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Someterse a una cirugía de reducción del tamaño de los senos es una gran opción para aquellas mujeres que anhelan recuperar una apariencia natural en su cuerpo, sentirse más cómodas y deshacerse de los dolores y molestias que puede implicar tener unos pechos grandes.

Seguramente decirle «adiós» a la voluptuosidad no es una tarea fácil para ninguna mujer; sin embargo, muchas de las pacientes que han decidido minimizar el tamaño de sus pechos han tomado esta determinación debido a que para ellas pesan más aspectos como su propio bienestar e incluso la comodidad, sometiéndose a un procedimiento quirúrgico que principalmente consiste en la extirpación de piel y del tejido mamario.

Sacrificar el aspecto de esta bella parte del cuerpo femenino definitivamente vale la pena cuando los síntomas que se presentan al tener los senos muy grandes están relacionados con terribles dolores en el cuello, en los hombros y en espalda. Desafortunadamente la voluptuosidad también genera en muchas personas disminución del rendimiento físico, dificultades para respirar y otras molestias a la hora de dormir boca abajo o lograr que un sujetador o un brasier sea realmente cómodo y no una tortuosa camisa de fuerza.

Y aunque en países como el nuestro la oferta y demanda de servicios de cirugías plásticas relacionadas con el aumento de senos, de glúteos y la liposucción, entre otras, aumentan cada año, procedimientos como la reducción mamaria y el reemplazo de prótesis mamarias por unas más pequeñas son variables que cada vez cobran mayor importancia, tal y como  lo destaca un artículo del diario Vanguardia.com:

«Lo que ha cambiado es el tipo de procedimientos. El auge de las cirugías pasó de ser lo exagerado en cuanto a implantes y tallas, a un tipo de cirugía más modesta y natural, dejando atrás la voluptuosidad y el boom de la silicona que cobró fuerza en la década del 90».

Sin duda alguna, el aumento de mamas ha permitido que muchas mujeres conviertan su escote en la vitrina de sus grandes atributos; sin embargo, se ha comprobado clínicamente que existen otras mujeres que odian la grandeza de sus senos, los cuáles las han llevado a padecer de  efectos psicológicos como la baja autoestima, vergüenza y en algunos casos, trastorno corporal dismórfico, entre otras afecciones físicas.

Con respecto a la cirugía de mamoplastia de reducción, el Dr Stuart Geldenhuys, cirujano plástico de Renaissance Body Science Institute, en Sudáfrica, concluye en un estudio que «los efectos de la cirugía de reducción mamaria en el dolor lumbar disminuye en un 35% las fuerzas compresivas de la espalda baja y que hay una disminución del 76% en la percepción de la discapacidad, después de someterse a este procedimiento quirúrgico».

Las anteriores son las razones por la que muchas mujeres han decidido renunciar a su gran «pechonalidad» como es el caso de la tenista Simona Halep, quién no quería tener ningún obstáculo en su carrera y por eso empezó por reducir el tamaño de sus pechos. Mientras que actrices como Queen Latifah y Drew Barrymore acudieron a la mamoplastia de reducción buscando una feminidad menos dolorosa y celebridades como Victoria Beckham, soñaban con recobrar un aspecto mucho más natural. A este grupo de famosas se dice que se han unido personalidades nacionales como Marilyn Patiño, Lina Polania y Natalia Paris.

Reducirse el tamaño de los senos puede ser un alivio en ciertos casos, por ejemplo cuando una mujer de estatura corta desea verse un poco más alta o delgada, también, cuando alguien busca que estéticamente sus senos sean proporcionales con respecto a su cuerpo o simplemente para eliminar la tensión en la espalda y cuello, así como para erradicar las marcas de los tirantes de los brasieres que pueden ser dolorosas para algunas pacientes.

Aunque son muchas las mujeres que valientemente prefieren continuar cargando con sus grandes atributos, existen otras que también, de forma valiente deciden quitarse un peso de encima.

Voluptuosa o no, una mujer seguirá siendo igual de femenina, sensual y atractiva, lo importante en últimas es cuán feliz es ella con su propio cuerpo y qué tan cómoda se siente con él. La conclusión es que la belleza no tiene por qué doler, existen soluciones para ello y ya todos sabemos que una reducción mamaria puede ser el as bajo la manga.

¿Qué opina usted? ¿Se queda con los senos grandes o se arriesga en el buen sentido de la palabra a tenerlos más pequeños?

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