Hoy más que nunca quiero repetir los datos que cité en este blog hace tan solo 20 días y que hicieron parte de un informe de la ONG internacional Save the Children publicado por El Tiempo. Son escalofriantes: cada hora, dos niños llegan a Medicina Legal por haber sido presuntamente víctimas de abuso sexual. El 75 por ciento de los exámenes que lleva a cabo esta entidad para determinar si alguien sufrió este flagelo son practicados a menores de 14 años. El 10,65 por ciento de los abusos corresponden a niñas de 4 años o menos.
Infortunadamente, los números son fríos, no tocan sentimientos y tal vez por eso no se vuelven virales, no generan manifestaciones públicas ni indignación en las redes sociales. Fue necesaria una historia con nombre propio, Yuliana, una familia destrozada inmersa en acontecimientos crueles y despiadados para que el tema del abuso a menores se volviera de interés nacional.
Por lo menos por unos días creeremos que es importante, porque es muy probable que en Colombia todo se quede en el morbo por unos hechos escabrosos en los que el victimario es el protagonista y no la víctima. Porque en este país pareciera que necesitamos más identificarnos con los personajes malvados para desahogar en ellos la ira que llevamos por dentro, que historias dolorosas que nos conmuevan las entrañas y nos generan compasión y caridad.
El Tiempo también reveló en la publicación mencionada que el principal motivo de ingreso de los niños al ICBF es el maltrato, con 25.000 casos y le sigue el abuso sexual, con 20.000 menores.
Por hechos como esto, por esos 20.000 niños colombianos abusados, es necesario que no dejemos de manifestarnos, de pedir justica, porque el abuso se desplaza silenciosamente y deja víctimas destruidas, lo más probable, expuestas a que el horror se repita puesto que los principales agresores están en sus familias. Son menores que no tienen quién los defienda ni quién les diga que tienen razón: que eso que les ha pasado y les está pasando no debió suceder jamás.
Desde que secuestraron a Yuliana el domingo a las 9:00 a.m., hora que han registrado los medios, hasta el momento en que escribo este blog, han pasado 98 horas, con lo cual, si nos guiamos por las cifras divulgada por Save The Children, en este tiempo a Medicinal Legal pueden haber llegado 196 menores más presuntamente víctimas de abuso sexual. ¿Será que este número sí nos dice algo?
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Esta es una situación muy compleja. Es el abuso sexual, es el trauma, es la recuperación y lo más catastrófico es la pérdida de la inocencia. Esta es una cadena que es dificil de romper, por cuanto necesita del compromiso de toda la sociedad para prevenir todos estos abusos. Igualmente un hecho que está bien identificado es que la mayoria de los abusos se da en el interior de las propias familias, por familiares cercanos o por amigos muy cercanos a las familias. Aquí se presenta una falla fuerte, que involucra también al propio sistema educativo. En algunos países desarrollados, hasta las guarderias tienen sus propios psicólogos, o maestros entrenados para detectar si se están presentando abusos en las niñas y niños. Efectivamente es desde ahí que se tiene que emprender acciones fuertes para estar muy atentos y detectar y reportar inmediatamente a las autoridades de salud, policivas, para tomar las acciones pertinentes. Realmente, es fácil darse cuenta, cuáles son los síntomas relacionados con el abuso infantil, problemas de concentración, disociación, la mayoría de las veces los niños o niñas manifiestan que se les entumecen o que no pueden sentir ciertas partes de sus cuerpos, inapetencia, moretones, y un largo etcétera. Lo que pasa es que como se tienen muchos profesores que están más preocupados por la disciplina y por castigar o reprimir, que realmente por estar atentos a las condiciones en que llegan cada día las niñas y niños a los centros educativos, así es realmente muy dificil emprender una campaña que logre inmedianamente parar, o prevenir, que se sigan presentando esta clase de abusos. Y lo más grave es que esto es una cadena que tiene repercusiones fuertes en la sociedad. El otro asunto es el que tiene que ver con la educación sexual, y con la manera como esta se reprime socialmente. Estos son otros de los cambios que se tienen que dar en la sociedad. En países desarrollados es una práctica muy normal permitir que los niños o niñas entre ellos exploren sus cuerpos, que entre adolescentes se les permita que experimenten o descubran sus cuerpos, que tengan sus propias relaciones y que sea terminantemente prohíbido la intromisión de los adultos en la vida sexul de los niños, niñas, y adolescentes. Solamente cuando estos cumplan su mayoría de edad, y cuando estos ya muy experimentados en su libre experiencia de jóvenes de su propia sexualidad, ya de adultos sean ellos los que puedan consentir, ya mayores, con quien relacionarse sexualmente. Ahora bien, aquí en esta disociada sociedad colombiana, se requiere de unas intervenciones a toda la sociedad para empezar a detectar a tiempo a los abusadores sexuales (que como se ha dicho, a veces ellos mismos han sido abusados en el pasado), para brindar un acompañamiento amplio, de tal manera que se puedan ofrecer acompañamiento para trabajar con expertos científicos que permitan a través de ciertas terapias ayudarles a recuperar sus propios cuerpos, y a que mediante estas técnicas puedan lograr entender que es lo que ha pasado en sus vidas, después del abuso, y cuáles son las posibilidades de recuperación y sanación de sus heridas. Adicional a esto, los abusadores que cruzan el límite de su problema psíquico, afectivo, emocional, si han sido detectados en flagrancia en sus diferentes o potenciales formas de abuso a los niños y niñas, o si ya han sido arrestados, o identificados con estas tendencias, con el desarrollo tecnológico actual, existen por ejemplo en países como Estados Unidos o Europa, aplicaciones que así como en google se pueden ubicar fácilmente restaurantes o direcciones, etc., estas aplicaciones lo que hacen es permitir que las cualquier ciudadano pueda ubicar en el sector si hay alguien que este viviendo que haya sido sancionado o identificado como abusador sexual, potencial, o que ya ha sido sancionado o encarcelado por este tipo de comportamiento. Estas aplicaciones ayudan a que los padres que tengan hijos menores puedan advertir quien en el sector es de cuidado por sus comportamientos como abusador sexual, y de esta manera garantizar que los vecindarios sean más seguros.
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Muchísimas gracias por sus aportes al debate. Espero que varias personas los lean en este blog.
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Catalina, es cierto todo se centró por la visibilidad del perpetrador, es realmente triste que pase, que siga pasando y haya indolencia, por, como dices, hace parte del morbo que mueve a la gente. Triste y lamentable.
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