que no dejan de ser interesantes para tenerlos en cuenta en toda esta maravillosa escena del mal llamado Fenómeno OVNI. La bitacora pasa los miles y miles de casos.
Tomado del libro de Juan José Benítez «Solo para tus ojos»
Mauri (USA) Pag. 62
El famoso encuentro de Kennet Arnold con nueve discos voladores sobre el monte Rainier (24 de junio de) marcó un antes y un después en la era ovni. Tres días antes, sin embargo, tuvo lugar otro suceso que quedó difuminado ante la repercusión de lo contado por el piloto.
Según indagaciones, el referido de junio (1947), Harold Dahl desempeñaba su labor como guardacostas en las proximidades de la isla de Mauri, frente a la costa de Tacoma en el estado de norteamericano de Washington.
Era un día apacible, con un mar rizado.
En el barco se encontraban dos marineros, un hijo pequeño de Dahl, un perro, y el citado Dahl.
Todo transcurría con normalidad hasta que, de prono, Dahl levantó la vista y acertó a ver “algo” que lo desconcertó: seis objetos metálicos que, en un primer momento, describió como objetos metálicos que, en un primer momento, describió como “gigantescas rosquillas”. Se fijó mejor, y llamó la atención de sus compañeros. Todos lo vieron. Las “rosquillas volantes” presentaban ventanas redondas. Los objetos se hallaban a quinientos o seiscientos metros de altura y muy cerca del barco.
Entonces se percataron de otro hecho singular: cinco de los objetos formaban un circulo, rodeando a una sexta “rosquilla”. Esta parecía navegar con dificultades. Los otros objetos trataban de ayudar.
Y los ovnis fueron descendiendo, muy lentamente.
El que parecía en apuros bajó más rápido y terminó colocándose a cincuenta metros del agua. Tenía más de treinta metros de diámetro.
Fue entonces cuando uno de los objetos, que rodeaban al que se hallaba en apuros, tocó ligeramente al “averiado”.
Y Dahl explicó:
-Oímos un estampido y vimos como por el centro de la nave en dificultades empezaban a caer “cosas”. Parecían hojas de periódicos. Cayeron miles sobre la playa de Mauri y sobre el barco.
Pero no eran periódicos, sino láminas de un metal muy ligero.
-Estábamos perplejos – añadió Dahl-. Y en eso, mientras caían las “hojas de periódico”, se produjo otra “lluvia” pero más mortífera: eran como rocas volcánicas, pero de gran peso. Y se precipitaron sobre la lancha y sobre el mar. Mataron al perro y hirieron a mi hijo. Los daños, en el barco, fueron considerables. Sobre la cubierta pudieron caer del orden de veinte toneladas de “rocas” o lo que fuera.
Dahl dirigió el guardacostas hacia la playa de la isla y allí desembocaron.
Y la lluvia de piedras cesó.
Los testigos, entonces, observaron cómo las cinco naves rodeaban de nuevo a la sexta “rosquilla”, protegiéndola, y perdiéndose en el horizonte. Dahl y el resto regresaron a puerto e ingresaron al niño en el hospital.
Acto seguido, el marino informó a su superior, aportando algunas rocas, parte del metal y varias fotografías de los objetos, tomadas con la cámara de la patrulla.
Dias después, dos oficiales de Información Militar aterrizaban en Tacoma y, tras interrogar a los testigos, requisaron el material y las imágenes de los ovnis.
Pero, misteriosamente, el B- que los trasladaba a Washington se estrelló a los veinte minutos del despegue. Todos murieron. Y el material requisado desapareció.
Dahl fue trasladado con su familia y jamás ningún investigador logró localizarlo.
En mi opinión se trata de uno de los casos mas notables de la ufología, pero el encuentro de Arnold lo eclipsó.
Del Libro «La gran Oleada» – JJ. Benítez
Portugal: el disco se transformó
En los primeros días del mes de julio de 1975 –al parecer entre el 2 y el 4-, un grupo de jóvenes se dirigió a las proximidades de Rio Tinto, en Oporto (Portugal), con el fin de realizar algunas observaciones nocturnas de ovnis. Hacia las: de la noche, los miembros del grupo vieron un objeto luminoso que volaba a baja altura sobre la mencionada ciudad de Oporto. El objeto tenía forma de disco y relucía con un brillo plateado.
Fueron hechas varias fotografías por José Ocana Garrido. Curiosamente el objeto presenta distinta forma de una a otra fotografía. Este hecho muy frecuente en ufología, constituye otro de los grandes misterios de los ovnis. ¿Cómo es posible que una nave pueda varias su aspecto? ¿Qué clase de civilización puede viajar en un vehículo cuya forma cambia sobre la marcha?
Inglaterra: otro “globo” luminoso.
Aunque algunos investigadores afirman que el Reino Unido no es “zona de ovnis”, personalmente opino lo contrario. Y a las pruebas me remito. Creo que en estos momentos no hay un solo punto del mundo donde estas naves no hayan sido vistas y fotografiadas.
En esta ocasión fueron 12 las personas que contemplaron en el mes de agosto de 1975 este asombroso “globo” de luz. El objeto que irradiaba una tremenda luminosidad, fue visto sobre Starr Hill, en la zona de Warminster.
Interesante el tema.
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