¿Quiere escribir pero nada que arranca?

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Escribir es una tarea difícil. Ahora mismo, dudo sobre la mejor manera de empezar este blog, aunque tengo claro que lo que quiero es compartir con usted mi experiencia en torno a este ejercicio complejo, pero absolutamente liberador.

Digamos que, en primer lugar, no creo en la inspiración como requisito fundamental para escribir. No creo que, al momento de sentarse frente al computador, llegue Harry Potter con su varita mágica, me ilumine la mente y me broten las palabras. Escribir, redactar, elaborar textos claros es cuestión de esfuerzo constante; no de inspiración. Lo primero, el esfuerzo, depende siempre de uno; lo segundo, la “inspiración”, está sujeta al genio de la lámpara de Aladino, por lo cual es algo que está fuera de nuestro alcance.

Lo que sí creo es que hay escritores potenciales ocultos por obra y gracia de bloqueos generados en la familia, en la escuela, en el colegio, en la vida laboral. No sé. A veces, en talleres de Redacción con empresas, nota uno que hay grandes profesionales que tienen su cuento claro en la mente, pero a la hora de pasarlo al papel se bloquean, dan infinidad de vueltas, se confunden y confunden al lector.

Entonces, número uno, es necesario convencerse de que escribir es cuestión de esfuerzo y práctica constante; número dos, tenemos que desactivar esos bloqueos adquiridos. ¿Cómo? Le propongo que ensaye estos diez consejos:

1. Piense primero; luego escriba
El desconocimiento del tema es una de las causas más frecuentes de bloqueos a la hora de escribir. Es imposible llevar al papel algo que ni siquiera en nuestra mente está absolutamente claro, definido. Si no comprende el asunto sobre el cual va a escribir, es muy posible que permanezca durante varios minutos contemplando la pantalla del computador. Entonces, entienda el conjunto de lo que quiere contar así como cada una de sus partes; sopéselas, mídalas, contraste la información, despeje dudas, absuelva interrogantes, descubra el quid del asunto que pretende comunicar antes de escribir cualquier sílaba.

2. No se enrede en malabarismos
Segunda causa de bloqueo, querer partir la historia en dos: antes y después de mi escrito. Escriba sin presiones de ninguna naturaleza y, más aún, sin la aspiración de convertirse en nobel de Literatura. Siga la Estructura Sintáctica de la Oración. ¿Se acuerda? Sujeto, verbo y complemento. Es la fórmula más fácil y sencilla para conectar una palabra con otra y construir una idea clara y completa. No se afane; escriba sin pretensiones; dele tiempo al tiempo.

3. Determine la extensión
Tercera causa de bloqueo: la extensión. Si determina la importancia del tema que va a comunicar y evalúa el destinatario, le resultará más fácil saber cuánto debe escribir. La importancia del tema está dada por múltiples factores, pero piense, sobre todo, en el interés que el asunto genera para el lector. Si el interés es grande, la extensión también deberá serlo. Adicionalmente, elabore una estructura de lo que quiere comunicar; jerarquice las ideas, póngales valor.

4. Recuerde que a mayor interés, mejor resultado
En términos generales, nos resulta más fácil hacer lo que nos gusta, que lo que no. Un claro ejemplo de ello es que para un estudiante al que le gusten las matemáticas es más fácil obtener buenas calificaciones sin estudiar mucho, que para uno al que no le gusten. Es una ecuación directamente proporcional. Si genera resistencia frente al ejercicio de escribir, los bloqueos lo nublan. Enfrente la tarea sin prevenciones, sin resistencias, sin fastidios, sin pesimismos, sin aburrimiento. Genere empatía hacia la palabra escrita.

5. Use los diccionarios
Hace unos cuantos años, los estudiantes de Periodismo debíamos llevar a la clase de Redacción los diccionarios de la Real Academia Española de la Lengua, que eran algo así como “los libros gordos de Petete”. Hoy la cosa es fácil: están solo a un clic. Puede descargar a su celular o al escritorio de su computador el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, el de sinónimos y antónimos, el de conjugación, el Panhispánico de dudas… Pero, por favor, ¡úselos! De esta manera se blinda contra términos inapropiados.

6. Juegue con las palabras
Truman Capote, el más grande escritor del Periodismo Literario, decía: “Para mí, el mayor placer de la escritura no es el tema que se trate, sino la música que hacen las palabras”. Escribir es como componer una melodía o preparar un buen plato de comida: hay que mezclar bien las notas; revolver bien los ingredientes y balancear tonos y sabores. Por eso, ¡juegue con las palabras! Ensaye sinónimos, cambie artículos, deles vuelta a las palabras y a las frases y quédese con la que mejor le suene.

7. Corrija su propio texto cuantas veces sea necesario
¡Qué dolor da cuando a uno le corrigen un texto propio que creía magistral! Porque uno siente que eso que acaba de escribir es como un hijito. Pero, haga una cosa antes de entregárselo a su jefe o a su profesor: pídale a su compañero de oficina o de salón que lo lea y, posiblemente, le dirá que no lo entiende. A usted le parece magistral, pero… ¡No se entiende! El poeta latino Horacio decía: “Si quieres ser leído más de una vez, no vaciles en borrar a menudo”. Entonces, sea exigente con el ejercicio de escritura: lea, relea, borre, vuelva a escribirlo cuantas veces sea necesario.

8. Dedíquele unos minutos a leer un buen libro
Una buena novela, un buen artículo, una buena crónica, un buen reportaje. “La buena literatura enseña al aprendiz cuestiones de estilo, agilidad narrativa, estructura argumental, elaboración de personajes verosímiles y sinceridad creativa”, dice Stephen King. Y Roland Barthes se adelantó hace unos años: “La lectura es buena conductora del deseo de escribir”. Dedíquele tiempo a leer cosas diferentes a las que habitualmente tiene que leer como parte de su profesión o como requisito académico. ¡Diviértase con otras historias!

9. Persista; no desista
El empresario estadounidense Thomas J. Watson decía en sus charlas: “Es mejor apuntar a la perfección y fallar; que apuntar a la imperfección y dar en el blanco”. Churchill, aunque dramático, lo decía con un tono más realista: “El éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse”. Escribir no es una tarea fácil. Hasta los más laureados escritores, hoy premios nobel de Literatura, lo reconocen. Así que… ¡no bote la toalla tan facilito! “Escribiendo se aprende a escribir”, dice el proverbio latino.

10. Piense en las ganancias
Un texto claro y bien escrito suscita interés; un texto confuso, en cambio, genera resistencia. Si usted escribe bien, aumentan diametralmente sus eficacias comunicativas, con lo cual fortalece no solo sus relaciones personales, sino su credibilidad. Y si tiene credibilidad está en el camino adecuado para convertirse en una persona “con autoridad en la materia”. Y las ganancias económicas, ¡ni hablar! “El español –dice la Fundación Ideas- es una potente herramienta de comunicación internacional que favorece la movilidad profesional, la inserción laboral de aquellos que la hablan y la estudian y las relaciones comerciales”.
Entonces, ¿qué espera? ¡Piérdale el miedo a escribir y arranque!