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En Georgia, Estados Unidos, Ilse Nadia, una niña de 14 años de edad fue el blanco de sus compañeros desde que cursaba primero de primaria debido al tamaño de sus orejas.

En el colegio la llamaban «Orejas de elefante» y hasta le decían «Dumbo», fue así como a la edad de 10 años le pidió a su mamá que le pagara una otoplastia para cambiar la forma de la oreja, así como su posición y tamaño, mediante un procedimiento quirúrgico que consiste en la modificación de los cartílagos haciendo incisiones pequeñas en la parte posterior de la oreja, con el fin de que la cicatriz quede oculta.

Pero la mamá de Ilse Nadia se veía imposibilitada por su difícil situación económica a cumplir el deseo de su hija, el cual tenía un valor de $ 40.000 dólares. Mientras tanto, la niña continuaba sobrellevando su infortunado día a día, que la había convertido en una persona triste e introvertida.

Sin embargo, no todo sería oscuro para Ilse Nadia, pues a la Fundación Baby Face Little, organización sin ánimo de lucro que proporciona cirugías plásticas a niños víctima de deformidades faciales, decidió hacerse cargo del caso de Ilse e intervenir a favor de ella para brindarle una cirugía de orejas y una remodelación de la nariz, totalmente gratis.

A partir de ese entonces, la vida de esta niña cambió positivamente, según ella en declaraciones que ha dado para varios medios estadounidenses, asegura que ya no es blanco de nadie y considera que la maldición del acoso de sus compañeros de colegio se ha ido de su vida.



Y es que la problemática del bullying, que no sólo se evidencia en Estados Unidos sino también en países como el nuestro, cobra todos los días víctimas desde muy temprana edad, pues según el sitio Web BullyingStatistics.org, especializado en la prevención del matoneo:

«En el 2010 uno de cada siete estudiantes de kinder hasta el grado 12 era un acosador o había sido víctima de acoso escolar». Otros informes también estiman que aproximadamente 160.000 niños faltan todos los días al colegio por temor a ser intimidados por sus compañeros debido a su apariencia física, una de las causas más comunes por las que se presenta el matoneo.

Arianna Adan, de 11 años, padeció la misma pesadilla de Ilse, pues fue víctima de la  intimidación constante de sus compañeros de colegio, debido a las características de sus orejas. En un testimonio para la página de la Sociedad Americana de Cirugía Plástica y Estética su madre asegura que la niña se deprimió hasta tal punto que intentó llevar sus orejas hacia atrás usando una grapadora.

Pero la pregunta es, ¿Sería la cirugía plástica una solución determinante en el caso de los niños que son acosados en el colegio  por su apariencia física? ¿Cómo un conflicto por buying puede motivar a un niño a meterse en un quirófano? ¿No habría sido mejor que Ilse hubiese aprendido a aceptarse a sí misma con sus orejas grandes? o ¿Ya no había otra salida?…

Aunque una cirugía plástica para este tipo de casos sea una posible solución, la perfección física no garantiza que sea la protección ante la intimidación o el bullying, por el contrario, el autoestima es la verdadera arma de defensa.

Las manos de un cirujano plástico no son las únicas que deben intervenir en este tipo de situaciones, definitivamente aquí también deben estar las de los padres de familia, las del colegio y por supuesto, las de profesionales en psicología infantil, pues los problemas de bullying o matoneo no pueden corregirse sólo a punta de incisiones y bisturí.

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